Color: Verde / Salterio: Semana II
Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Nos reunimos para celebrar la Santa Misa, en el trigésimo domingo del tiempo ordinario, en el que también este año celebramos Domingo Mundial de las Misiones. Sean todos bienvenidos.
La liturgia de este día nos regala un mensaje alentador para todos. Por eso, con mucho entusiasmo y optimismo, cantemos jubilosos y comencemos esta celebración. De pie…
Moniciones a las lecturas
Monición única para todas las lecturas
En las lecturas de hoy, tanto el pueblo de Israel como Bartimeo viven una experiencia de salvación, simbolizada en la curación de la ceguera. Ambos tendrán que responder, ponerse en camino y acoger la promesa que les habla de restauración, de curación. La carta a los Hebreos muestra a Jesús como el modelo de acogida y respuesta a la iniciativa amorosa de Dios. Por eso el salmo es optimista y nos lleva a cantar por la grandeza de Dios y sus obras.
También nosotros estamos llamados hoy a acoger la voz de Jesús, por eso pongamos mucha atención a esta Palabra de hoy.
Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Jeremías 31, 7-9)
De los últimos capítulos del profeta Jeremías, hoy leemos una página esperanzadora. En un momento de restauración política y reforma religiosa, el profeta canta esperanzado el retorno de los exiliados y la reconstrucción del pueblo.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Jeremías 31, 7-9
Así dice el Señor:
«Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos: proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel.
Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra.
Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna.
Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos: los llevaré a torrentes de agua,
por un camino llano en que no tropezarán.
Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 125)
En consonancia con la primera lectura, el salmo 125 tiene un tono optimista que nos lleva a cantar a nosotros también, unidos al salmista, diciendo:
Salmo responsorial: Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
R. El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla:
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.
Monición a la segunda lectura (Hebreos 5, 1-6)
Para destacar la superioridad del sacerdocio de Cristo en relación al sacerdocio de la antigua Alianza, la que se concentraba en el Templo de Jerusalén, el autor de la carta a los hebreos describe ante todo -y es lo que leemos hoy- las características de estos sacerdotes.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 1-6
Hermanos:
Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para presentar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.
Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades.
A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo.
Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy», o, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec».
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Marcos 10, 46-52)
A la salida de Jericó, ya casi a las puertas de Jerusalén, sucede una la milagrosa curación, que nos relata hoy el Evangelio de San Marcos.
Con el canto del aleluya nos preparamos para escucharlo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 46-52
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:
—«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí».
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más:
—«Hijo de David, ten compasión de mí».
Jesús se detuvo y dijo:
—«Llamadlo».
Llamaron al ciego, diciéndole:
—«Ánimo, levántate, que te llama».
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo:
—«¿Qué quieres que haga por ti?».
El ciego le contestó:
—«Maestro, que pueda ver».
Jesús le dijo:
—«Anda, tu fe te ha curado».
Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Dirijamos nuestra oración a Dios, confiados de que Él nos escuchará y digámosle con mucha fe: Ten compasión de nosotros, Señor.
- Por la Iglesia, para que, unida al Señor, camine siempre en la luz y esté dispuesta a amar y perdonar sin casarse nunca de obrar el bien. Roguemos al Señor.
- Por los responsables del orden social y político, para que hagan su trabajo de tal manera que, en la sociedad, nadie quede marginado o excluido en sus proyectos. Roguemos al Señor.
- Por todos nuestros hermanos perseguidos por causa de la fe, para que en la adhesión cotidiana a Cristo sepan donar incluso su misma vida, con la certeza de que la encontrarán un día en la eternidad. Roguemos al Señor.
- Por todos los aquí presentes, para que aprendamos a reconocer al Señor en todos los acontecimientos de nuestra vida, acogiendo las pruebas como un medio de purificación personal. Roguemos al Señor.
Presentación de las Ofrendas
«Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para presentar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados». Junto al pan y el vino, dejemos que el sacerdote nos presente como ofrenda a Dios.
Comunión
«Ánimo, levántate, que él te llama» nos ha dicho el Evangelio de hoy. Jesús nos invita a levantarnos en este momento, para ir a comer su Cuerpo. Cantemos…
Fuentes: Aldazábal, José, Enséñame tus caminos 8 – Los Domingos Ciclo B, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2004; La Casa de la Biblia, Tú tienes palabras de vida – Lectura Creyente de los Evangelios Dominicales Ciclo B, Editorial Verbo Divino, 2010; Bartolomé, Juan J., El Corazón de la Palabra Ciclo B, Editorial CCS; Gutiérrez, Guillermo, Hablaré de Ti a mis hermanos Ciclo B, La Palabra de Dios de los domingos y fiestas, Palabra Viva (2008)