Monición de entrada
Queridos hermanos, nos complace darles la más cordial bienvenida a la casa de Dios, a la que nos convoca Jesús para compartir su banquete con nosotros, en este primer domingo del tiempo de cuaresma.
Ayudados por los recursos pedagógicos de la Cuaresma -ambientación más austera, cantos propios de este tiempo, el silencio del aleluya y del Gloria- y sobre todo por los textos de oración y las lecturas bíblicas, nos disponemos a emprender, en compañía de Jesús, su «subida a la Cruz», para pasar juntamente con él, este año con mayor decisión que en los anteriores, a la vida nueva de la Pascua.
Cristo, con su obediencia, hoy quiere restaurar nuestra vida de pecado. Abramos nuestro corazón para que pueda hacerlo y comencemos esta misa con el canto de entrada. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición única para todas las lecturas
Al iniciar la Cuaresma, la Palabra pone su acento en la tentación. El Génesis nos recuerda la desobediencia de Adán y Eva, que sucumbieron a la tentación de querer ser como Dios. Cristo, con su obediencia, rompe la dinámica de las consecuencias de ese pecado, según lo afirma San Pablo y San Mateo: que Jesús vence la vieja tentación que amenazaba desde el principio a la humanidad. Que su obediencia de Hijo nos hace descubrir que es imposible reencontrar el camino de la salvación al margen de la voluntad de Dios.
Preparémonos para la escucha atenta de esta Palabra.
Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Génesis 2, 7-9; 3, 1-7)
De las grandes etapas de la historia de la salvación que iremos meditando en las primeras lecturas de los domingos de Cuaresma, hoy empezamos con la primera página del Génesis: después de la admirable creación por parte de Dios, nos encontramos en seguida con la tentación y el pecado. Escuchemos con mucha atención.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 2, 7-9; 3, 1-7
El Señor Dios modeló al hombre de arcilla del suelo, sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre se convirtió en ser vivo.
El Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.
El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos de ver y buenos de comer; además, el árbol de la vida, en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.
La serpiente era el más astuto de los animales del campo que el Señor Dios había hecho. Y dijo a la mujer:
—«¿Cómo es que os ha dicho Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?».
La mujer respondió a la serpiente:
—«Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; solamente del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios:
«No comáis de él ni lo toquéis, bajo pena de muerte»».
La serpiente replicó a la mujer:
—«No moriréis. Bien sabe Dios que cuando comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios en el conocimiento del bien y del mal».
La mujer vio que el árbol era apetitoso, atrayente y deseable, porque daba inteligencia; tomó el fruto, comió y ofreció a su marido, el cual comió.
Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron cuenta de que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 50)
Al comenzar la cuaresma, con el salmo 50 asumimos, como Iglesia, los pecados de la comunidad cristiana de todos los tiempos e incluso los de la humanidad entera.
En comunión con la Iglesia pecadora y con toda la humanidad, imploremos el perdón de nuestros propios pecados diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17
R. Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa,
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces. R.
Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.
Monición a la segunda lectura (Romanos 5, 12-19)
El pasaje de la carta a los Romanos, que hoy escucharemos, conecta perfectamente a los dos protagonistas de las otras lecturas: Adán y Cristo. Lo que acarreó el pecado del primer Adán -la muerte- ha quedado ampliamente superado por lo que nos ha conseguido el segundo y definitivo Adán, Cristo Jesús: la vida. Pongamos mucha atención a este mensaje.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12-19
Hermanos:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron.
Porque, aunque antes de la Ley había pecado en el mundo, el pecado no se imputaba porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como la de Adán, que era figura del que había de venir.
Sin embargo, no hay proporción entre el delito y el don: si por la transgresión de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, sobró para la multitud.
Y tampoco hay proporción entre la gracia que Dios concede y las consecuencias del pecado de uno: el proceso, a partir de un solo delito, acabó en sentencia condenatoria, mientras la gracia, a partir de una multitud de delitos, acaba en sentencia absolutoria.
Por el delito de un solo hombre comenzó el reinado de la muerte, por culpa de uno solo. Cuanto más ahora, por un solo hombre, Jesucristo, vivirán y reinarán todos los que han recibido un derroche de gracia y el don de la justificación.
En resumen: si el delito de uno trajo la condena a todos, también la justicia de uno traerá la justificación y la vida.
Si por la desobediencia de uno todos se convirtieron en pecadores, así por la obediencia de uno todos se convertirán en justos.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Mateo 4, 1-11)
Si en la primera lectura veíamos a Adán sucumbiendo ante la tentación de Satanás, el evangelio de San Mateo nos ofrece hoy la otra cara: a Jesús que resiste las tentaciones del maligno, y nos queda de ejemplo para resistir nosotros también. Aprendamos de Jesús cómo conseguir la victoria ante la tentación, escuchando con atención el santo evangelio.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 1-11
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.
El tentador se le acercó y le dijo:
—«Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes».
Pero él le contestó, diciendo:
—«Está escrito: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»».
Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice:
—«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras»».
Jesús le dijo:
—«También está escrito: «No tentarás al Señor, tu Dios»».
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo:
—«Todo esto te daré, si te postras y me adoras».
Entonces le dijo Jesús:
—«Vete, Satanás, porque está escrito: «Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto»».
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Opción 1
Presidente: Amados hermanos, pidamos la misericordia de Dios en favor de todos los hombres y supliquemos el perdón para cuantos hemos pecado. Después de cada petición diremos:
Ten misericordia de nosotros, Señor.
- Por la Iglesia, para que, en este tiempo de cuaresma, Dios conceda a cada uno de sus miembros, la fuerza necesaria para luchar contra el mal, convertirse de su mala conducta y retornar al camino del bien. Oremos.
- Por quienes gobiernan las naciones, especialmente por los de nuestro país, para que eviten la tentación el dinero y su poder para beneficio propio o para hacer daño a terceras personas, sino para el bien de toda la sociedad. Oremos.
- Por todos los que sufren, especialmente por los enfermos, los abandonados y los que carecen de una vivienda digna, para sepan completar, con su dolor, lo que falta a la pasión de Cristo. Oremos.
- Por todo nosotros, para que, contemplando la victoria de Cristo sobre las tentaciones, aprendamos a vencer el pecado y resistamos a las provocaciones del maligno. Oremos.
Presidente: Señor, Dios nuestro, que conoces la fragilidad de la naturaleza humana, herida por el pecado de Adán, escucha las oraciones de tu pueblo y concédele iniciar el camino cuaresmal con la fuerza de tu Palabra, para que venza las tentaciones del Maligno y llegue, con gozo, a las fiestas pascuales. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Opción 2
Presidente: En este camino cuaresmal que hoy comenzamos, oremos al Señor Dios, que dispuso darnos su gracia por medio de Jesucristo, diciendo todos:
Ten misericordia de nosotros y escucha nuestra oración.
- Por nuestra Santa Madre Iglesia, para que se siga manteniendo firme ante las tentaciones de los poderes terrenales. Oremos.
- Por los gobiernos del mundo, para que el afán de poder y dominio no les lleve a pisotear la dignidad del hombre. Oremos.
- Por los más desprotegidos de la sociedad, para que el pan de la palabra reavive en ellos las esperanzas de un futuro mejor. Oremos.
- Por nosotros aquí reunidos, para que después de haber escuchado el Evangelio de hoy se nos despierte el hambre de la Palabra de Dios. Oremos.
Presidente: Padre misericordioso, escucha nuestra oración y perdona nuestras culpas, para que recobremos la alegría de tu salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Con las ofrendas del Vino y el Pan, llevemos también al altar nuestros propósitos de conversión para prepararnos mejor en nuestro camino hacia la Pascua.
Comunión
«No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios«.
Queridos hermanos, acerquémonos ahora a comulgar y pidamos a Dios que el pan que hoy recibiremos nos ayude a sentir siempre hambre de Cristo, pan vivo y verdadero, y nos enseñe a vivir constantemente de toda Palabra que sale de su boca.
Final
El mundo está lleno de tentaciones, pero de Cristo hoy hemos aprendido cómo resistirlas. Vayamos a vivir la Palabra que hemos escuchado, resistiendo al pecado y viviendo en gracia de Dios para vivir mejor la Cuaresma y prepararnos para la Pascua.
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Fuente: Aldazábal, José, Enséñame tus caminos 8 – Los Domingos Ciclo A, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2004; La Casa de la Biblia, Tú tienes palabras de vida – Lectura Creyente de los Evangelios Dominicales Ciclo A, Editorial Verbo Divino, 2010; Bartolomé, Juan J., El Corazón de la Palabra Ciclo A, Editorial CCS; Farnés Sherer, Pedro, Roguemos al Señor, Buena Prensa, 2019