Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Es una alegría tenerles nuevamente en este lugar para la eucaristía dominical. Llegamos ya al decimocuarto domingo del Tiempo Ordinario y hoy escucharemos sobre un Reino de Dios que es para los sencillos y humildes.
Por eso, con esa humildad y sencillez, pero con mucho gozo, comencemos la celebración de estos misterios cantando juntos. De pie por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición única para todas las lecturas
Las lecturas de hoy resaltan las virtudes de la humildad y sencillez del Mesías. Zacarías nos presenta la figura de un rey humilde y pacífico, despojado de los rasgos de rasgos guerreros. Es la figura de Cristo, sencillo y humilde de corazón, como nos lo presenta el Evangelio de San Mateo. Con humildad convoca a los sencillos para hacerles la donación del Espíritu, a través del cual, como lo dirá San Pablo, podremos participar de la Resurrección de Cristo.
Atentos escuchemos la Palabra.
Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Zacarías 9, 9-10)
El profeta Zacarías nos anticipa lo que ya nos manifestará el Evangelio de hoy. Nos presenta la figura de un Rey victorioso pero humilde y pacífico, que nos librará de toda esclavitud. Fue una gran noticia para el pueblo de Israel y ahora lo es para nosotros.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Zacarías 9, 9-10
Así dice el Señor:
«Alégrate, hija de Sión;
canta, hija de Jerusalén;
mira a tu rey que viene a ti
justo y victorioso;
modesto y cabalgando en un asno,
en un pollino de borrica.
Destruirá los carros de Efraín,
los caballos de Jerusalén,
romperá los arcos guerreros,
dictará la paz a las naciones;
dominará de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 144)
El salmo 144 nos invita a alabar la perfección de Dios que ha realizado innumerables obras en favor nuestro. Alabémoslo diciendo todos:
Monición al salmo responsorial: Salmo 144, 1-2. 8-9. 10-11. 13cd-14
R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.
El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R.
Monición a la segunda lectura (Romanos 8,9.11-13)
Durante varios domingos leeremos este importante capítulo 8 de la carta a los Romanos. Hoy san Pablo nos presenta nuevamente el binomio «Espíritu» y «Carne», para exhortarnos a vivir, ya no según la carne, sino según el Espíritu que nos fue dado por Cristo, para que un día resucitemos también con Él.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 9. 11-13
Hermanos:
Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros.
El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo.
Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Mateo 11, 25-30)
El Evangelio de San Mateo no sólo nos dice hoy que Jesús rezaba, sino que nos transmite el
contenido de esa oración. Preparémonos con el canto del aleluya para escuchar esta Palabra.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús:
—«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Opción 1
Hermanos, Jesús nos ha pedido que vayamos a Él cuando estemos cansados y agobiados. Con esa confianza presentemos a Dios Padre, nuestras oraciones diciendo todos:
Padre, escúchanos.
- Por la Iglesia y sus ministros, responsables de proclamar con valentía la Buena Nueva de salvación, para que lo hagan sin perder su carácter de humildad y servicio. Oremos.
- Por los que ocupan algún cargo en el gobierno de las naciones, para que busquen siempre el bienestar social de los pueblos, promoviendo la paz y la justicia. Oremos.
- Por todos aquellos a quienes el peso de las preocupaciones les mantienen agobiados y cansados, para que encuentren en Cristo, paciente y humilde de corazón, el alivio a todas sus penas. Oremos.
- Por quienes este día nos encontramos aquí reunidos, celebrando esta santa misa, para que comprendamos el mensaje que la Palabra nos ha transmitido y lo comuniquemos a los demás. Oremos.
Presidente: Escucha, padre de bondad, las súplicas que con fe te dirijimos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Opción 2
- Oremos por los pastores que Dios ha puesto al frente de su Iglesia, para que el Espíritu Santo les ayude a conducir con mansedumbre a la grey encomendada. Roguemos al Señor.
- Pidamos por los que gobiernan las naciones, para que la Palabra de hoy les impulse a la búsqueda de la paz de forma pacífica. Roguemos al Señor.
- Por los que se sienten agobiados por las necesidades extremas que nos azotan en nuestros tiempos, para que atiendan el llamado de Cristo y acudan a él, que ofrece descanso y paz. Roguemos al Señor.
- Por los que hemos atendido ahora el llamado de Jesús a participar de su banquete, para que vayamos a testificar con nuestro ejemplo de vida. Roguemos al señor.
Presentación de las ofrendas
Presentemos estos dones de pan y vino, sencillos, como quiere el Señor que sean las actitudes de nuestro corazón. Cantemos y ofrezcamos también nuestra ofrenda económica.
Comunión
Jesús nos ha invitado hoy a vivir en la sencillez y la humildad. Con un corazón sencillo y humilde, acerquémonos a recibirle en la Comunión. Cantemos todos.
Final
Con la bendición del Señor nos vamos a nuestros hogares, a vivir la sencillez y la humildad que nos ha recordado en su Palabra, sabiendo que podemos acudir a Jesús cada vez que estemos cansados y agobiados.
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Fuentes: Aldazábal, José, Enséñame tus caminos 8 Los Domingos Ciclo A, Centro de Pastoral Litúgica Barcelona, 2004; Gutiérrez A. Guillermo, Hablaré de Tí a mis hermanos Ciclo A; La Casa de La Bilia, Tú tienes Palabras de vida, Ciclo A, Verbo Divino; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario Ciclo A.