Queridos hermanos, qué bien se siente tenerles aquí en la casa de Dios para la misa de hoy! Sean todos bienvenidos.
El tiempo de Cuaresma es tiempo de ayuno, y las lecturas de hoy nos enseñarán cómo tenemos que hacer esa práctica cristiana.
Con un corazón contrito, comencemos esta celebración eucarística con el canto de entrada. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Isaías 58, 9b-14)
La primera lectura, del profeta Isaías, continúa el texto y el tema de la de ayer, y nos siguen instruyendo sobre cuáles son los caminos de Dios y qué es lo que él quiere de nosotros en este tiempo cuaresmal. Escuchemos con mucha atención.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 58, 9b-14
Así dice el Señor Dios:
«Cuando destierres de ti la opresión,
el gesto amenazador y la maledicencia,
cuando partas tu pan con el hambriento
y sacies el estómago del indigente,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad se volverá mediodía.
El Señor te dará reposo permanente,
en el desierto saciará tu hambre,
hará fuertes tus huesos,
serás un huerto bien regado,
un manantial de aguas
cuya vena nunca engaña;
reconstruirás viejas ruinas,
levantarás sobre cimientos de antaño;
te llamarán reparador de brechas,
restaurador de casas en ruinas.
Si detienes tus pies el sábado
y no traficas en mi día santo,
si llamas al sábado tu delicia,
y lo consagras a la gloria del Señor,
si lo honras absteniéndote de viajes,
de buscar tu interés,
de tratar tus asuntos,
entonces el Señor será tu delicia.
Te asentaré sobre mis montañas,
te alimentaré con la herencia de tu padre Jacob».
Ha hablado la boca del Señor.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 85)
Con el salmo 85 pidamos al Señor que nos escuche, nos enseñe sus caminos y tenga misericordia de nosotros. Hagámoslo diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 85, 1-2. 3-4. 5-6
R. Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad.
Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva a tu siervo, que confía en ti. R.
Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti. R.
Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R.
Monición al Evangelio (Lucas 5, 27-32)
El evangelio de hoy contrapone la actitud abierta de Jesús lama a los pecadores a la conversión, y la actitud discriminatoria y autosuficiente de los fariseos y letrados, que viven satisfechos de sí mismos y de su puritanismo legal, aunque esté vacío de espíritu.
Con el canto dispongámonos a escuchar el Evangelio.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 27-32
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
—«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo:
—«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».
Jesús les replicó:
—«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos.
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: A Dios, que siempre nos llama a seguirlo y a que abandonemos el camino del pecado y de la corrupción, dirijámonos con confianza y digámosle:
Escucha el grito de nuestra oración, Señor.
- Por la Iglesia, llamada a seguir al Señor Jesús por los caminos del mundo, para que su testimonio sea siempre alegre y genere en los alejados el deseo de regresar al Padre. Oremos.
- Por el Papa Francisco, los obispos, los sacerdotes y los diáconos, para que, conscientes del amor de Cristo por los pecadores, sepan acoger con amor al que se ha alejado de Dios, acerquen a los que nunca han estado cerca de la Iglesia y comprendan al que yerra y le ayuden a levantarse. Oremos.
- Por los que sufren alejados de Dios, para que, presa de las apremiantes dinámicas del pecado, del vicio y del mal, puedan encontrar personas de fe que los acompañen hacia Jesús, único médico de las almas y de los cuerpos. Oremos.
- Por todos nosotros, para que, conscientes de nuestra debilidad y nuestros pecados, no apuntemos con el dedo a nuestros hermanos que han fallado, sino que sin juicios y armados sólo con la misericordia, sigamos a nuestro Señor por los caminos del perdón y de la bondad. Oremos.
Presidente: Escucha, Padre santo, nuestras oraciones y enséñanos la bondad y y la misericordia, muéstranos los caminos de la acogida y del perdón, para que podamos disfrutar de las delicias de tu heredad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Por la misericordia de Dios la tierra da su fruto y permite que nosotros llevemos al altar los dones de pan y vino. Presentémoslos cantando.
Comunión
Cristo es el pan vivo que baja del cielo y nos da la vida eterna. Acudamos con fe y devoción a comulgar.
Final
Queridos hermanos, Dios es siempre misericordioso con nosotros, aunque seamos pecadores. Vayamos a practicar misericordia, y a mirar con amor a todas las personas con las que interactuamos..
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 3 La Cuaresma día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2003; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Cuaresma y Pascua, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.