Monición de Entrada
Buenos días (tardes, noches), queridos hermanos. Sean bienvenidos a la celebración eucarística de hoy, viernes de la tercera semana del tiempo ordinario.
Muchas veces las dificultades de la vida nos agobian; pero la liturgia de hoy nos anima a ser constantes y fervorosos en medio de las pruebas, sabiendo que el Reino de Dios crece en nuestro interior por la intervención misma de Dios.
Confiando la realidad de nuestra historia a Dios, comencemos esta misa con el canto de entrada. De pie, por favor.
También te puede interesar:
- Moniciones para todos los días del ciclo C (2024-2025)
- ¿Qué son las moniciones en las celebraciones litúrgicas?
- La Oración Universal (Oración de los Fieles)
- Taller para lectores o proclamadores de la Palabra
- Cuál es el color y tamaño adecuado para el mantel del altar?
Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Hebreos 10, 32-39)
El texto que escucharemos a continuación nos describe las circunstancias que rodeaban a los destinatarios de la carta a los Hebreos, a quienes el autor les pide constancia, a pesar de las dificultades.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos Hebreos 10, 32-39
Hermanos:
Recordad aquellos días primeros, cuando, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: ya sea cuando os exponían públicamente a insultos y tormentos, ya cuando os hacíais solidarios de los que así eran tratados. Pues compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores, y permanentes.
No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa.
Os falta constancia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa.
Un poquito de tiempo todavía, y el que viene llegará sin retraso; mi justo vivirá de fe, pero, si se arredra, le retiraré mi favor.
Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 36)
En circunstancias difíciles, como las que nos describía la primera lectura, el salmo 36 nos invita a poner nuestra confianza firme en el Señor, que protege a los que se acogen a Él. Unámonos todos diciendo:
Salmo responsorial: Salmo 36, 3-4. 5-6. 23-24. 39-40
R. El Señor es quien salva a los justos.
Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R.
Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R.
El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano. R.
El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él. R.
Monición al Evangelio (Marcos 4, 26-34)
Usando otras dos parábolas más, tomadas de la vida del campo, y de nuevo con el protagonismo de la semilla, Jesús nos sigue explicando qué es el Reino de Dios. Preparémonos, cantando, para la escucha del Evangelio según san Marcos.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 26-34
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
—«El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra.
Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».
Dijo también:
—«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas».
Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Dios y Padre nuestro, Tú eres paciente con nosotros, cuidas y trabajas el terreno de nuestra vida para que demos fruto en el tiempo oportuno. Por eso nos atrevemos a dirigir nuestras oraciones a ti, diciendo:
Escucha, Señor, nuestra oración.
- Por el Papa, los obispos y todos los sacerdotes, para que sean anunciadores incansables del Evangelio, padres y acompañantes de las personas que han sido confiadas a su cuidado pastoral, capaces de escuchar y estimular los pasos que dar por el camino del Evangelio. Oremos.
- Por los que gobiernan las naciones, para que comprendan que el pueblo confió en ellos al colocarlos en sus cargos y es a ese pueblo a quien se deben y están obligados a responderle con buenas acciones. Oremos.
- Por los pueblos lacerados por la carestía y el hambre, para que Dios no permita que les falte su ayuda, a través del compromiso concreto y generoso de toda la comunidad internacional. Oremos.
- Por todos nosotros, para que seamos perseverantes en nuestra fe, superemos las pruebas que se nos presenten en el camino y crezcamos cada día más en nuestra espiritualidad cristiana. Oremos.
Presidente: Padre, acoge las oraciones que te hemos presentado, escucha las que en nuestro interior se han quedado, y tú bien conoces, y haznos perseverantes para conseguir un día el premio de nuestra salvación. Te lo pedimos por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
«Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él actuará», nos ha dicho el salmo ahora. Llevemos ahora al altar nuestros dones de pan y vino, y presentemos a Dios también nuestros proyectos, para que Él los lleve a feliz término.
Comunión
Para poder mantenernos constantes, a pesar de las dificultades, y hacer germinar en nosotros la semilla del Reino de Dios, necesitamos la fuerza de Jesús sacramentado. Acerquémonos cantando a recibirle.
Final
Queridos hermanos, la misa ha terminado y vamos ahora a ser constantes y valientes en medio de un mundo hostil, sin perder el fervor, sabiendo que el Reino de Dios crece en nuestro interior por la fuerza y voluntad de Dios.
También te puede interesar:
- Moniciones para todos los días del ciclo C (2024-2025)
- ¿Qué son las moniciones en las celebraciones litúrgicas?
- La Oración Universal (Oración de los Fieles)
- Taller para lectores o proclamadores de la Palabra
- Cuál es el color y tamaño adecuado para el mantel del altar?
Fuentes: Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.