Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Iniciamos las misas diarias de las trigésima semana del tiempo ordinario, y nos llena de mucha alegría tenerles en este lugar para que la celebremos juntos. Sean todos bienvenidos.
Dios nos muestra su poder de diferentes maneras. Hoy, en el Evangelio, lo hará realizando un milagro. Que nuestra fe nos alcance para poder descubrir el poder de Dios obrando en nuestra vida, y comencemos esta misa con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Romanos 8, 12-17)
En el texto que leemos hoy, de la carta de san Pablo a los Romanos, nos expone las consecuencias que tiene en nosotros vivir según la carne o según el Espíritu. Pongamos mucha atención.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 12-17
Hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
Los que se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios.
Habéis recibido, no un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: «¡Abba!» (Padre).
Ese Espíritu y nuestro espíritu dan testimonio concorde: que somos hijos de Dios; y, si somos hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, ya que sufrimos con él para ser también con él glorificados.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 67)
Los que creemos en Cristo hemos llegado a la plenitud de hijos; el salmo 67 nos hace comprender más profundamente su significado. Unámonos al salmista diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 67, 2 y 4. 6-7ab. 20-21
R. Nuestro Dios es un Dios que salva.
Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian.
En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría. R.
Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R.
Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas,
es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R.
Monición al Evangelio (Lucas 13, 10-17)
En su camino hacia Jerusalén, Jesús realiza otro gesto de «curación en sábado», sanando milagrosamente a una mujer, un acto con el que quiere mostrar que la fuerza curativa de Dios ya está presente y actúa eficazmente en el mundo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 10-17
Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.
Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo:
—«Mujer, quedas libre de tu enfermedad».
Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha.
Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente:
—«Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados».
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo:
—«Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo llevaba a abrevar, aunque sea sábado?
Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?».
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: La Palabra que hemos escuchado anuncia vida y salvación, dones d Dios. Para que nunca decaiga en nosotros la confianza de que seremos partícipes de ellos, oremos:
Escúchanos, Señor.
- Por el Papa, los obispos y todos los sacerdotes, para que sepan ver y comprender los signos de la acción de Dios en la historia, reconociendo la obra de su Espíritu. Oremos.
- Por los gobernantes de las naciones, para que la atención a los pobres y a los oprimidos sea prioritaria, más allá de todo interés político y económico. Oremos.
- Por todos los que son afligidos por un mal fisico: que puedan sentir junto a ellos la presencia del Señor Jesús que ha curado a la mujer de Evangelio y da a todos el consuelo y la salvación. Oremos.
- Por todos nosotros, para que, reconociéndonos sometidos al pecado que asecha nuestra vida, no perdamos la esperanza de poder sentirnos siempre buscados por Dios, que nos ama a todos y nos devuelve la vida. Oremos.
Presidente: Padre, acoge las oraciones que te presentamos con el corazón de hijos adoptivos que te gritan: «Abba, Padre!», y escucha nuestras peticiones. según tu voluntad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia