Monición de entrada
Queridos hermanos, hoy celebramos a Santa Marta, hermana de María y Lázaro, la familia de Betania que se había hecho muy amiga de Jesús.
La casa de Marta era como un oasis para Jesús en su ir y venir apostólico. Y así como ella hospedaba a Jesús en su casa, nosotros también queremos hospedarle en nuestro corazón hoy, en esta celebración, y durante toda la vida.
Abramos las puertas de nuestro corazón a Jesús y comencemos con gozo esta celebración. De pie, cantemos todos.
Moniciones a las lecturas
Opción 1: Monición única para todas las lecturas
Las lecturas de hoy nos muestran algunos rasgos característicos de la Santa que hoy celebramos. Marta fue testigo del amor de Jesús, del que nos habla la primera lectura, y supo responder a ese afecto, como lo veremos en el Evangelio. Esa bondad infinita la cantaremos con el salmista.
Con mucha atención escuchemos la Palabra de Dios.
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Monición primera lectura (1 Jn 4, 7-16)
El texto de la primera carta de San Juan, que escucharemos a continuación, nos recuerda cuál era el motor interior de la delicadeza acogedora de Marta y nos invita a imitarla en nuestro propio ambiente. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-16
Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados.
Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.
Palabra de Dios.
Monición al Salmo responsorial (Salmo 33)
El salmo 33 sin duda refleja los sentimientos de Marta hacia Jesús. En él se refugió, lo invocó, proclamó su grandeza y se glorió en Él. Nosotros también proclamamos la grandeza de Dios diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11
R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
y lo salva de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.
Monición al Evangelio ( Jn 11, 19-27 )
San Juan nos muestra a Marta, no solo como la mujer que sabe cocinar, sino como «la orante» y como «la creyente», porque en sus labios pone la súplica y una hermosa profesión de fe.
Cantemos el aleluya para escuchar atentos esta Palabra.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 19-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús:
—«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo:
—«Tu hermano resucitará».
Marta respondió:
—«Sé que resucitará en la resurrección del último día».
Jesús le dice:
—«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».
Ella le contestó:
—«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
Palabra del Señor.
O bien:
Monición al Evangelio (Lc 10, 38-42)
San Lucas nos muestra la escena más conocida de Marta. Jesús que se refugia en su casa y Marta como una buena ama de casa.
Preparémonos cantando el aleluya, para escuchar esta Palabra.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
—«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano».
Pero el Señor le contestó:
—«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
El celo y la fe de santa Marta nos animan a dirigirnos al Señor con franqueza y confianza. Lo hacemos diciendo todos: «Señor, atiende nuestra oración»
- Por la Iglesia, pueblo de Dios que camina en el mundo como o en un tiempo Jesús cruzaba por las aldeas, para que pueda siempre tener el coraje de entrar en las casas, en las comunidades, en la vida de cada hombre, para llevar a todos la luz del Evangelio. Oremos.
- Por el Papa Francisco, los obispos, los sacerdotes y los diáconos, para que entre ellos estén unidos por el común impulso pastoral, por la misma pasión por la humanidad, por la tenacidad de la amista que Jesús mismo vivió en la casa de Betania con María, Marta y Lázaro. Oremos.
- Por nuestros gobernantes, para que busquen la armonía y la paz entre los habitantes de cada pueblo y nación. Oremos
- Por los que sufren soledad y carecen de afecto, para que, por intercesión de Santa Marta, este día puedan sentir el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús. Oremos.
- Por todas las mujeres que en tantos países son explotadas en el trabajo, abusadas, obligadas al aborto, para que, por intercesión de Santa Marta, mujer sencilla y de fe firme, puedan sanar todas las heridas y devolverles el deseo de vivir. Oremos.
- Por todos nosotros, para que Santa Marta nos enseñe a profesar nuestra fe en Jesús, Hijo de Dios, en todas las situaciones de nuestra vida y nos enseñe la alegría de la acogida, del servicio y del gusto de hacer la voluntad de Dios. Oremos.
Presentación de las ofrendas
Presentemos al Señor las ofrendas de pan y vino, que se convertirán en el cuerpo glorioso de Cristo. Con ellas ofrezcamos también el fruto de nuestro trabajo.
Comunión
Marta supo acoger a Cristo en su casa. Nosotros también queremos recibirle en nuestro corazón. Acerquémonos a comulgar.
Final
La misa ha terminado pero nuestro trabajo comienza. Marta nos ha enseñado, con su entrega a Jesús, su amor, su fe firme y su capacidad de acogida, que la fe se vive sirviendo a Dios y a nuestros hermanos. Vayamos a poner en práctica lo que aquí hemos aprendido.