Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Sean bienvenidos a este lugar para la celebración eucarística del martes de la decimosegunda semana del tiempo ordinario.
En el sermón del monte, Jesús sigue dándonos instrucciones muy importantes para nuestra santidad. Permitamos que nuestros corazones se abran al mensaje de salvación que Cristo nos trae y comencemos esta misa con el canto de entrada. De pie y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Génesis 13, 2. 5-18)
Abrahán no solamente es nuestro padre en la fe; es también modelo de caridad. El episodio que recoge la lectura de hoy pone de manifiesto su nobleza de alma y su generosidad. Escuchemos y aprendamos de él.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 13, 2. 5-18
Abrán era muy rico en ganado, plata y oro.
También Lot, que acompañaba a Abrán, poseía ovejas, vacas y tiendas; de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos.
Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abrán y los de Lot. En aquel tiempo cananeos y fereceos ocupaban el país.
Abrán dijo a Lot:
—«No haya disputas entre nosotros dos, ni entre nuestros pastores, pues somos hermanos. Tienes delante todo el país, sepárate de mí; si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha yo iré a la izquierda».
Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Zear, era de regadío (esto era antes de que el Señor destruyera a Sodoma y Gomorra); parecía un jardín del Señor, o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron los dos hermanos.
Abrán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor.
El Señor habló a Abrán después que Lot se había separado de él:
—«Desde tu puesto dirige la mirada hacia el norte, mediodía, levante y poniente. Toda la tierra que abarques te la daré a ti y a tus descendientes para siempre.
Haré a tus descendientes como el polvo; el que pueda contar el polvo podrá contar a tus descendientes.
Anda, pasea el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar».
Abrán alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar en honor del Señor.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 14)
En la generosidad de Abraham se cumplió el salmo 14. Aspiremos a tener un corazón leal para hospedarnos también nosotros en la tienda del Señor. Por eso digamos todos:
Salmo responsorial: Salmo 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5
R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?
El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.
El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.
El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.
Monición al Evangelio (Mateo 7, 6. 12-14)
El texto evangélico de hoy reúne tres sentencias de Jesús que nos serán de muchísima utilidad en nuestra vida cristiana: sobre lo santo, la regla de oro y la puerta estrecha. Cantemos primero el aleluya para luego escuchar este importante mensaje.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 6. 12-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El Señor no nos oculta que la promesa de vida plena que nos hace no está exenta de renuncias. Pidamos con insistencia:
Guía nuestros pasos, Señor.
- Por la Iglesia, para que en ella todo hombre pueda encontrar ayuda para reconocer y recorrer con fidelidad y confianza la vía que lo conduce a la salvación. Oremos.
- Por la conversión del mundo, para que la Buena Nueva de salvación siga llegando a todos los rincones de la tierra y muchos puedan descubrir los tesoros del Reino de Dios, Oremos
- Por los que sufren crisis en su fe, para que la escucha de la Palabra les haga disipar toda duda y puedan confiar su vida plenamente a Dios. Oremos.
- Por todos nosotros, para que sepamos guardar con celo el don de la fe, lo alimentemos y lo dejemos crecer bajo la guía del Espíritu caminando por la vía de la santidad, para que dé frutos de vida verdadera para nosotros mismos y para los demás. Oremos.
Presidente: Sostennos y alimenta en nosotros, Señor, el deseo de ti y de tu salvación, para que con la ayuda de tu gracia pasemos a través de la puerta estrecha y podamos encontrar la vida que nos prometes. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Con el pan y el vino que llevamos al altar, ofrezcamos también al Señor nuestro deseo de vivir en santidad.
Comunión.
Final
Queridos hermanos, todo discípulo de Cristo, y cada uno según su estado, situación y
carisma propio, está llamado a la santidad en cualquier condición social y laboral. Vayamos a vivir la santidad en el matrimonio y en la familia, en la vida consagrada, en el trabajo de casa y de la oficina, en el hospital y en la enseñanza, en el taller y en el campo, detrás de un mostrador, de una ventanilla o de un volante.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia; Farnés Sherer, Pedro, Moniciones y Oraciones Sálmicas, Ed. Regina, Mallorca, 1978.