Monición de entrada
Tengan muy buenos días (tardes, noches) queridos hermanos, en el quinto domingo del Tiempo Ordinario nos complace darles la bienvenida a esta celebración eucarística.
Como en aquel tiempo se aglomeraba la gente en torno a Jesús para encontrar en él la sanación de sus heridas, también nosotros hoy nos congregamos en torno al altar, donde nos encontraremos con Jesús vivo que quiere alimentarnos y darnos una nueva vida.
En esa búsqueda, comencemos esta santa misa. De pie, cantamos…
Moniciones a las lecturas
Monición única para todas las lecturas
En la primera lectura, nos encontramos con Job que atraviesa tiempos de desgracia y su vida cae en la desesperación. Desde un contexto similar, en el pasaje evangélico Jesús trae vida nueva, salud integral al ser humano. Pablo, en el texto de la carta a los Corintios, manifiesta la profunda necesidad que siente de transmitir el evangelio. Escuchemos atentos este mensaje de salvación.
Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Job 7, 1-4. 6-7)
Como un adelanto del evangelio de hoy, el libro de Job nos presenta el problema del mal en el mundo. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Job 7, 1-4. 6-7
Habló Job diciendo:
—«El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio,
sus días son los de un jornalero.
Como el esclavo, suspira por la sombra,
como el jornalero, aguarda el salario.
Mi herencia son meses baldíos,
me asignan noches de fatiga;
al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré?
Se alarga la noche
y me harto de dar vueltas hasta el alba.
Mis días corren más que la lanzadera,
y se consumen sin esperanza.
Recuerda que mi vida es un soplo,
y que mis ojos no verán más la dicha».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 146)
El salmo 146 parece fijarse en esta situación desesperada que nos presentó la primera lectura, e intenta responder desde la fe. Contestaremos todos:
Salmo responsorial: Salmo 146, 1-2. 3-4. 5-6
R. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. R.
Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre. R.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados. R.
Monición a la segunda lectura (1 Corintios 9, 16-19. 22-23)
En el pasaje que leeremos hoy de San Pablo no se trata, como en los domingos anteriores, de responder a consultas de los corintios. Pablo habla de sí mismo y de lo orgulloso que está de la misión que ha recibido.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9, 16-19. 22-23
Hermanos:
El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio.
Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles, me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos.
Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Marcos 1, 29-39)
Sigue Marcos resumiendo lo que sería el programa de una jornada de Jesús en su ministerio de Profeta. Preparémonos para escuchar este relato, cantando el aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron.
—«Todo el mundo te busca».
Él les respondió:
—«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El Señor Jesús es el principio de la nueva creación; en Él todo hombre se abre a la fe y a la esperanza. Con este espíritu dirigimos nuestra oración al Padre diciendo todos:
Renuévanos con tu presencia, Señor
- Por la Iglesia, para que abra siempre sus puertas al Señor y no se cierre en la vida de conformidad e indiferencia con los más necesitados que acuden solícitos a su presencia. Oremos.
- Por los obispos, sacerdotes, diáconos, ministros consagrados y quienes tienen por misión la evangelización, para que no desfallezcan en su predicación, y a ejemplo de San Pablo, puedan permanecer firmes hasta el fin. Oremos.
- Para que los que rigen los destinos de los pueblos lo hagan con la dedicación que su compromiso requiere. Oremos.
- Para que los más necesitados del mundo, especialmente los emigrantes, encuentren consuelo y protección. Oremos.
- Por todos nosotros, reunidos en torno al altar del Señor, para que no dejemos de anunciar que Cristo es el salvador del mundo, y lo hagamos de forma coherente con nuestra forma de actuar y de anunciar. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Con el pan y el vino ofrezcamos también el fruto de nuestro esfuerzo y nuestra firme disposición de servir a los demás. Cantemos…
Comunión
«Todo el mundo te busca», le dijeron los discípulos a Jesús en el Evangelio de hoy. Nosotros también lo buscamos y Él se deja encontrar. Acudamos a su encuentro en la Santa Comunión. Cantemos todos..
Final
El deseo de anunciar la Buena Noticia hacía que Jesús se moviera con frecuencia de un lugar a otro. Hoy somos nosotros sus instrumentos y vamos a llevar el mensaje de salvación a todos aquellos que lo necesitan.