Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días. Les damos la más cordial bienvenida a la casa de Dios para la celebración eucarística de hoy, viernes de la decimosegunda semana del tiempo ordinario.
Para Dios nada es imposible. La liturgia de hoy nos llena de optimismo, pues al que pone su confianza en Dios, Él no lo deja desamparado.
Abandonémonos en la providencia divina y comencemos esta misa con el canto de entrada. De pie y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Génesis 17, 1. 9-10. 15-22)
Continuamos con la lectura del libro del Génesis. En el texto de hoy, la fe de Abrahán, su espera contra toda esperanza, está a punto de ser premiada. Dios se le aparece de nuevo y renueva su promesa. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis 17, 1. 9-10. 15-22
Cuando Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el señor y le dijo:
—«Yo soy el Dios Saday. Camina en mi presencia con lealtad».
Dios añadió a Abrahán:
—«Tú guarda mi pacto, que hago contigo y tus descendientes por generaciones.
Éste es el pacto que hago con vosotros y con tus descendientes y que habéis de guardar: circuncidad a todos vuestros varones».
Dios dijo a Abrahán:
—«Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara.
La bendeciré, y te dará un hijo, y lo bendeciré; de ella nacerán pueblos y reyes de naciones».
Abrahán cayó rostro en tierra y se dijo sonriendo:
—«¿Un centenario va a tener un hijo, y Sara va a dar a luz a los noventa?».
Y Abrahán dijo a Dios:
—«Me contento con que te guardes vivo a Ismael».
Dios replicó:
—«No; es Sara quien te va a dar un hijo, a quien llamarás Isaac; con él estableceré mi pacto y con sus descendientes, un pacto perpetuo.
En cuanto a Ismael, escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré multiplicarse sin medida, engendrará doce príncipes, y haré de él un pueblo numeroso. Pero mi pacto lo establezco con Isaac, el hijo que te dará Sara el año que viene por estas fechas».
Cuando Dios terminó de hablar con Abrahán, se retiró.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo)
La confianza de Abrahán en la promesa del Señor es la fuente de sus bendiciones. Pongamos también nuestra confianza en el Señor y, con el salmo 127, digamos todos:
Salmo responsorial: Salmo 127, 1-2. 3. 4-5
R. Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.
Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.
Monición al Evangelio (Mateo 8, 1-4)
Terminada la lectura del sermón del monte, ahora, con el octavo capítulo de san Mateo, iniciamos una serie de diez hechos milagrosos con los que Jesús corroboró su doctrina y mostró la cercanía del Reino de Dios. Hoy toca el turno al leproso.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 8, 1-4
En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo:
—«Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Extendió la mano y lo tocó, diciendo:
—«Quiero, queda limpio».
Y en seguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo:
—«No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: A Dios, que quiere nuestra felicidad, pidámosle que nos ayude a acoger el don de su alianza. Oremos diciendo:
Bendice a tu pueblo.
- Por los sacerdotes y consagrados que en la Iglesia son llamados a la misión de la paternidad y maternidad espiritual. Para que, al ponerse en la escucha del milagro que es la vida de cada persona, sepan donar abundantemente la vida que ellos mismos han recibido de Dios y ayuden a quienes acuden a ellos a caminar en la verdad. Oremos.
- Por las jóvenes parejas de esposos, para que acojan con disponibilidad y generosidad el don de los hijos y construyan en el amor su familia, para à el bien de la prole y la edificación de la sociedad. Oremos.
- Por las parejas que no pueden tener hijos, para que, al aceptar con serenidad su situación, se pongan en las manos del Señor, para que puedan encontrar las alternativas de fecundidad que Él quiere mostrarles. Oremos.
- Por todos los aquí presentes, para que Dios nos regale una fe tan grande como para mantenernos firmes aún cuando nos falle la esperanza. Oremos.
Presidente: Padre, dador de vida, haz que seamos capaces de recibir de ti todo lo que nos das: con confianza cuando no entendemos y con gratitud por todo el bien à que recibimos. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Dichosos de seguir los caminos del Señor, presentamos al altar nuestras ofrendas de pan y vino.
Comunión.
Jesús, que sana nuestras enfermedades, nos regala también la vida eterna al comer su cuerpo y beber su sangre. Acerquémonos a recibirle.
Final
Queridos hermanos, que la participación en esta eucaristía nos haga cristianos más auténticos. Les esperamos mañana en este mismo lugar.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia; Farnés Sherer, Pedro, Moniciones y Oraciones Sálmicas, Ed. Regina, Mallorca, 1978.