Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) amados hermanos. Nos disponemos a participar de la primera misa diaria de la vigésimo segunda semana del tiempo ordinario. Sean todos bienvenidos a la casa de Dios.
Es por fe que estamos en la casa de Dios celebrando esta misa. Que la participación en la misma aumente nuestra confianza en Dios y nos permita cada día dar signos de nuestra conversión.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Sabiduría 1, 1-7)
Esta semana leemos como primera lectura el libro de la Sabiduría, el último escrito del AT (unos cincuenta años antes de Cristo ); dedicado a los judíos de la diáspora. Escuchemos el pasaje de hoy.
PRIMERA LECTURA
Comienzo del libro de la Sabiduría 1, 1-7
Amad la justicia, los que regís la tierra,
pensad correctamente del Señor y
buscadlo con corazón entero.
Lo encuentran los que no exigen pruebas,
y se revela a los que no desconfían.
Los razonamientos retorcidos alejan de Dios,
y su poder, sometido a prueba,
pone en evidencia a los necios.
La sabiduría no entra en alma de mala ley
ni habita en cuerpo deudor del pecado.
El espíritu educador y santo rehúye la estratagema,
levanta el campo ante los razonamientos sin sentido
y se rinde ante el asalto de la injusticia.
La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres
que no deja impune al deslenguado;
Dios penetra sus entrañas,
vigila puntualmente su corazón
y escucha lo que dice su lengua.
Porque el espíritu del Señor llena la tierra
y, como da consistencia al universo,
no ignora ningún sonido.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 138)
Nada está oculto a la mirada penetrante del Señor. Su espíritu está presente en todo lugar y tiempo, todo lo llena y nosotros estamos inmersos en él. Eso lo confesamos con el salmo 138, de forma sencilla y confiada, diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 138, 1-3a. 3b-6. 7-8. 9-10
R. Guíame, Señor, por el camino eterno.
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso. R.
Todas mis sendas te son familiares.
No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco. R.
¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R.
Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R.
Monición al Evangelio (Lucas 17, 1-6)
Del Evangelio de san Lucas dispongámonos a escuchar hoy varias recomendaciones breves de Jesús sobre el escándalo, el perdón y la fe. Cantemos primero el aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
—«Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca!
Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar.
Tened cuidado.
Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día y siete veces vuelve a decirte: «Lo siento», lo perdonarás».
Los apóstoles le pidieron al Señor:
—«Auméntanos la fe».
El Señor contestó:
—«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera:
«Arráncate de raíz y plántate en el mar».
Y os obedecería».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Dios concede la sabiduría a quien la busca con sinceridad y se mantiene alejado del mal. Pidamos, por eso, con confianza:
Concédenos un corazón puro, Señor.
- Por la Iglesia, para que se haga portadora de la sabiduría que viene del Evangelio para los hombres de nuestro tiempo, ayudándoles a leer en su corazón la infinita necesidad de Dios, Oremos.
- Por todos los sacerdotes para que, a imagen de Cristo, único sacerdote, sean hombres de misericordia y se inclinen hacia la debilidad y el pecado de!! hombre, para llevarles con dulzura el perdón de Dios. Oremos.
- Por los que administran la justicia y por los hombres de gobierno, para que amen la justicia, busquen la verdad, trabajen con rectitud y se dejen mover por la urgencia de promover el bien del hombre y de la comunidad. Oremos.
- Por todo hombre cuando, presentándose con soberbia ante la vida ve herido su propio orgullo, para que aprenda a dar gracias por ella, reconociendo en la humillación la mano sapiente de Dios que toca a sus hijos para liberarlos del pecado y acercarlos a sí. Oremos.
- Por todos nosotros, para que cada suceso de nuestra vida nos vaya sirviendo para descubrir a Dios en nuestras historia y aumentar nuestra fe. Oremos.
Presidente: Dios, Padre de misericordia, que has plasmado y conoces el corazón del hombre y su deseo de ti, acoge nuestra pobreza, sana nuestro pecado, haz que busquemos tu sabiduría, para encontrarte a ti que eres nuestra alegría. Por Cristo nuestro Señor. -Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia