Monición de Entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Con mucha alegría les recibimos en la casa de Dios para la celebración de esta santa misa, en el martes de la séptima semana del tiempo ordinario.
Con la misa de hoy interrumpiremos el tiempo ordinario, para dar cabida mañana a la Cuaresma. Precisamente en el Evangelio de hoy Jesús anuncia su pasión, muerte y resurrección y la primera lectura y el salmo nos prepara para aceptar las pruebas, abandonándonos en las manos de Dios.
Con nuestra confianza puesta en Dios, iniciemos esta celebración con el canto de entrada.
También te puede interesar:
- Moniciones para todos los días del ciclo C (2024-2025)
- ¿Qué son las moniciones en las celebraciones litúrgicas?
- La Oración Universal (Oración de los Fieles)
- Taller para lectores o proclamadores de la Palabra
- Cuál es el color y tamaño adecuado para el mantel del altar?
Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Sirácida 2, 1-13)
La sabiduría es un don de Dios, pero también un aprendizaje que requiere de nuestra parte valentía, fidelidad, perseverancia y aplicación. Escuchemos del segundo capítulo del Eclesiástico (Sirácida), un aviso muy realista sobre las pruebas.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Sirácida 2, 1-13
Hijo mío, cuando te acerques al temor de Dios,
prepárate para las pruebas;
mantén el corazón firme, sé valiente,
no te asustes en el momento de la prueba;
pégate a él, no lo abandones,
y al final serás enaltecido.
Acepta cuanto te suceda,
aguanta enfermedad y pobreza,
porque el oro se acrisola en el fuego,
y el hombre que Dios ama, en el horno de la pobreza.
Confía en Dios, que él te ayudará;
espera en él, y te allanará el camino.
Los que teméis al Señor, esperad en su misericordia,
y no os apartéis, para no caer;
los que teméis al Señor, confiad en él,
que no retendrá vuestro salario hasta mañana;
los que teméis al Señor, esperad bienes,
gozo perpetuo y salvación;
los que teméis al Señor, amadlo,
y él iluminará vuestros corazones.
Fijaos en las generaciones pretéritas:
¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado?;
¿Quién esperó en él y quedó abandonado?;
¿Quién gritó a él y no fue escuchado?
Porque el Señor es clemente y misericordioso,
perdona el pecado y salva del peligro.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 36)
Como ya lo sugería la primera lectura, el salmo 36 lo confirma: en medio de las pruebas debemos confiar en el Señor, que salva a los justos. Manifestemos esa confianza diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40
R. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.
Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R.
El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán. R.
Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá. R.
El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él. R.
Monición al Evangelio (Marcos 9, 30-37)
A punto de iniciar el tiempo de cuaresma, escucharemos, del Evangelio de san Marcos, a Jesús que, por segunda vez, anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección, para irles educando en lo que significa ser seguidor suyo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:
—«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:
—«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
—«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
—«El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Queridos hermanos, confiando plenamente nuestra vida en las manos de nuestro Padre celestial, dirijamos a Él nuestras oraciones diciendo:
Padre, escucha nuestra oración.
- Por la Iglesia, para que ante las persecuciones no se deje vencer por el desánimo, sino que siga confiándose al amor del Padre que la sostiene siempre y le da la fuerza de ser portadora de esperanza incluso en las situaciones más oscuras. Oremos.
- Por el Santo Padre y todos los sacerdotes, para que sirvan a la Iglesia con sencillez, acogiendo a toda persona y llevando la Palabra de salvación que puede convertir todo corazón. Oremos.
- Por los que gobiernan las naciones, para que se dejen iluminar por el Espíritu de Dios y conduzcan con sabiduría a su pueblo. Oremos.
- Por todos los que sufren en el mundo, para que sepan abandonarse en las manos de Dios y confiar en Él aún en medio de las pruebas. Oremos.
- Por todos nosotros, para que, al prepararnos para el inicio de la Cuaresma, dispongamos todo nuestro ser para colaborar con la salvación del mundo, ofreciendo nuestra cruz de cada día. Oremos.
Presidente: Padre, que nos quieres sencillos como los niños, escucha nuestras oraciones y danos la humildad de seguir a tu Hijo y de abandonarnos en tus manos. El vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
El hombre sabio sabe también aceptar el dolor y cargar con la cruz de cada día. Al llevar nuestras ofrendas de pan y vino al altar, ofrezcamos también las angustias y preocupaciones de nuestra vida.
Comunión
Cristo, que padeció y murió por nosotros, también resucitó y está presente en el pan y vino consagrados. Vayamos con fe y devoción a recibirle.
Final
Queridos hermanos, en la víspera de la Cuaresma hemos aprendido hoy que la salvación del mundo vino a través de la cruz de Cristo. Vayamos a colaborar con él y a hacer algo válido para la vida, incluyendo en nuestro programa el sufrimiento, el esfuerzo, la renuncia y la entrega gratuita.
También te puede interesar:
- Moniciones para todos los días del ciclo C (2024-2025)
- ¿Qué son las moniciones en las celebraciones litúrgicas?
- La Oración Universal (Oración de los Fieles)
- Taller para lectores o proclamadores de la Palabra
- Cuál es el color y tamaño adecuado para el mantel del altar?
Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.