Para los lugares donde hoy se celebra, ver Moniciones y Lecturas Exaltación de la Cruz
Monición de entrada
Queridos hermanos, con mucha alegría les recibimos en la casa de Dios para la celebración de esta santa misa, en la que celebramos, conjuntamente, la fiesta de los apóstoles Felipe y Santiago.
Felipe, originario de Betsaida, fue uno de los primeros que siguieron a Jesús. Según la tradición, predicó en el Asia Menor y murió mártir en Hierápolis, actual Turquía. Sus restos, junto con los de Santiago, fueron depositados, en el siglo VI, en la basílica de los Doce Apóstoles de Roma.
Santiago el Menor era hijo de Alfeo, murió hacia el 62 en Jerusalén, dando testimonio de su fe con el martirio.
Con el firme propósito de imitar a estos dos grandes santos en su afán por la difusión del Evangelio y de dar testimonio de Jesús, comencemos esta eucaristía con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Para los lugares donde hoy se celebra, ver Moniciones y Lecturas Exaltación de la Cruz
Monición a la primera lectura (1 Corintios 15, 1-8)
El texto que escucharemos, de la carta de san Pablo a los corintios, ha sido elegida para la fiesta de hoy porque Santiago forma parte de las personas favorecidas con las apariciones del Resucitado. San Pablo da testimonio de la verdad básica de la fe cristiana: que Cristo Jesús resucitó. Y la expone a modo de credo breve.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 1-8
Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe.
Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mí.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 18)
Sin duda que Santiago y Felipe se impresionaron de la grandeza y la gloria de Dios que se manifiesta a través de su creación y de su palabra. Con el salmo 18, proclamemos la gloria de Dios diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 18, 2-3. 4-5
R. A toda la tierra alcanza su pregón.
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón,
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R.
Monición al Evangelio (Juan 14, 6-14)
Del Evangelio de San Juan leemos hoy un texto en el que Felipe tiene el mérito de expresar, en nombre de los demás, su búsqueda de la verdad y su deseo de conocer mejor a Cristo y a Dios. Con el canto del aleluya, preparémonos para escuchar esta Buena Noticia.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 6-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás:
—«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto».
Felipe le dice:
—«Señor, muéstranos al Padre y nos basta».
Jesús le replica:
—«Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: «Muéstranos al Padre»? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Jesús nos ha dicho en el Evangelio de hoy que lo que pidamos en su nombre, nos será concedido. Con esa confianza acudamos a Dios padre pidiendo por nuestras necesidades y las del mundo entero. Contestaremos todos.
En el nombre de Jesús, escucha nuestra oración.
- – Por todos los que formamos parte de nuestra Santa Iglesia, para que nuestro actuar sea el actuar de Cristo y nuestras obras sean edificación del Reino. Oremos.
- – Por los gobernantes de las naciones, especialmente las de los países en vías de desarrollo, para que la obra que realizan tenga como fin, no el prestigio ni la grandeza de la obra misma, sino el desarrollo del país, en plena armonía con la cultura y las tradiciones que ha forjado su historia. Oremos.
- – Por los que sufren bajo la esclavitud de los vicios, que ya no pueden disfrutar de las alegrías de cada día y buscan su felicidad en el exceso, para que descubran que el único camino para alcanzar la felicidad plena y duradera es el Señor. Oremos.
- – Por todos nosotros, para que, al celebrar la fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago, seamos capaces de seguir imitarles en sus virtudes, convirtiéndonos en verdaderos evangelizadores y testigos de Cristo en el mundo que nos rodea. Oremos.
Presidente: Padre misericordioso, escucha nuestras oraciones y haz que sepamos seguir el ejemplo de modelos de santidad como Felipe y Santiago, para poder un día gozar de tu presencia en el Reino de los cielos. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, que contigo vive y reina, por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Llevemos al altar nuestros dones de pan y vino, y, como Felipe y Santiago, ofrezcamos también nuestra vida al Señor.
Comunión.
Acerquémonos ahora a recibir el Cuerpo de Cristo, pan que nos alimenta y fortalece para dar testimonio de nuestra fe, como Felipe y Santiago lo hicieron.
Final
Queridos hermanos, así como Felipe y Santiago, desde su fuerte experiencia de la convivencia con Jesús y, sobre todo, de su resurrección, se lanzaron al mundo a dar testimonio del evangelio, nosotros, después de la Eucaristía que hemos celebrado, debemos sentirnos enviados a transmitir a otros nuestra fe. Vayamos a cumplir nuestra misión.
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Fuentes Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 7 Los Santos con lecturas propias, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1999; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Fiestas y Solemnidades, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.