Monición de entrada
Queridos hermanos, les damos una cordial bienvenida a la celebración de esta Santa Misa en el Tercer Domingo de Adviento, llamado también “domingo de gaudete”, o de la alegría.
Que la alegría por la proximidad de la Navidad, reflejada en las lecturas de hoy, nos contagie a todos los cristianos, sumergidos en las dificultades del mundo presente.
Por eso, ahora más que en el resto de los domingos de adviento, iniciemos con mucho júbilo esta Santa Misa, cantando juntos el canto de entrada. De pie…
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Moniciones a las lecturas
Monición única para todas las lecturas
La liturgia de este tercer domingo de Adviento rebosa de alegría, porque ésa es la reacción típica de los que saben que la salvación de Dios está en marcha. En ello insiste el profeta Sofonías, el salmo tomado de Isaías, y las palabras de Pablo recogidas en la carta a los Filipenses. Anunciando la proximidad del Mesías, también Juan Bautista se hace portador de esa Buena Noticia, pero además recuerda las implicaciones éticas que supone acogerla en la propia vida.
Con mucha alegría dispongamos nuestro corazón a la escucha de las lecturas.
Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (So 3, 14-18a)
Comencemos las lecturas de este domingo de Gaudete escuchando un llamado a la alegría que nos hace el profeta Sofonías. Hay muchas razones para estar alegres. Escuchemos el mensaje.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Sofonías 3, 14-18a
Regocíjate, hija de Sión, grita de júbilo, Israel; alégrate y gózate de todo corazón, Jerusalén.
El Señor ha cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos.
El Señor será el rey de Israel, en medio de ti, y ya no temerás.
Aquel día dirán a Jerusalén: «No temas, Sión, no desfallezcan tus manos.
El Señor, tu Dios, en medio de ti, es un guerrero que salva.
Él se goza y se complace en ti, te ama y se alegra con júbilo como en día de fiesta».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Is 12, 2-3. 4bcd, 5-6)
El salmo responsorial hace eco de esa alegría de la que nos ha hablado la primera lectura. Nosotros manifestamos nuestro gozo diciendo juntos:
Interleccional: Isaías 12, 2-3. 4bcd, 5-6
R. Gritad jubilosos: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel».
El Señor es mi Dios y salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti
el Santo de Israel». R.
Monición a la segunda lectura (Flp 4, 4-7)
San Pablo escribe a la comunidad de Filipos, en el norte de Grecia, usando el mismo tono optimista con el que el profeta Sofonías se dirigía al pueblo de Israel. Esta exhortación es para nosotros ahora, por lo que la escucharemos atentos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 4-7
Hermanos:
Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.
Que vuestra mesura la conozca todo el mundo.
El Señor está cerca.
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Lc 3, 10-18)
El Bautista, que ya el domingo pasado nos invitaba a preparar los caminos del Señor, presenta hoy un programa muy exigente en el campo de la actuación moral. Preparémonos para escuchar este mensaje.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 3, 10-18
En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan:
—«¿Entonces, qué hacemos?».
Él contestó:
—«El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo».
Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron:
—«Maestro, ¿qué hacemos nosotros?».
Él les contestó:
—«No exijáis más de lo establecido».
Unos militares le preguntaron:
—«¿Qué hacemos nosotros?».
Él les contestó:
—«No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga».
El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos:
—«Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizara con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga».
Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Hermanos, llenos de gozo y confianza en el amor de Dios, que nos salva por medio de su Hijo, luz del mundo, y nos llama a la conversión por el bautismo, acudamos suplicantes a su bondad y presentémosle nuestras plegarias. Digamos todos: Ven a salvarnos, Señor.
- Por la Iglesia, mensajera de la Luz en el mundo, para que, como Juan el Bautista, sepa decir a todos con signos y palabras que Cristo, el Mesías, es la Buena Noticia de la salvación. Oremos.
- Por los gobernantes y los que ostentan cargos de responsabilidad en las naciones, para que conduzcan a sus pueblos por los caminos de la justicia, la libertad y la pza. Oremos.
- Por los que sufren por falta de vivienda, de pan y de trabajo, para que encuentren en nosotros, personas de buena voluntad, la acogida y ayuda que buscan. Oremos.
- Por los aquí presentes, para que llevemos a todos la esperanza y el gozo de la salvación, compartiendo nuestra vida, nuestra fe y los bienes materiales con nuestros hermanos. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Junto al pan y el vino, ofrezcamos a Dios nuestra alegría por la proximidad de la Navidad. Cantemos todos.
Comunión
Juan el Bautista exhortaba al pueblo y lo preparaba para la pronta venida de Jesús. Hoy lo tenemos en el pan y el vino, y viene a nosotros para que le recibamos en nuestro corazón. Acerquémonos a recibirle. Cantemos…
Final
Hermanos, ha finalizado la misa de este domingo, que ha sido llamado desde hace siglos, domingo «Gaudete», expresión latina que significa: «Alegraos». Uno de los mejores testimonios que podemos dar los cristianos es la alegría, la serenidad, la esperanza que sentimos ante la proximidad de la Navidad.
Vayamos a contagiar de esa felicidad a todos, especialmente a los más desconsolados y tristes por las situaciones difíciles de nuestros tiempos.
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