Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches), queridos hermanos. Como una sola familia nos reunimos nuevamente en la casa de Dios para celebrar la Cena del Señor. Sean todos bienvenidos.
Estamos ya en el vigésimo quinto domingo dentro del Tiempo Ordinario, y la liturgia nos trae una parábola digna de profunda meditación sobre las tarifas que Dios tiene para premiar nuestro trabajo en su viña. Nuestros planes no son los suyos. La justicia y la bondad de Dios sobrepasan nuestros cálculos humanos.
Dispuestos a aceptar el llamado que Dios hace a cada uno de nosotros, comencemos esta celebración entonando todos el canto de entrada.
Moniciones a las lecturas
Monición única para todas las lecturas
Las lecturas de este domingo nos traen un mensaje bastante desconcertante porque es grande la distancia entre los proyectos de Dios y los nuestros, como dice Isaías. Y tal como sugiere el evangelio, en todo momento el Señor sobrepasa hasta el infinito nuestras mezquinas expectativas. Hoy nos llama a trabajar por su reino, a todos, sin importar la etapa de nuestra vida. Escuchemos atentos.
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Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Isaías 55, 6-9)
Escucharemos un pasaje de la segunda parte del libro de Isaías con un mensaje optimista. El profeta quiere que nos convirtamos a Dios, al que describe como siempre fiel a su alianza y «rico en perdón», e invita a que todos rehagan su propio camino, si se han desviado.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 55, 6-9
Buscad al Señor mientras se le encuentra,
invocadlo mientras está cerca;
que el malvado abandone su camino,
y el criminal sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad,
a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
—oráculo del Señor—.
Como el cielo es más alto que la tierra,
mis caminos son más altos que los vuestros,
mis planes, que vuestros planes.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 144)
La misericordia de Dios es manifestada por el salmo 144, al que nos uniremos respondiendo.
Salmo responsorial: Salmo 144, 2-3. 8-9. 17-18
R. Cerca está el Señor de los que lo invocan.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R.
El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.
El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R.
Monición a la segunda lectura (Filipenses 1, 20c-24. 27a)
Comenzamos hoy la lectura de la carta a los Filipenses. Hoy nos presenta a San Pablo dividido por dos pasiones: su deseo de estar con Cristo, su vida, y la urgencia de estar con sus cristianos, la razón de su apostolado.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 20c-24. 27a
Hermanos:
Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger.
Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros.
Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Mateo 20, 1-16)
Mediante una parábola desconcertante, porque los caminos de Dios no son nuestros caminos, Jesús quiere hoy mostrarnos el retrato de un Dios que es bondad y misericordia. Preparémonos a la escucha de esta palabra, cantando el aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
—«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.
Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:
«Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido».
Ellos fueron.
Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo.
Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
«¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?».
Le respondieron:
«Nadie nos ha contratado».
Él les dijo:
«Id también vosotros a mi viña».
Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz:
«Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros».
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.
Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo:
«Estos últimos han trabajado sólo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno».
Él replicó a uno de ellos:
«Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia por que yo soy bueno?».
Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Oremos al Señor, Dios nuestro, que está siempre cerca de todos los que lo invocan, y oremos por todos, diciendo:
Señor, escucha la oración de tu pueblo.
- Para que nuestra Santa Madre Iglesia acoja, con la misma benevolencia de Dios, a
todos los que desean colaborar en su reino. Oremos. - Para que las leyes que rigen a nuestros pueblos se basen siempre en la justicia y nuestros gobiernos fomenten la paz y la libertad. Oremos.
- Por todos los necesitados, especialmente por aquellos que añoran su patria natal o sufren por vivir lejos de sus hogares, para que reciban de Dios el consuelo y la fortaleza. Oremos.
- Para que nosotros, reunidos en torno al alatar de Dios, para que no caigamos en la tentación de la envidia y de exigir nuestros derechos a costa de los demás. Oremos.
Presidente: Señor, Dios nuestro, justo en todos tus caminos, bondadoso en todas tus
acciones, en ti ponemos nuestra confianza y te pedimos que atiendas a nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Alabemos a Dios por todos los dones que de Él recibimos y llevemos al altar nuestras ofrendas de pan y vino.
Comunión
Jesús es el Pan de Vida que ahora se nos da en la Santa Comunión. Acerquémonos a recibirle cantando…
Final
Ahora vamos al mundo que nos rodea, donde no siempre es fácil ser testimonio. Pero con la fortaleza que hemos recibido en esta Santa Misa y con la oración personal diaria, lo conseguiremos y vendremos gozosos el siguiente domingo a reunirnos nuevamente como familia cristiana.
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