Monición de entrada
Muy buenos días (tardes, noches) queridos hermanos, nos encontramos ya en el trigésimo segundo domingo del tiempo ordinario y nos satisface tenerles en este lugar para la celebración eucarística de hoy.
El domingo próximo celebraremos la fiesta de Cristo Rey. Con ella se cierra el año eclesiástico. Estamos hoy, por lo tanto, en la recta final del año y las lecturas bíblicas seleccionadas para este domingo orientan nuestra mirada y pensamiento a Dios, meta de nuestro camino y encuentro con nuestra felicidad.
Nos preparamos para celebrar con alegría y fe la Liturgia de este trigésimo tercer domingo del Tiempo Ordinario. De pie, cantamos.
Moniciones a las lecturas
Monición única para todas las lecturas
La Palabra de Dios hoy nos manda a permanecer vigilantes, como lo dirá San Pablo, para que la Venida de Cristo no nos sorprenda. Mientras esperamos debemos trabajar, como la mujer de la primera lectura, para hacer producir los talentos que nos presenta el evangelio de hoy. Con atención escuchemos esta Palabra.
Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31)
Simbolizando al hombre sensato que sabe utilizar los dones recibidos, el libro de los proverbios ensalza la figura de la mujer trabajadora.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31
Una mujer hacendosa, ¿Quién la hallará?
Vale mucho más que las perlas.
Su marido se fía de ella,
y no le faltan riquezas.
Le trae ganancias y no pérdidas
todos los días de su vida.
Adquiere lana y lino,
los trabaja con la destreza de sus manos.
Extiende la mano hacia el huso,
y sostiene con la palma de rueca.
Abre sus manos al necesitado
y extiende el brazo al pobre.
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura,
la que teme al Señor merece alabanza.
Cantadle por el éxito de su trabajo,
que sus obras la alaben en la plaza.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 127)
En el contexto escatológico del fin del año, el salmo 127, que contiene la descripción de un hogar feliz, es una alusión de la fidelidad y fecundidad de la gran familia llamada al reino futuro. Unámonos al salmista respondiendo:
Salmo responsorial: Salmo 127, 1-2. 3. 4-5
R. Dichoso el que teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.
Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.
Monición a la segunda lectura (1 Tesalonicenses 5, 1-6)
Respondiendo a una inquietud de sus cristianos, Pablo nos recuerda que el Resucitado vendrá de nuevo para asociar a su triunfo a todos los que le hayan esperado, vivos o ya muertos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6
En lo referente al tiempo y las circunstancias no necesitáis, hermanos, que os escriba.
Sabéis perfectamente que el día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: «Paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.
Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, para que ese día no os sorprenda como un ladrón, porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no lo sois de la noche ni de las tinieblas.
Así, pues, no durmamos como los demás, sino estemos vigilantes y despejados.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Mateo 22, 34-40)
Como el domingo pasado con la parábola de las muchachas que debían estar preparadas para cuando llegara el novio, hoy Jesús nos enseña una lección parecida con la de los empleados que deben rendir cuentas de su actuación cuando vuelva el amo de su viaje. Preparémonos cantando el aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
—«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno; a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.
En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
«Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco».
Su señor le dijo:
«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor».
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:
«Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos».
Su señor le dijo:
«Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor».
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo:
«Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo».
El señor le respondió:
«Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes»».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Al Señor, Dios nuestro, que distribuye sus dones entre nosotros, presentemos nuestras plegarias respondiendo:
«Recuérdanos, Señor, tu gloriosa venida.»
- Para que tu Iglesia todos haga fructificar el tesoro de valores que has depositado en ella. Oremos.
- Para que los gobiernos de los pueblos trabajen por la igualdad de oportunidades para todos, evitando que se pierda algún talento. Oremos.
- Para que entre los cristianos haya siempre una preocupación por atender a los que sufren. Oremos..
- Para que todos nosotros no caigamos en la tentación de la pereza y la rutina, sino que hagamos rendir los dones que que nos has dado, poniéndolos al servicio de todos. Oremos.
Presidente: Escúchanos, Señor, y ten misericordia cuando vuelvas y te pongas a ajustar cuentas con nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Presentemos, hermanos, nuestros dones. Celebremos como cada domingo, la Eucaristía, porque ello nos ayuda a estar atentos y vigilantes en el tiempo de la espera de la Venida Gloriosa del Señor.
Comunión
El Cuerpo glorioso del Señor Jesús, que comemos cada domingo, nos dispone para salir a su encuentro cuando él llegue en su segunda venida. Acerquémonos con devoción a recibirle. Cantemos todos…
Final
Vamos ahora al mundo a testimoniar con nuestra vida, viviendo como quienes están seguros y anhelantes de la Venida gloriosa y definitiva de nuestro Señor Jesucristo.