Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Sean bienvenidos a la celebración eucarística de hoy, martes de la primera semana de Cuaresma.
El tema de ayer era la caridad fraterna. Hoy, la oración. Las lecturas nos van guiando para vivir la Cuaresma con un programa denso, preparando la Pascua.
Dispuestos a hacer siempre la voluntad de Dios, comencemos esta misa con el canto de entrada. De pie y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Is. 55, 10-11)
Con comparaciones tomadas del campo, el profeta Isaías nos presenta la fuerza intrínseca que tiene la palabra de Dios, que siempre es eficaz y consigue lo que quiere. Dejemos que esta Palabra que vamos a escuchar produzca su fruto en nosotros.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 55, 10-11
Así dice el Señor:
«Como bajan la lluvia y la nieve del cielo,
y no vuelven allá sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador y pan al que come,
así será mi palabra, que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que hará mi voluntad
y cumplirá mi encargo».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 33)
El salmo 33 hace una conexión entre la primera lectura y el Evangelio. Alabemos a Dios porque no solo envía su Palabra eficaz, sino que también escucha nuestras palabras, nuestra oración. Por eso digamos todos:
Salmo responsorial: Salmo 33, 4-5. 6-7. 16-17. 18-19
R. El Señor libra de sus angustias a los justos.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.
Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R.
Monición al Evangelio (Mt. 6, 7-15)
A la Palabra eficaz, que desciende de Dios, responde el hombre a través de la palabra que sube a Dios, la oración. Jesús hoy nos enseña cómo tiene que ser esa oración.
Con el canto dispongámonos a escuchar el Evangelio.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 6, 7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así:
«Padre nuestro del cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy el pan nuestro de cada día,
perdónanos nuestras ofensas,
pues nosotros hemos perdonado a
los que nos han ofendido,
no nos dejes caer en la tentación,
sino líbranos del Maligno».
Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Hermanos, seguros de que «Si el afligido invoca al Señor, Él lo escucha
y lo salva de sus angustias» dirijamos a nuestras súplicas a nuestro padre celestial, aceptando que siempre se hace su voluntad y no la nuestra. Digamos juntos:
Padre nuestro, escúchanos.
- Por la santa Iglesia, para que se renueve en la escucha atenta y en el compartir profundamente la Palabra que salva, para hacer que resurja en los hombres el deseo de Dios. Oremos.
- Por el Papa Francisco, los obispos, los presbíteros y los diáconos, para que la oración unánime dirigida al Padre los una más íntimamente a Cristo y pongan el fruto de sus meditaciones de la Palabra en beneficio del pueblo de Dios, para prepararlo con mayor decisión para la Santa Pascua. Oremos.
- Por los jefes de las naciones, para que escuchen y reflexionen sobre las palabras de la oración que Jesús nos enseñó, y se sientan llamados a actuar de modo que se pueda poner fin a las guerras, a la violencia y al terrorismo, poniendo todos los medios a su alcance para conseguir la paz en el mundo. Oremos.
- Por los enfermos y los que sufren en el cuerpo y en el espíritu, para que en la oración confiada al Padre, que con amor misericordioso ama a sus hijos, encuentren consuelo, serenidad y fortaleza para acoger su propia cruz contemplando el amor de Jesús crucificado y resucitado. Oremos.
- Por los que este día nos hemos reunido en este lugar para la celebración eucarística, para que la Palabra que hoy hemos escuchado encuentre eco en nuestra vida, sea fructífera y sepamos responder a ella con nuestras acciones, entregándonos constantemente a la oración. Oremos.
Presidente: Dios, Padre nuestro, fortalece en la certeza de que somos hijos tuyos; escucha los deseos de nuestro corazón y atiende nuestras oraciones según tu voluntad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
La lluvia que desciende empapa la tierra y la hace producir frutos, como el pan y el vino que hoy llevamos al altar. Ofrendemos también nuestro tiempo para dedicarlo a la oración.
Comunión
Cristo nos ha enseñado a pedir el pan de cada día. y Él es el Pan que del cielo baja para darnos la vida eterna. Acudamos con fe a recibirle.
Final
Queridos hermanos, Dios ha dirigido su Palabra a nosotros en esta misa. La respuesta nuestra nos la ha enseñado Jesús: apartemos tiempo para la oración. Vayamos a vivir la Cuaresma en oración constante.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 3 La Cuaresma día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2003; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Cuaresma y Pascua, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.