Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan muy buenos días (tardes, noches). Sean todos bienvenidos a la celebración eucarística de hoy, martes de la cuarta semana de Pascua.
Llamados a colaborar personalmente en la expansión de la Iglesia, nos reunimos en asamblea eucarística para recibir la fuerza del Espíritu, que nos haga proclamar universalmente, de palabra y de obra, la Buena Noticia del Señor.
Animados por el Espíritu Santo, comencemos la celebración de esta misa con el canto de entrada. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Hechos de los apóstoles 11, 19-26)
Según las lecturas que hemos venido escuchando, parecía que los acontecimientos iban a señalar el final de la comunidad de Jesús, por la persecución de Esteban y la dispersión que le siguió; sin embargo, resultó que la Iglesia empezó a sentirse misionera y abierta. De eso nos habla el texto de hoy.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 11, 19-26
En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los helenistas, anunciándoles la Buena Noticia del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor.
Llegó la noticia a la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho, y exhortó a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño; como era hombre de bien, lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor.
Más tarde, salió para Tarso, en busca de Saulo; lo encontró y se lo llevó a Antioquía. Durante un año fueron huéspedes de aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez llamaron a los discípulos cristianos.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 86)
El canto a la Jerusalén terrenal lo pone hoy la liturgia en nuestros labios, con el salmo 86, para que cantemos la maravillosa fecundidad de la Iglesia, que desde sus orígenes extiende su mensaje por todos los pueblos, siendo salvación para los que engendra.
Salmo responsorial: Salmo 86, 1-3. 4-5. 6- 7
R. Alabad al Señor, todas las naciones.
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! R.
«Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R.
Monición al Evangelio (Juan 10, 22-30)
En el evangelio de hoy, la revelación de Jesús llega a mayor profundidad en la fiesta de la Dedicación del Templo. Escuchemos lo que Jesús nos dice de sí mismo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 10, 22-30
Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban:
—«¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente».
Jesús les respondió:
—«Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ésas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois ovejas mías. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Elevemos al Padre las oraciones que surgen de nuestro corazón confiado en su benevolencia y misericordia. Orémosle diciendo:
Guárdanos, Señor, en tus manos.
- Por la Iglesia que vive en países en conflicto o en realidades donde es obstaculizada por la mentalidad de confort, consumismo y egoísmo, para que no pierda nunca el entusiasmo y el coraje para anunciar siempre el Evangelio, con la certeza firme de que el poder de Dios es más grande que cualquier fuerza de este mundo. Oremos.
- Por el Papa, los obispos y los sacerdotes, para que Dios sea la luz constante que oriente el diálogo, la comunión, la colaboración y entendimiento entre ellos. Oremos.
- Por todos los bautizados que desempeñan cargos importantes en la sociedad: políticos, médicos, economistas. Que realicen obras y gestos que den testimonio de su fe, sostenidos por el sentido vivo de pertenencia a la Iglesia. Oremos.
- Por todas las personas que sufren porque viven alejadas de la fe, para que el Espíritu vuelva a encender en ellas el deseo de bondad, de verdad y de amor, que encuentra la plenitud sólo en la mano acogedora y premurosa de Dios Padre. Oremos.
- Por toda esta comunidad reunida en torno al altar del Señor, para que sepamos distinguir bien la voz de Dios y seguirla, haciendo siempre su voluntad. Oremos.
Presidente: Padre santo, recibe estas oraciones que te hemos dirigido en el nombre de tu Hijo Jesús, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Queridos hermanos, con las ofrendas que llevamos al altar, presentamos nuestra vida al Señor para que nadie ni nada nos la arrebate de su mano.
Comunión.
En la Eucaristía escuchamos siempre la voz del Buen Pastor y nos alimentamos con su Cuerpo y Sangre. Éste es el momento privilegiado para acudir a recibirle.
Final
Queridos hermanos, el pasaje del evangelio de hoy nos ha invitado a renovar nuestra fe
y nuestro seguimiento de Jesús. Vayamos a hacer vida esa Palabra.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario Ferial, Barcelona, 1993; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 3 La Pascua día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1999; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Cuaresma y Pascua, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.