Monición de Entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Con mucho gozo les recibimos en la casa de Dios, en este lunes de la cuarta semana del tiempo ordinario.
La Palabra de Dios sigue alimentando nuestra fe. Por eso abramos nuestro corazón para que el poder de Dios se manifiesta en nuestra vida, y comencemos esta misa con el canto de entrada. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Hebreos 11, 32-40)
La carta a los Hebreos sigue mostrándonos nombres de personajes del Antiguo Testamento que nos han dado ejemplo de una fe recia, entre los que están incluidos políticos, profetas y hombres y mujeres de familia. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos Hebreos 11, 32-40
Hermanos:
¿Para qué seguir?
No me da tiempo de referir la historia de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; éstos, por medio de la fe, subyugaron reinos, practicaron la justicia, obtuvieron promesas, amordazaron fauces de leones, apagaron hogueras voraces, esquivaron el filo de la espada, se curaron de enfermedades, fueron valientes en la guerra, derrotaron ejércitos extranjeros; hubo mujeres que recobraron resucitados a sus difuntos.
Pero otros fueron tundidos a golpes y rehusaron el rescate, para obtener una resurrección mejor; otros pasaron por la prueba de la flagelación ignominiosa, de las cadenas y la cárcel; los apedrearon, los serraron, murieron a espada, rodaron por el mundo vestidos con pieles de oveja y de cabra, faltos de todo, oprimidos, maltratados; el mundo no era digno de ellos: vagabundos por desiertos y montañas, por grutas y cavernas de la tierra.
Y todos éstos, aun acreditados por su fe, no consiguieron lo prometido; Dios tenía preparado algo mejor para nosotros, para que no llegaran sin nosotros a la perfección.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 30)
Con el salmo 30, alabemos a Dios por su bondad y bendigamos su nombre por los prodigios que día a día hace en nuestra vida. Digamos todos:
Salmo responsorial: Salmo 30, 20. 21. 22. 23. 24
R. Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor.
Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R.
En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras. R.
Bendito el Señor, que ha hecho por mí
prodigios de misericordia
en la ciudad amurallada. R.
Yo decía en mi ansiedad:
«Me has arrojado de tu vista»;
pero tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba. R.
Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios les paga con creces. R.
Monición al Evangelio (Marcos 5, 1-20)
En el texto de hoy, San Marcos nos relata el pintoresco y sorprendente episodio de un milagro ocurrido en el primer encuentro de Jesús con el mundo no judío, que nos muestra el enfrentamiento victorioso de Cristo con el poder del demonio.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 5, 1-20
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos.
Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello:
—«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».
Porque Jesús le estaba diciendo:
—«Espíritu inmundo, sal de este hombre».
Jesús le preguntó:
—«¿Cómo te llamas?».
Él respondió:
—«Me llamo Legión, porque somos muchos».
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:
—«Déjanos ir y meternos en los cerdos».
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago.
Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados.
Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país.
Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
—«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia».
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El Señor Jesús libera al hombre del espíritu inmundo que lo poseía para enviarlo a anunciar la misericordia de Dios. Pidamos que dirija sobre nosotros su mirada bondadosa y pidamos con fe diciendo todos:
Señor, escucha nuestra oración.
- Por todos sacerdotes, para que no deseen ser protagonistas de la actividad que desempeñan, sino que, reconociendo que sus éxitos vienen de Dios, sirvan a la comunidad y la impulsen a llevar a la Trinidad una alabanza perpetua. Oremos.
- Por la salvación del mundo, para que el Evangelio de Jesús alcance a todas aquellas regiones que no le conocen y viven alejados de Dios, y la inquietud que llevan en su interior les conduzca al encuentro con el Salvador. Oremos.
- Por todas las personas afectadas por enfermedades psíquicas y que son marginadas a causa de ellas, para que el miedo y las molestias ligadas a la enfermedad no les quiten la posibilidad de tener una vida digna, y que, a través del apoyo de personas competentes, puedan encontrar medios propicios para ser valorados y acompañados en su fragilidad. Oremos.
- Por todos nosotros, para que la Palabra que hoy hemos escuchado nos anime en nuestra fe y nos aumente la confianza en Dios, que nunca nos abandona. Oremos.
Presidente: Oh Dios misericordioso, atiende el clamor de tus hijos y escucha las oraciones que te hemos presentado, todo según tu voluntad, por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Llevemos ahora al altar nuestros dones de pan y vino. Junto a ellos ofrezcamos nuestra confianza en Dios.
Comunión
El pan eucarístico nos da fuerzas para dar testimonio de nuestra fe en medio de un mundo hostil y muchas veces adverso. Acudamos con alegría a recibir a Jesús.
Final
Queridos hermanos, como en el Evangelio de hoy, Jesús también a nosotros nos dice: «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia». Vayamos a ser testigos de lo que Dios ha hecho en nuestra vida.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.