Para los lugares donde corresponda, ver: Moniciones y Lecturas Solemnidad de la Epifanía del Señor
Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches): les damos una cordial bienvenida a la celebración de la Fiesta del Bautismo del Señor, «en el que maravillosamente es proclamado como Hijo amado de Dios, las aguas son santificadas, el hombre es purificado y se alegra toda la tierra.»
La escena del bautismo de Jesús en el Jordán marca la transición del tiempo navideño al tiempo ordinario, dando inicio a la misión de Jesús con la confirmación oficial de su mesianismo. Del Niño recién nacido pasamos al Profeta y Maestro que nos ha enviado Dios y que va a iniciar su misión.
Esta es una celebración muy especial, por lo que comenzamos cantando con gozo. De pie por favor…
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Moniciones a las lecturas
Para los lugares donde corresponda, ver: Moniciones y Lecturas Solemnidad de la Epifanía del Señor
Monición única para todas las lecturas
Estamos celebrando la Fiesta del Bautismo del Señor, y todas las lecturas de hoy están escogidas para ayudarnos a comprender el significado de este acontecimiento y descubrir, más allá de las apariencias, que Jesús es el Hijo amado de Dios, ungido por la fuerza de su Espíritu para una misión de salvación.
Una palabra se repite en todas estas lecturas: agua. Agua que da el Señor y que es
símbolo de su palabra viva y eficaz. Con mucha atención escuchemos esta Buena Nueva.
Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Isaías 42, 1-4. 6-7)
El profeta Isaías incluyó en su predicación cuatro «cantos del Siervo de Yahvé», de los que hoy leemos el primero, que es un poema preparativo para lo que luego escuchamos en el evangelio, porque el siervo es aquí figura del Mesías elegido por Dios para líder de su pueblo, objeto de sus complacencias. Preparémonos para escuchar atentamente.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 42, 1-4. 6-7
Así dice el Señor:
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, a quien prefiero.
Sobre él he puesto mi espíritu,
para que traiga el derecho a las naciones.
No gritará, no clamará,
no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
el pábilo vacilante no lo apagará.
Promoverá fielmente el derecho,
no vacilará ni se quebrará,
hasta implantar el derecho en la tierra,
y sus leyes que esperan las islas.
Yo, el Señor, te he llamado con justicia,
te he cogido de la mano,
te he formado, y te he hecho
alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la prisión,
y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 28)
El salmo 28 parece preludiar ya la designación oficial de Jesús como el Mesías y el Rey en el río Jordán. Un Rey que viene a traer la paz. Por eso nos unimos al salmista diciendo todos:
«El Señor bendice a su pueblo con la paz.»
Salmo responsorial: Salmo 28, 1a y 2. 3ac-4. 3b y 9b-10
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.
La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R.
El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!».
El Señor se sienta por encima del aguacero,
el Señor se sienta como rey eterno. R.
Monición a la segunda lectura (Hechos de los apóstoles 10, 34-38)
Pedro, en la Casa de Cornelio, hace un resumen del episodio del Bautismo de Jesús en el Jordán. El bautismo de un pagano, cuyo relato escucharemos a continuación, es un claro mensaje de la universalidad de la salvación.
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 10, 34-38
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
—«Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo, aunque la cosa empezó en Galilea. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Marcos 1, 7-11)
El Bautismo de Jesús por parte del Bautista, en el Jordán, es un acontecimiento al que los cuatro evangelistas dan mucha importancia. Hoy escucharemos la versión de San Marcos, quien enlaza la escena con el anuncio que había hecho el Bautista. Preparémonos para escuchar esta Palabra. De pie…
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 7-11
En aquel tiempo, proclamaba Juan:
—«Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias.
Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».
Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:
—«Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto».
Palabra del Señor.
Lecturas alternativas para el presente ciclo B:
Monición a la primera lectura (Isaías 55, 1-11)
El profeta -el «segundo Isaías», expresa en esta página una oferta gratuita que Dios hace a su pueblo, sobre todo, de la alianza siempre renovada. Es un mensaje que lleva a un pueblo que apenas sostenía ya la esperanza de retornar del exilio. Atentos escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 55, 1-11
Así dice el Señor:
«Oíd, sedientos todos, acudid por agua,
también los que no tenéis dinero:
venid, comprad trigo, comed sin pagar
vino y leche de balde.
¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta,
y el salario en lo que no da hartura?
Escuchadme atentos, y comeréis bien,
saborearéis platos sustanciosos.
Inclinad el oído, venid a mí:
escuchadme, y viviréis.
Sellaré con vosotros alianza perpetua,
la promesa que aseguré a David:
a él lo hice mi testigo para los pueblos,
caudillo y soberano de naciones;
tú llamarás a un pueblo desconocido,
un pueblo que no te conocía correrá hacia ti;
por el Señor, tu Dios,
por el Santo de Israel, que te honra.
Buscad al Señor mientras se le encuentra,
invocadlo mientras esté cerca;
que el malvado abandone su camino,
y el criminal sus planes;
que regrese al Señor, y él tendrá piedad,
a nuestro Dios, que es rico en perdón.
Mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
—oráculo del Señor—.
Como el cielo es más alto que la tierra,
mis caminos son más altos que los vuestros,
mis planes, que vuestros planes.
Como bajan la lluvia y la nieve del cielo,
y no vuelven allá sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come,
así será mi palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que hará mi voluntad
y cumplirá mi encargo».
Palabra de Dios.
Monición al Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6
El salmo retoma la oferta del agua que Dios nos hace. Manifestemos nuestra aceptación de esa oferta y pongamos nuestra confianza en Dios diciendo todos: «Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación»
Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd. 5-6
R. Sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
El Señor es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel». R.
Monición a la segunda lectura (1 Juan 5, 1-9)
En una condensación de la primera carta de Juan, aparece hoy el «trinomio» de testigos que nos aseguran que Jesús es el Hijo de Dios: el Espíritu, el agua y la sangre, tres testigos que tienen particular actualidad en la fiesta del Bautismo de Jesús. Escuchemos atentos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 5, 1-9
Queridos hermanos:
Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardamos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los testigos: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres están de acuerdo. Si aceptamos el testimonio humano, más fuerza tiene el testimonio de Dios. Éste es el testimonio de Dios, un testimonio acerca de su Hijo.
Palabra de Dios.
Oración de los fieles
Presidente: A Dios Padre, rico en misericordia, que perdona y justifica a quien se dirige a Él, elevemos nuestra oración y digamos:
Renueva en nosotros la gracia del Bautismo
- Por nuestra Santa Madre Iglesia, de la que somos miembros por el bautismo, para que tome una firme posición contra el pecado y acoja con bondad a los pecadores que vuelven al Padre, perseverando en el camino de conversión y purificación tras su Maestro. Oremos.
- Por el Papa y todos los que están comprometidos en la nueva evangelización, para que, a través del ministerio de la predicación, anuncien a todo hombre el inmenso don del Bautismo, mediante el cual podemos ser renovados interiormente a imagen del Hijo, en quien el Padre ha puesto su complacencia. Oremos.
- Por las personas que aún no han descubierto la presencia y la acción del Espíritu Santo en su vida y llevan a cuestas el peso de la existencia, cada día más gravoso, para que puedan abrirse al Consolador, y que su vida, enriquecida con los dones y carismas del Espíritu, sea alegre, suave y libre. Oremos.
- Por los que sufren en el mundo, especialmente los migrantes, para que Dios les asista y proteja. Oremos.
- Por esta comunidad reunida en torno al Banquete Eucarístico, para que vivamos nuestro bautismo actuando como hijos de Dios. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Al llevar los dones de pan y vino al altar, presentemos también un compromiso de vivir cada día como a hijos de Dios corresponde, renovando nuestro bautismo cada día.
Comunión
El pan y el vino ahora son el Cuerpo y la Sangre de Cristo glorificado, comida y bebida de salvación. Acudamos cantando a comulgar.
Final
En su infinita bondad, Dios nos ha mostrado a su Hijo en esta Misa. Es nuestro compromiso ir ahora a mostrarlo al mundo con nuestro testimonio de vida. Con ese propósito firme retornamos a nuestros hogares, esperando encontrarnos nuevamente el próximo domingo.
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Fuentes bibliográficas: Martirologio Romano; Aldazábal, José, Domingos Ciclo B; Konings Johan, Espíritu y Mensaje de la Liturgia Dominical Ciclo B; Editorial San Pablo, Bogotá, 1995; La Casa de la Biblia, Tú tienes Palabras de Vida Ciclo B, Editorial Verbo Divino, Madrid, 2005; Gutiérrez , Guillermo, Hablaré de Ti a mis hermanos Ciclo B, Editorial CCS, Madrid, 2002