Monición de entrada
Queridos hermanos, en el camino de la Pascua, nos reunimos hoy para celebrar la Solemnidad de San José, esposo de la Virgen María.
Aunque en la Cuaresma nuestra mirada está fija en Cristo Jesús, que va subiendo a la Cruz, san José no nos distrae en el camino. Al contrario, en nuestra preparación de la Pascua, nos ayuda este santo humilde, trabajador, fiel, hombre «justo», a quien Pío IX, en 1870, nombró Patrono de la Iglesia Universal, y Juan XXIII introdujo su nombre en la lista de santos del canon romano.
Dispongamos todo nuestro ser para celebrar dignamente esta gran fiesta, y para aprender de las virtudes de este gran hombre, que tiene mucho que enseñarnos, especialmente a los padres de familia. Cantemos.
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Moniciones a las lecturas.
Monición única para todas las lecturas
Las tres lecturas de la misa de hoy nos ayudan a entender la riqueza de valores de san José, recordándonos las promesas de descendencia que Dios hizo a Abraham y a David. De ellos surgirá un pueblo y un Rey. José es quien vincula a Jesús con la descendencia de David. ¡Escuchemos con atención!
Moniciones a cada una de las lecturas
Monición a la primera lectura (2 Sam 7, 4-5a. 12-14a. 16)
El profeta Natán le anuncia a David un hijo que, históricamente, sería Salomón. Pero pronto el pueblo de Israel vio en el descendiente de David la personificación del futuro Mesías. A José se le presenta en el evangelio precisamente como de la familia de
David. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del segundo libro de Samuel 7, 4-5a. 12-14a. 16
En aquellos días, recibió Natán la siguiente palabra del Señor:
—«Ve y dile a mi siervo David: «Esto dice el Señor: Cuando tus días se hayan cumplido y te acuestes con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré su realeza. Él construirá una casa para mi nombre, y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre. Yo seré para él padre, y él será para mí hijo.
Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia; tu trono permanecerá por siempre»».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (salmo 88)
Como si el salmo 88 fuese la continuación de la primera lectura, la promesa del linaje de David sigue manteniéndose y anunciándose. Por eso decimos con el salmista:
Salmo responsorial: Salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29
R. Su linaje será perpetuo.
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad». R.
Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades». R.
El me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora».
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable. R.
Monición a la segunda lectura
En su carta a los romanos, San Pablo reflexiona sobre la figura de Abrahán y alaba su fe, porque creyó en Dios contra toda esperanza. José es como el nuevo Abrahán del Nuevo Testamento. Modelo de fe y confianza absoluta en Dios. Escuchemos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 4, 13. 16-18. 22
Hermanos:
No fue la observancia de la Ley, sino la justificación obtenida por la fe, la que obtuvo para Abrahán y su descendencia la promesa de heredar el mundo.
Por eso, como todo depende de la fe, todo es gracia; así, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la descendencia legal, sino también para la que nace de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Así, dice la Escritura: «Te hago padre de muchos pueblos».
Al encontrarse con el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe, Abrahán creyó.
Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza, que llegaría a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia».
Por lo cual le valió la justificación.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Mateo 1, 16. 18-21. 24a)
El Evangelio de San Mateo nos narra una escena en la que presenta a José como un hombre de fe, sencillo, respetuoso con el plan de Dios. Preparémonos, cantando preparémonos para escuchar esta buena noticia y aprender de las virtudes de San José.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 16. 18-21. 24a
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
—«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.
O bien:
Monición al Evangelio (Lucas 2, 41-51a)
En la escena que nos narra San Lucas en el Evangelio de hoy, San José nos da una gran lección de fe, experimentando el mismo dolor de tantas familias; pero demostrándonos que todo se puede superar desde la confianza en Dios.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 41-51a
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
—«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
—«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Opción 1
Presidente: A Dios Padre, que siempre es fiel a sus promesas, dirijámonos con confianza y oremos juntos diciendo:
Señor, haznos justos, como san José.
- Por la Iglesia, para que dé testimonio de cómo la fe hace justos a los hombres, capaces, como san José, de acoger y responder al proyecto de Dios incluso aunque parezca difícil. Oremos.
- Por el Papa, los obispos y los sacerdotes, para que sean mediadores misericordiosos, a través de los cuales todo hombre pueda experimentar la benévola paternidad de Dios. Oremos.
- Por los que también a nivel político, están comprometidos con formar a las personas, para que vivan el papel de padres de manera responsable y preparada; por los que ponen en marcha iniciativas cuyo objetivo es defender el valor de la familia y de la vida, para que experimenten la preciosa protección de San José, custodio de la Santa Familia de Nazareth. Oremos.
- Oremos también por los huérfanos y los que han sido abandonados o descuidados por sus progenitores, por los que sufren el dolor de la separación de sus padres, para que cada uno de ellos se sienta consolado por la mirada paterna de Dios que se posa sobre todos en cada instante de la existencia. Oremos.
- Por todos los que han recibido el don de la paternidad, para que nunca falten a su fundamental misión educadora, delegando a otros la formación de sus hijos; que sean conscientes del don recibido y asuman con amor y fidelidad las responsabilidades que comporta. Oremos.
- Por todos nosotros, para que, al celebrar la festividad de San José, aprendamos a enfrentar con fe las vicisitudes de la vida, a valorar y proteger los valores familiares y a defender la vida. Oremos.
Presidente: Padre Santo, que has constituido un Reino destable para siempre para aquellos que se aben a la gracia de la justificación, escucha nuestras oraciones y haz que todos los hombres sean salvados por tu gracia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Opción 2
Presidente: Hermanos, con la confianza de que Dios escucha nuestras oraciones, como escuchó a San José, dirijamos nuestras súplicas diciendo:
Por intercesión de San José, escúchanos, Señor.
- Por el Papa Francisco, para que con sabiduría dirija a nuestra Iglesia, como San José dirigió a la familia de Nazareth. Oremos.
- Por los que gobiernan las naciones, especialmente por los de nuestro país, para que la sabiduría de Dios les ilumine en la conducción de los pueblos. Oremos.
- Por los que sufren, especialmente por los huérfanos, para que encuentren un hogar que les adopte y acojan con alegría. Oremos.
- Por todos nosotros, para que, al celebrar la Solemnidad de San José, sepamos imitar sus virtudes. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Así como San José ofrendó su vida a Dios, ahora nosotros, con el Pan y el Vino, ofrezcamos nuestras vidas al Señor, para que se haga en nosotros su voluntad.
Comunión
Ahora tenemos la oportunidad de sentir cerca a Jesús, como San José lo tuvo en su hogar de Nazareth. Acerquémonos a recibirle en nuestros corazones.
Final
Con la alegría de haber participado y vivido esta Santa Misa, ahora vayamos a nuestros hogares a hacer vida lo que hemos aprendido. Cantamos.
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