Monición de entrada
Queridos hermanos, todos los sábados hacemos memoria de nuestra Madre Santísima, la Virgen María. Pero hoy, esta celebración se vuelve muy especial: celebramos el Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María, un día después de haber celebrado la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
Coma María conservaba todas las cosas en su corazón, sigamos también nosotros su ejemplo y abramos el nuestro para que la gracia de Dios habite en él.
Con esos sentimientos, y pidiendo la intercesión de María Santísima para cada uno de nosotros, comencemos esta santa misa con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
El Evangelio es el único propio de esta memoria. Pueden tomarse la primera lectura y el salmo de la misa del día (clic aquí para ver las moniciones respectivas al sábado de la ix semana) o las que les ofrecemos a continuación:
Monición a la primera lectura (Isaías 61, 9-11)
La acción y la obra de Dios traerán bendición, justicia y reconocimiento a su pueblo, según el texto de Isaías que escucharemos a continuación. Desbordemos de gozo en el Señor, por el Inmaculado Corazón de María, y escuchemos atentos esta lectura.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 61, 9-11
La estirpe de mi pueblo será célebre entre las naciones,
y sus vástagos, entre los pueblos.
Los que los vean reconocerán
que son la estirpe que bendijo el Señor.
Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone la corona,
o novia que se adorna con sus joyas.
Como el suelo echa sus brotes,
como un jardín hace brotar sus semillas,
así el Señor hará brotar la justicia
y los himnos ante todos los pueblos.
Palabra de Dios.
Monición al interleccional (1 Samuel 2, 1. 4-5. 6-7)
El corazón de la Santísima Virgen María se regocijó en el Señor. Con ella, nosotros también alabamos a Dios ahora diciendo todos:
Interleccional: 1 Samuel 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd
R. Mi corazón se regocija por el Señor, mi salvador.
Mi corazón se regocija por el Señor,
mi poder se exalta por Dios;
mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación. R.
Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor;
los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía. R.
El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R.
Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria. R.
Monición al Evangelio (Lucas 2, 41-51)
El corazón de la Virgen María tuvo, a lo largo de su vida, muchas cosas sobre las que meditar, desde el anuncio y nacimiento de su Hijo, hasta su muerte y resurrección y la venida del Espíritu. San Lucas nos cuenta uno de los acontecimientos de Jesús, que María tuvo que conservar en su Inmaculado Corazón .
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 41-51
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
—«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
—«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Elevemos a Dios, con corazón abierto y sincero, a imitación del corazón de la Virgen María, nuestras oraciones. Digamos con fe:
Por intercesión de María, escúchanos, Señor.
- Por la Iglesia, para que en un mundo dominado por la superficialidad, por la apariencia, por la falsedad, sepa siempre orientar los pasos del hombre por el camino de la interioridad, del silencio, de la escucha, siguiendo el ejemplo de María, mujer dócil y profunda. Oremos.
- Por el Papa y por todos los sacerdotes, para que en su misión de guías y pastores se entreguen con confianza a la maternal protección de María y siempre se confíen a ella en la oración por su fuerte y sabia intercesión. Oremos.
- Por los padres, los catequistas, los educadores, para que ayuden a hacer florecer en el corazón de los jóvenes el deseo de buscar la voluntad de Dios sobre su vida y de «ocuparse de las cosas del Padre». Oremos.
- Por todos nosotros, para que aprendamos, como María, a maravillarnos por las obras de Dios y a guardar todo en el silencio del corazón, sin dejar que el afán y la agitación de nuestro tiempo nos roben la prioridad de nuestra relación con Dios. Oremos.
Presidente: Te damos gracias, Padre de infinita bondad, por el don de la Virgen María, mujer orante que camina con nosotros. Por su maternal intercesión, te hemos dirigido estas oraciones y las que guardamos en el corazón. Las confiamos a ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Maravillados por las obras del Señor, como el milagro de hacer producir la tierra, llevemos al altar los dones de pan y vino.
Comunión.
María fue al primera en tener a Jesús en su corazón. Nosotros, con la misma alegría que María lo acogió, vayamos cantando a comulgar.
Final
Queridos hermanos, como María, vayamos también nosotros a meditar, estar atentos, amar, saber sufrir, entregarnos con generosidad. Es la verdadera sabiduría y la garantía de la felicidad eterna.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.