Monición de Entrada
Queridos hermanos: tengan todos muy buenos días (tardes, noches), les damos la más cordial bienvenida a la casa de Dios para celebrar la santa misa en el viernes de la primera semana del tiempo ordinario.
Hoy la liturgia nos muestra el poder liberador de Jesús y nos pide que nos adhiramos a la Palabra que vamos a escuchar.
Dispuestos a experimentar el poder liberador del perdón y a poner en práctica la Palabra que escucharemos, comencemos esta misa con el canto de entrada. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Hebreos 4, 1-5. 11)
Hoy continuamos leyendo la carta a los Hebreos y hoy escucharemos una exhortación a la fidelidad y a la perseverancia en la vida cristiana, adhiriéndonos a la Palabra de Dios. Escuchemos atentos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 4, 1-5. 11
Hermanos:
Temamos, no sea que, estando aún en vigor la promesa de entrar en su descanso, alguno de vosotros crea que ha perdido la oportunidad.
También nosotros hemos recibido la buena noticia, igual que ellos; pero el mensaje que oyeron de nada les sirvió, porque no se adhirieron por la fe a los que lo habían escuchado.
En efecto, entramos en el descanso los creyentes, de acuerdo con lo dicho:
«He jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»,
y eso que sus obras estaban terminadas desde la creación del mundo.
Acerca del día séptimo se dijo:
«Y descansó Dios el día séptimo
de todo el trabajo que había hecho».
En nuestro pasaje añade:
«No entrarán en mi descanso».
Empeñémonos, por tanto, en entrar en aquel descanso, para que nadie caiga, siguiendo aquel ejemplo de rebeldía.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 77)
Conforme al estilo de los sabios, el salmista invita a escuchar las enseñanzas de Dios y transmitirlas a las nuevas generaciones. Alabemos al Señor y su poder con el salmo 77 diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 77, 3 y 4bc. 6c-7. 8
R. No olvidéis las acciones de Dios.
Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. R.
Que surjan y lo cuenten a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios,
sino que guarden sus mandamientos. R.
Para que no imiten a sus padres,
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante,
de espíritu infiel a Dios. R.
Monición al Evangelio (Marcos 2, 1-12)
San Marcos nos cuenta cómo Jesús sigue causando admiración y ganando muchos seguidores porque hace «cosas nunca vistas». Con el milagro de hoy nos muestra a Jesús que viene a desatarnos de las ataduras que nos impiden caminar y a regalarnos el don del perdón.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 2, 1-12
Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa.
Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les preponía la palabra.
Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.
Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:
—«Hijo, tus pecados quedan perdonados».
Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:
—«¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?».
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:
—«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico «tus pecados quedan perdonados» o decirle «levántate, coge la camilla y echa a andar»?
Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados…».
Entonces le dijo al paralítico:
—«Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa».
Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:
—«Nunca hemos visto una cosa igual».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Expresemos a Dios nuestras oraciones, las oraciones de la comunidad, de la Iglesia entera, y de cada uno de nuestros hermanos, diciendo todos:
Escucha, Señor, la oración de tu pueblo.
- Por el pueblo de los creyentes, llamado a dar testimonio en todo lugar de la Palabra del Evangelio, para que el Espíritu Santo alimente en todos la fe y la pasión al anunciar las obras del Señor en la historia. Oremos.
- Por las familias, para que no descuiden la sacralidad del domingo, como el Señor, que quiso santificar el séptimo día, y aprendan a gozar del rasposo y de estar juntos. Oremos.
- Por los gobernantes, especialmente los de nuestro país, para que impulsen y apliquen las leyes que rigen el trabajo, su remuneración y su descanso. Oremos.
- Por los que sufren porque viven lejos de Dios, los que no lo conocen, por los que le temen sin comprender su misericordia y su ternura, para que puedan encontrar hombres y mujeres de fe que sepan acompañarlos con dulzura al encuentro con Dios del amor y del perdón. Oremos.
- Por todos nosotros, para que la Palabra que hemos escuchado hoy nos haga experimentar la liberación de nuestras ataduras y recibamos el perdón de Dios. Oremos.
Presidente: Señor que nos conduces paso a paso por los caminos del bien, acoge estas oraciones, signo de nuestro deseo de seguirte, y escúchalas según tu voluntad. Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Con el vino y el pan que llevamos hoy al altar, presentamos también nuestras inquietudes y anhelos al Señor.
Comunión
«Contigo hablo: Levántate», hemos escuchado de Jesús en el Evangelio. Este es el momento de levantarnos y caminar a comer el Cuerpo de Cristo, que nos da la vida eterna.
Final
Queridos hermanos, la misa ha terminado y retornamos a nuestros hogares para seguir dando testimonio del poder de Jesús y transmitir a las nuevas generaciones el mensaje de salvación que hemos recibido hoy.
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Fuentes: Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia; Farnés Sherer, Pedro, Moniciones y Oraciones Sálmicas, Ed. Regina, Mallorca, 1978.
