Monición de entrada
Para donde no se celebra a Nuestra Señora del Pilar, ver Lecturas y Moniciones jueves XXVII Semana del Tiempo ordinario.
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Con mucha alegría les recibimos en la casa de Dios para celebrar juntos esta gran fiesta mariana. Sean todos bienvenidos a esa misa en honor a Nuestra Señora del Pilar.
Una antigua y venerada tradición refiere que la Santísima Virgen María, en carne mortal, se apareció en Zaragoza sobre una columna o pilar, signo visible de su presencia, alentando al apóstol Santiago en su evangelización por tierras españolas. El santuario levantado en ese lugar es uno de los más visitados en el mundo católico. Bajo su patrocinio se inició la evangelización de América el 12 de Octubre de 1492.
En esta fiesta mariana, manifestemos la alegría que colma nuestra vida, iniciando esta celebración con el canto de entrada. Cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
- Para donde no se celebra a Nuestra Señora del Pilar, ver Lecturas y Moniciones jueves XXVII Semana del Tiempo ordinario.
- Allí donde este día se celebra como «solemnidad», se proclaman las tres lecturas. Donde es «fiesta», se elige, como primera lectura, una de las dos.
Monición a la primera lectura (Crónicas 15, 3-4. 15-16; 16, 1-2)
La primera lectura, tomada del libro de las Crónicas, leída el día de la Virgen del Pilar, nos recuerda que María es comparada muchas veces al Arca de la Alianza, pues ella llevó en su seno y dio a luz, para todos nosotros, al Hijo de Dios. Escuchemos atentos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del primer libro de las Crónicas 15, 3-4. 15-16; 16, 1-2
En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para trasladar el arca del Señor al lugar que le había preparado. Luego reunió a los hijos de Aarón y a los levitas.
Luego los levitas se echaron los varales a los hombros y levantaron en peso el arca de Dios, tal como había mandado Moisés por orden del Señor.
David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores de sus familias, para que entonasen cantos festivos acompañados de instrumentos, arpas, cítaras y platillos.
Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le había preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión a Dios y, cuando David terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor.
Palabra de Dios.
O bien:
Monición a la primera lectura (Hechos de los apóstoles 1, 12-14)
El texto que leemos hoy, del libro de los Hechos de los Apóstoles, nos presenta a la primera comunidad cristiana reunida en oración, a la espera del Espíritu prometido por Jesús. Allí están los apóstoles, junto con otros discípulos y con varias mujeres, sobre todo María,
la madre de Jesús, a quien celebramos hoy bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 12-14
Después de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y Judas el de Santiago.
Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 26)
En la celebración de Nuestra Señora del Pilar, el salmo no podría ser otro más que el 26, exaltada sobre la columna o pilar de Zaragoza, España. Exaltemos a nuestra Señora del Pilar diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 26, 1. 3. 4. 5
R. El Señor me ha coronado,
sobre la columna me ha exaltado.
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿Quién me hará temblar? R.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R.
Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca. R.
Monición al Evangelio (Lucas 11, 27-28)
Así como María escuchó la Palabra de Dios y la cumplió, dispongámonos nosotros también a escuchar el texto evangélico de hoy y llevarlo a cumplimiento en nuestra vida.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 27-28
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo:
—«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él repuso:
—«Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Queridos hermanos, confiando ahora nuestras oraciones a la Madre de Jesús y Madre nuestra, dirijamos nuestras plegarias diciendo todos:
Por intercesión de Nuestra Señora del Pilar, escúchanos, Señor.
- Por la Iglesia difundida en todo el mundo, para que, en medio de las preocupaciones, de la violencia y de todos los acontecimientos que sacuden nuestro tiempo sepa ser signo luminoso y autorizado de paz. Oremos.
- Por el papa Francisco, para que la Virgen María de sea su protección y guía, que aliente e ilumine cada uno de sus pasos, por el bien de toda la Iglesia, en estos tiempos tan difíciles. Oremos.
- Por todos los países ensangrentados por la violencia, la guerra y por los regímenes dictatoriales, para que María, Reina de la Paz, suscite en los corazones de los gobernantes iniciativas de diálogo, de atención a los pobres, de defensa de la justicia y de la solidaridad. Oremos.
- Para que María Santísima proteja a las víctimas de las guerras y desastres naturales, y extinga del corazón de los hombres la maldad que está causando tanto daño a la humanidad. Oremos.
- Por todos nosotros, para que aprendamos de María Santísima su disponibilidad para la escucha de la Palabra y para llevarla a la práctica. Oremos.
Presidente: Escucha, Padre Misericordioso, todas las oraciones que, por intercesión de Nuestra Madre Celestial te hemos presentado. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
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