Monición de entrada
Queridos hermanos, la navidad está cada vez más cerca. Hoy es el penúltimo día de preparación y nos da mucho gusto recibirles en la casa de Dios para la celebración de esta Santa Misa.
Dios envía sus mensajeros a anunciarnos la buena noticia del Nacimiento de Jesús. Abramos nuestro corazón para acoger con alegría ese gran anuncio que nos trae la Palabra de Dios ahora, y comencemos la celebración de estos misterios con el canto de entrada. De pie, cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Malaquías 3, 1-4. 23-24)
En el siglo V Antes de Cristo, en un tiempo de restauración política, que el profeta Malaquías querría que fuera también religiosa, se queja de los abusos que hay en el pueblo y en sus autoridades. Y en ese contexto, hace el anuncio del envío por parte de Dios de un mensajero. Escuchemos este anuncio, que prepara en paralelo el relato evangélico del nacimiento de Juan el Bautista.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la profecía de Malaquías 3, 1-4. 23-24
Así dice el Señor:
«Mirad, yo envío a mi mensajero,
para que prepare el camino ante mí.
De pronto entrará en el santuario
el Señor a quien vosotros buscáis,
el mensajero de la alianza que vosotros deseáis.
Miradlo entrar
—dice el Señor de los ejércitos—.
¿Quién podrá resistir el día de su venida?,
¿Quién quedará en pie cuando aparezca?
Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero:
se sentará como un fundidor que refina la plata,
como a plata y a oro refinará a los hijos de Leví,
y presentarán al Señor la ofrenda como es debido.
Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén,
como en los días pasados, como en los años antiguos.
Mirad: os enviaré al profeta Elías
antes de que llegue el día del Señor,
grande y terrible.
Convertirá el corazón de los padres
hacia los hijos,
y el corazón de los hijos hacia los padres,
para que no tenga que venir yo a destruir la tierra».
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial (Salmo 24)
Con el compromiso de caminar por las sendas de Dios, con lealtad y rectitud, guardando la alianza con Dios, el salmo 24 nos anuncia la pronta venida del Señor. Por eso nosotros repetimos con toda confianza:
«Levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación.»
Salmo responsorial: Salmo 24, 4-5ab. 8-9. 10 y 14
R. Levantaos, alzad la cabeza:
se acerca vuestra liberación.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.
El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.
Evangelio (Lucas 1, 57-66)
Los judíos habían interpretado el mensajero anunciado por Malaquías en la primera lectura, como el profeta Elías, que vendría al final de los tiempos. Pero Jesús lo identificó con Juan Bautista, cuyo nacimiento nos relata el evangelio de hoy.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 57-66
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
—«¡No! Se va a llamar Juan».
Le replicaron:
—«Ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
—«¿Qué va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.
Palabra del Señor
Oración de los fieles
Opción 1
Presidente: La alegría del nacimiento siempre es motivo de fiesta porque es signo de vida y de bendición. Pidamos al Señor que podamos renacer cada día y expresémosle nuestras necesidades diciendo todos:
Renuévanos en la fe, Señor.
- Por la Iglesia, llamada anunciar al mundo a Cristo que viene, para que la franqueza de su anuncio venza la incredulidad de los hombres y que cada uno experimente en su propia vida la fidelidad de Dios que no tarda en cumplir la promesa y no excluye a nadie de su Reino de justicia y de paz. Oremos
- Por los que tienen alguna responsabilidad en el gobierno de las naciones, para que sigan impulsando políticas que busquen la igualdad de oportunidades para todos y que la atención a los pobres y los oprimidos sea prioritaria en sus planes de gobierno. Oremos
- Por todos los que son afligidos por algún mal físico, para que puedan sentir junto a ellos la presencia del Señor Jesús que curó a muchos enfermos, según lo atestiguan los relatos de los Evangelios, y da a todos el consuelo y la salvación. Oremos.
- Por todos nosotros, para que, reconociéndonos sometidos al pecado que asecha nuestra vida, no perdamos la esperanza de poder sentirnos siempre buscados por Dios, que nos ama a todos y nos devuelve la vida. Oremos.
Presidente: Dios de justicia y de paz, convierte nuestros corazones a Ti y prepáranos para acoger con alegría la manifestación de tu Hijo. Él es Dios y vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Opción 2
Responderemos todos: «Ven, Señor Jesús»
- Tú que quieres que con tu venida todos nos salvemos, haz que nuestra Iglesia siga llevando al mundo ese mensaje de salvación y liberación. Oremos
- Tú que viniste al mundo para salvarlo, instaura entre nosotros los cielos nuevos y la tierra nueva. Oremos
- Tú que viniste a librar a los oprimidos, cura las dolencias de los que sufren y sana a los que están enfermos. Oremos.
- Tú que trajiste al mundo la Buena Noticia de su liberación, haz que todos los que este día compartimos este banquete, nos convirtamos en tus mensajeros. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Para recibir a Cristo en nuestros corazones puede haber ataduras que nos lo impiden. Llevemos al altar el pan y el vino, y con ellos, todo aquello que es esclavitud en nuestras vidas.
Comunión
Con el salmo hemos pedido hoy a Dios que nos enseñe sus caminos. Caminemos ahora a recibir a Jesús, que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Final
Queridos hermanos, terminamos la misa y retornamos a nuestros hogares con la figura de Juan invitándonos a la conversión, a volvernos hacia ese Señor que viene a salvarnos, y a dejarnos salvar por él; la vigilancia, a no vivir dormidos, aletargados, sino con la mirada puesta en el futuro de Dios, y el oído presto a escuchar la palabra de Dios.
Les esperamos mañana, para seguir escuchando la Palabra de Dios.
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Fuentes: Aldazábal, J. Enséñanos tus Caminos 1. Adviento y Navidad día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona.