Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). Sean todos bienvenidos a la casa de Dios, para la celebración de la santa misa diaria, en el viernes de la trigésima tercera semana del tiempo ordinario.
Estamos cada vez más cerca de finalizar este año litúrgico y comenzar un nuevo ciclo. Dios ahora nos muestra su celo por el templo y todo lo que tiene que ver con las cosas sagradas.
Dispongámonos a celebrar bien estos misterios, entonando todos el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Macabeos 4, 36-37. 52-59)
En nuestra lectura del libro de los Macabeos, llegamos hoy al relato de la victoria final sobre las tropas de Antíoco y a la fiesta de la nueva consagración del Templo, en el invierno del año 164 antes de Cristo. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del primer libro de los Macabeos 4, 36-37. 52-59
En aquellos días, Judas y sus hermanos propusieron:
—«Ahora que tenemos derrotado al enemigo, subamos a purificar y consagrar el templo».
Se reunió toda la tropa, y subieron al monte Sión.
El año ciento cuarenta y ocho, el día veinticinco del mes noveno, que es el de Casleu, madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la ley, en el nuevo altar de los holocaustos recién construido. En el aniversario del día en que lo habían profanado los paganos, lo volvieron a consagrar, cantando himnos y tocando cítaras, laúdes y platillos. Todo el pueblo se postró en tierra, adorando y alabando a Dios, que les había dado éxito.
Durante ocho días, celebraron la consagración, ofreciendo con júbilo holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza. Decoraron la fachada del templo con coronas de oro y rodelas. Consagraron también el portal y las dependencias, poniéndoles puertas. El pueblo entero celebró una gran fiesta, que canceló la afrenta de los paganos.
Judas, con sus hermanos y toda la asamblea de Israel, determinó que se conmemorara anualmente la nueva consagración del altar, con solemnes festejos, durante ocho días, a partir del veinticinco del mes de Casleu.
Palabra de Dios.
Monición al Interleccional (1 Crónicas 29)
La alabanza sigue a la reconstrucción del altar y purificación del templo. Con el canto de las Crónicas penetramos en el sentido del templo del culto. Al alabar el nombre glorioso de Dios, le ofrecemos el mejor sacrificio. Por eso digamos todos:
Interleccional: 1 Crónicas 29, 10. 11abc. 11d-12a. 12bcd
R. Alabamos, Señor, tu nombre glorioso.
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos. R.
Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R.
Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria. R.
Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R.
Monición al Evangelio (Lucas 19, 45-48)
Jesús ya está en Jerusalén. Ayer lloró sobre su ciudad, triste por la ruina que se le avecina. Hoy realiza un gesto profético valiente, echando a los vendedores del templo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 45-48
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
—«Escrito está: «Mi casa es casa de oración»; pero vosotros la habéis convertido en una «cueva de bandidos»».
Todos los días enseñaba en el templo.
Los sumos sacerdotes, los escribas y los notables del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Alabemos con el salmista el nombre del Señor, y con el mismo espíritu grato y alegre del pueblo de Israel presentémosle nuestras oraciones. Digamos todos:
Santifica a tu Iglesia, Señor.
- Por el pueblo santo de Dios, para que tenga siempre en su corazón la oración, la lectura de la Palabra y la sacralidad del domingo y dé testimonio al mundo del sentido del tiempo como don de Dios. Oremos.
- Por los monjes y monjas, por los sacerdotes y los laicos que cuidan los santuarios, por los animadores parroquiales, para que sepan ofrecer a todo el pueblo de Dios, y a cada hombre, la belleza y el gusto de la liturgia, primicia de toda actividad humana. Oremos.
- Por los jefes de las naciones, para que vivan su papel como servicio por el bien del país, libres de intereses particulares y de ambiguos juegos del poder. Oremos.
- Por los desempleados, para que Dios les provea un empleo digno, para el sustento suyo y de sus familias. Oremos.
- Por todos nosotros, para que día a día, movidos por dones del Espíritu Santo, vayamos aprendiendo a amar y respetar las cosas sagradas. Oremos.
Presidente: Señor, tú agradeces la alabanza y el reconocimiento que sube a ti desde tu Iglesia. Acepta también las súplicas que hoy te hemos presentado. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 6, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia