Monición de Entrada
Queridos hermanos, el Adviento sigue preparándonos para el encuentro del Señor que llega. Les damos la más cordial bienvenida a la celebración eucarística de hoy, miércoles de la segunda semana.
Muchas cosas en la vida nos agobian, nos producen cansancio espiritual y nos estresan en nuestro diario vivir. Pero Dios siempre renueva nuestras fuerzas y ese es el gran mensaje que nos trae la liturgia de hoy.
Abandonémonos en las manos amorosas de Dios y dejemos en sus manos nuestras dificultades, para celebrar con gozo esta Santa Misa. Comencemos con el canto de entrada. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Isaías 40, 25-31)
En medio del cansancio, la desilusión y la desorientación, Dios nos trae un mensaje esperanzador en este día. Continuamos con el capítulo de Isaías en el que Dios promete restaurar nuestras fuerzas.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 40, 25-31
«¿A quién podéis compararme, que me asemeje?»,
dice el Santo.
Alzad los ojos a lo alto y mirad:
¿Quién creó aquello?
El que cuenta y despliega su ejército
y a cada uno lo llama por su nombre;
tan grande es su poder, tan robusta su fuerza,
que no falta ninguno.
¿Por qué andas hablando, Jacob,
y diciendo, Israel:
«Mi suerte está oculta al Señor,
mi Dios ignora mi causa»?
¿Acaso no lo sabes, es que no lo has oído?
El Señor es un Dios eterno
y creó los confines del orbe.
No se cansa, no se fatiga,
es insondable su inteligencia.
Él da fuerza al cansado,
acrecienta el vigor del inválido;
se cansan los muchachos, se fatigan,
los jóvenes tropiezan y vacilan;
pero los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas,
echan alas como las águilas,
corren sin cansarse,
marchan sin fatigarse.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 102)
Salmo responsorial: Salmo 102, 1-2. 3-4. 8 y 10
R. Bendice, alma mía, al Señor.
Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia;
no nos trata como merecen nuestro pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.
Monición al Evangelio (Mateo 11, 28-30)
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 28-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús:
—«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Cargad con mi yugo y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón,
y encontraréis vuestro descanso.
Porque mi yugo es llevadero
y mi carga ligera».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Con el Adviento nos preparamos para acoger al Señor y su amor que nos hace capaces de grandes cosas, si las vivimos con Él. Invoquémoslo con fe, diciendo todos.
Señor, enséñanos a amar.
- Por la Iglesia, para que, confiando siempre al Señor y poniendo en Él su esperanza, pueda ser en el mundo ejemplo de humildad, de caridad y de comunión . Oremos.
- Por el Papa, los obispos y los sacerdotes, para que, como el Señor Jesús, sepan atraer y acoger a la humanidad cansada y oprimida, para ayudarla a encontrar sosiego en el amor del Padre. Oremos.
- Por los gobernantes de las naciones, especialmente los de nuestro país, para que implementen políticas que ayuden a sacar de la crisis a aquellos que están cansados de luchar por una vida mejor, pero no encuentran el apoyo del Estado. Oremos.
- Por los que están cansados y agobiados, especialmente por aquellas personas que padecen de enfermedades mentales, producto del sufrimiento que la vida les ha provocado, para que el Señor, que es compasivo y misericordioso, sane sus heridas y les cure de sus enfermedades. Oremos
- Por todos nosotros, para que pongamos nuestra confianza siempre en el Señor y solo en Él, seguros de que en nuestras debilidades Él renovará nuestras fuerzas y nos hará descansar. Oremos.
Presidente: Escucha, Señor, nuestra oración, y ven en nuestra ayuda, para que podamos conocer tu misericordia y darla a conocer al mundo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
«Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios», hemos dicho con el salmo de hoy. De los beneficios que recibimos de la tierra, llevemos los dones de pan y vino al altar. Cantemos todos…
Comunión
Hermanos, hoy las lecturas nos han gritado «Aquí está vuestro Dios». Y el sacerdote nos ha dicho «Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Aquí está Jesús, acerquémonos a recibirle. Cantemos todos.
Final
Durante la misa de hoy, queridos hermanos, a la luz de la Palabra escuchada, seguramente nos vino a la mente el nombre de algún hermano nuestro que se ha alejado de la Iglesia. Hoy que regresamos a nuestros hogares, Dios nos pide que seamos sus colaboradores.
Dios está en busca de la oveja perdida y, tal vez depende de nuestra actitud el que para algunas personas esta Navidad sea un reencuentro con Dios. Y no por nuestros discursos, sino por nuestra cercanía y acogida. Vayamos a acercarnos a los que están lejos.
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Fuentes: Aldazábal, J. Enséñanos tus Caminos 1. Adviento y Navidad día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Adviento y Navidad, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.