Monición de entrada
Para los lugares donde donde corresponda, ver: Moniciones y lecturas San Francisco de Asís
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Les damos la más cordial bienvenida a la casa de Dios para celebrar juntos la santa misa, en el miércoles de la vigésimo sexta semana del tiempo ordinario, en el que también celebramos la memoria de San Francisco de Asís.
Todos nosotros hemos sido llamados a una vocación. Hoy sentiremos nuevamente esa voz de Dios que nos sigue llamando a seguirle. Dispongámonos a escuchar su voz en esta misa, que comenzamos con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Para los lugares donde donde corresponda, ver: Moniciones y lecturas San Francisco de Asís
Monición a la primera lectura (Nehemías 2, 1-8)
Hoy y mañana leemos unos pasajes del libro de Nehemías, quien hoy se muestra solidario de su pueblo y pide al rey que le permita volver a ayudar a su pueblo en la difícil tarea de reconstrucción, no solo material, sino social y religiosa. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Nehemías 2, 1-8
Era el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes. Tenía el vino delante, y yo tomé la copa y se la serví. En su presencia no debía tener cara triste.
El rey me preguntó:
—«¿Qué te pasa, que tienes mala cara? Tú no estás enfermo, sino triste».
Me llevé un susto, pero contesté al rey:
—«Viva su majestad eternamente. ¿Cómo no he de estar triste cuando la ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en ruinas, y sus puertas consumidas por el fuego?».
El rey me dijo:
—«¿Qué es lo que pretendes?».
Me encomendé al Dios del cielo y respondí:
—«Si a su majestad le parece bien, y si está satisfecho de su siervo, déjeme ir a Judá a reconstruir la ciudad donde están enterrados mis padres».
El rey y la reina, que estaba sentada a su lado, me preguntaron:
—«¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?».
Al rey le pareció bien la fecha que le indiqué y me dejó ir.
Pero añadí:
—«Si a su majestad le parece bien, que me den cartas para los gobernadores de Transeufratina, a fin de que me faciliten el viaje hasta Judá. Y una carta dirigida a Asaf, superintendente de los bosques reales, para que me suministren tablones para las puertas de la ciudadela del templo, para el muro de la ciudad y para la casa donde me instalaré».
Gracias a Dios, el rey me lo concedió todo.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 136)
El salmo 136 es un canto de los desterrados en Babilonia. En la lejanía se siente más hondamente el anhelo por Jerusalén. En medio de un mundo muchas veces hostil, manifestemos también nosotros nuestras ansias de la salvación que viene de Dios, diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 136, 1-2. 3. 4-5. 6
R. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti.
Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras. R.
Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión». R.
¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha. R.
Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías. R.
Monición al Evangelio (Lucas 9, 57-62)
En el camino de Jesús a Jerusalén, hoy leemos tres breves episodios de «vocación» a su seguimiento, con situaciones diferentes y respuestas que parecen paradójicas por parte de Jesús.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 9, 57-62
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno:
—«Te seguiré a donde vayas».
Jesús le respondió:
—«Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».
A otro le dijo:
—«Sígueme».
Él respondió:
—«Déjame primero ir a enterrar a mi padre».
Le contestó:
—«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo:
—«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia».
Jesús le contestó:
—«El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Al Señor, que nos invita al seguimiento como los discípulos del Evangelio, pidamos que acoja nuestras invocaciones y digamos:
Venga tu Reino, Señor.
- Por la Iglesia, para que no se deje nunca desviar por falsas doctrinas, sino que siga en todo al Señor Jesús, teniendo siempre la mirada fija en ÉL. Oremos.
- Por el Papa, los obispos y todos los sacerdotes, para que recuerden y revivan el impulso con el que, al inicio de su camino, decidieron seguir al Señor con el don total de su vida y el ardor que los ha motivado en el servicio apostólico a los hermanos. Oremos-
- Por los gobernantes de las naciones, para que sean dóciles a la acción del Espíritu Santo y se dejen guiar por Él en las pequeñas y grandes decisiones de gobierno, en particular en la promoción de iniciativas en ayuda de los jóvenes en busca de trabajo. Oremos.
- Por todas las personas que sufren depresión, para que sientan en su corazón el anhelo de la Casa de Dios y busquen con ansias llenar su vida de la presencia de Aquél que les sacó de la nada a la existencia, y que es capaz de darle un nuevo sentido a sus vidas. Oremos.
- Por esta comunidad, especialmente por todos los jóvenes en discernimiento vocacional, llamados al seguimiento del Reino en el sacerdocio o en la vida consagrada, para que sus corazones estén disponibles a la invitación del Señor Jesús a seguirlo en todos sus caminos. Oremos.
Presidente: Señor Jesucristo, Hijo del Padre, que nos concedes reencontrarnos unidos en la comunión contigo, escucha estas oraciones que hoy te dirigimos. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Junto al pan y el vino, llevemos al alta también nuestra vocación o nuestro discernimiento vocacional
Comunión.
Cristo, que nos llama a seguirle, nos ofrece vida eterna al comer del Pan que baja del cielo. Acudamos a recibirle.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.