Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. En el lunes de la vigésima quinta semana, nos llena de mucha alegría recibirles en la casa de Dios para celebrar la misa diaria.
La Palabra de Dios nos llama a dar frutos. Dispongámonos a dejarnos instruir por el mensaje de Dios y comencemos nuestra celebración con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Esdras 1, 1-6)
Durante tres semanas escuchamos lecturas del Antiguo Testamento, empezando por las que se refieren a la vuelta del destierro de Babilonia, un tiempo muy intenso y también aleccionador para nosotros. Escuchemos hoy un texto del libro de Esdras.
PRIMERA LECTURA
Comienzo del libro de Esdras 1, 1-6
El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que había anunciado por boca de Jeremías, movió a Ciro, rey de Persia, a proclamar de palabra y por escrito en todo su reino:
«Ciro, rey de Persia, decreta:
«El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá. Los que entre vosotros pertenezcan a ese pueblo, que su Dios los acompañe, y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén. Y a todos los supervivientes, dondequiera que residan, la gente del lugar proporcionará plata, oro, hacienda y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios de Jerusalén»».
Entonces, todos los que se sintieron movidos por Dios, cabezas de familia de Judá y Benjamín, sacerdotes y levitas, se pusieron en marcha y subieron a reedificar el templo de Jerusalén.
Sus vecinos les proporcionaron de todo: plata, oro, hacienda, ganado y otros muchos regalos de las ofrendas voluntarias.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 125)
El salmo 125 es una acción de gracias por la vuelta del destierro. Cuando todo parecía perdido, Dios actuó de nuevo y salvó, cambiando la suerte de los suyos. La experiencia de la salvación pone en nuestros labios este canto de agradecimiento, por eso nos unimos al salmista diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6
R. El Señor ha estado grande con nosotros.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.
Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.
Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.
Monición al Evangelio (Lucas 8, 16-18)
El sábado pasado leíamos la parábola de la semilla, la Palabra de Dios, que debería dar el ciento por uno de fruto. Las breves enseñanzas de hoy son continuación de aquélla. Uno de los frutos mejores de la Palabra de Dios que escuchamos es que se convierta en luz dentro de nosotros y también en luz hacia fuera.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 8, 16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—«Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz.
Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.
A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Al Señor, que ilumina los pasos de su Iglesia y de cada uno de nosotros con su presencia, elevemos confiados nuestra oración diciendo todos:
Sé tú nuestra luz, Señor.
- Por la santa Iglesia, para que sea como un candelabro que ilumina a todo hombre y sepa irradiar esperanza y fuerza a la humanidad entera. Oremos.
- Por el Santo Padre Francisco, los obispos y los sacerdotes, para que sepan ser siempre instrumentos dóciles de la obra de Dios, ayudando a los que les han sido confiados para que encuentren al Dios de la salvación. Oremos.
- Por todos los jefes de las naciones, para que sigan el ejemplo de política sabia e iluminada del rey Ciro y, atendiendo las legitima aspiraciones de los pueblos, se hagan promotores de justicia y de paz. Oremos.
- Por los refugiados, los exiliados, los que huyen de sus países lacerados por la violencia y la pobreza, para que encuentren acogida y solidaridad en las patrias adoptivas. Oremos.
- Por todos los que este día nos hemos reunido en torno al altar del Señor, para que seamos esa luz visible que ilumine a otros el camino hacia Dios. Oremos.
Presidente: Señor Jesús, tú eres la luz que ilumina nuestros pasos; danos siempre la capacidad de reconocer tu serena presencia y concédenos todo lo que, confiados, te hemos pedido en nuestras oraciones. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia