Monición de entrada
Amados hermanos, hoy celebramos a Santa Rosa de Lima, patrona de América y de Filipinas. Fue la primera santa canonizada del Nuevo Mundo.
Se llamaba Isabel Flores de Oliva y nació en Lima, la capital del Perú, de
padres descendientes de españoles, el año 1586. Por su belleza y el color de
su piel una de las criadas de su casa la llamó «Rosa», y el nombre se hizo
popular.
Fue contemporánea de otro ejemplar joven americano, san Martín de Porres.
Murió muy joven, a los 31 años, el 24 de agosto de 1617. Fue canonizada muy pronto, el año 1671, por el papa Clemente X.
Con la alegría de toda la Iglesia nos disponemos a iniciar esta celebración. De pie, cantemos.
Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (2 Co 10, 17-11, 12)
Aunque san Pablo habla, en esta primera lectura, de toda la comunidad cristiana como esposa virgen de Cristo, esta es una página muy oportuna en la fiesta de santa Rosa de Lima, que ya desde jovencita quiso ofrecer a Cristo su virginidad, totalmente
entregada a su amor. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 17—11, 2
Hermanos:
El que se gloría que se gloríe del Señor, porque no está aprobado el que se recomienda él solo, sino el que está recomendado por el Señor.
Ojalá me toleraseis unos cuantos desvaríos; bueno, ya sé que me los toleráis. Tengo celos de vosotros, los celos de Dios; quise desposaros con un solo marido, presentándoos a Cristo como una virgen intacta.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Sal 148)
Con el salmo 148, todos, sin distinción de edad, alabamos a Dios diciendo:
Salmo responsorial: Salmo 148, 1-2. 11-13b. 13c-14
R. Jóvenes y doncellas, alabad el nombre del Señor.
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos. R.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños,
alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime. R.
Su majestad sobre el cielo y la tierra;
él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R.
Monición al Evangelio (Mt 13, 44-46)
El texto del Evangelio de San Mateo describe la realidad de Santa Rosa, una mujer que, a su corta edad, supo renunciar a todo para obtener el tesoro que realmente vale la pena.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Con la confianza de que Dios siempre escucha nuestras plegarias, elevemos confiadas nuestras oraciones a Él diciendo todos:
Por intercesión de Santa Rosa de Lima, escúchanos Señor.
- Por la Iglesia, llamada a la santidad, para que, a ejemplo de Santa Rosa de Lima, se mantenga firme en su fe y al servicio de los más necesitados de nuestra sociedad. Oremos.
- Por nuestros gobernantes, para que siempre luchen por defender los derechos de los más desprotegidos de nuestra sociedad y busquen su progreso y superación. Oremos.
- Por los más pobres de nuestra sociedad, para que siempre haya personas de buen corazón, como Santa Rosa de Lima, que les ayuden a tener una vida más digna y justa. Oremos.
- Por todos los aquí reunidos, para que, al celebrar esta fiesta, sepamos imitar las virtudes y el ideal de vida cristiana de Santa Rosa de Lima. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Llevemos ahora al altar nuestras ofrendas de pan y vino, para que la acción del Espíritu de Dios las transforme en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
Comunión
Como Santa Rosa de Lima vivió una vida unida a la de Cristo, unámonos nosotros también participando del Banquete Eucarístico. Si tu corazón está preparado para ello, puedes acercarte a recibirle.
Final
Hermanos, hemos celebrado la fiesta de esta gran santa peruana, que nos ha enseñado a vivir el Evangelio sirviendo a los demás, siendo fuertes y superando toda prueba que se nos interponga en el camino del Señor.
Nos retiramos a nuestros hogares, esperando que que el ejemplo, de tan insigne santa, nos anime a vivir con alegría y generosidad las exigencias de nuestra vocación cristiana.
Fuentes: Aldazábal, José, Enséñame tus caminos 7 – Los Santos con lecturas propias, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2004