Monición de entrada
Amadísimos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches). En nombre de Jesús les damos la más cordial bienvenida a la celebración eucarística de hoy, martes de la octava semana del tiempo ordinario.
Hemos dejado nuestros que haceres cotidianos para reunirnos en torno al altar y eso tendrá una recompensa. Dispongamos todo nuestro ser para celebrar estos misterios y comencemos con el canto de entrada. De pie, y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (1 Pe. 1, 10-16)
Escucharemos nuevamente la primera carta de San Pedro, el tema de la herencia y la esperanza que nos concede Dios en su misericordia. Escuchemos atentos.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 10-16
Queridos hermanos:
La salvación fue el tema que investigaron y escrutaron los profetas, los que predecían la gracia destinada a vosotros.
El Espíritu de Cristo, que estaba en ellos, les declaraba por anticipado los sufrimientos de Cristo y la gloria que seguiría; ellos indagaron para cuándo y para qué circunstancia lo indicaba el Espíritu.
Se les reveló que aquello de que trataban no era para su tiempo, sino para el vuestro.
Y ahora se os anuncia por medio de predicadores que os han traído el Evangelio con la fuerza del Espíritu enviado del cielo.
Son cosas que los ángeles ansían penetrar.
Por eso, estad interiormente preparados para la acción, controlándoos bien, a la expectativa del don que os va a traer la revelación de Jesucristo.
Como hijos obedientes, no os amoldéis más a los deseos que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia.
El que os llamó es santo; como él, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, porque dice la Escritura: «Seréis santos, porque yo soy santo»
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 97)
Dios fue desvelando poco a poco su designio salvífico. En Jesucristo esta revelación llegó a su etapa final y definida, todo por la fidelidad de Dios a sus promesas. Las maravillas que ha obrado el Señor ponen en nuestros labios un cántico nuevo, por eso decimos, con el salmo 97:
Salmo responsorial: Salmo 97, 1. 2-3ab. 3c-4
R. El Señor da a conocer su victoria.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclamad al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.
Monición al Evangelio (Mc. 10, 28-31)
En el texto evangélico de hoy, Pedro, en nombre de sus compañeros, quiere sacar consecuencias personales de lo dicho por Jesús respecto de su seguimiento mediante el total desapego de los bienes. Cantemos primero el aleluya para escuchar esta Buena Nueva.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
—«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
—«Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones—, y en la edad futura, vida eterna.
Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: La salvación que nos anuncia el Espíritu es, para el que acoge mensaje, compromiso de vida. Como hijos obedientes, digamos todos:
Trinidad divina, ayúdanos a caminar en la santidad.
- Por todos los cristianos. Para que se sostengan recíprocamente en el camino a la santidad a la que Dios nos llama a todos. Oremos.
- Por los sacerdotes, ministros del Evangelio, para que, siempre al servicio de la Palabra, sean anunciadores de la gracia que Dios ha destinado a los hombres, ayudándoles a reconocerla en las circunstancias de la historia y de la vida. Oremos.
- Por los que Dios ha llamado a seguirlo más de cerca en una vida de consagración especial. Para que la obediencia a su vida, al hacerlos caminar en la santidad, les ayude a reconocer el céntuplo que el Señor promete ya aquí a quien lo sigue. Oremos.
- Por todas las personas que construyen su santidad en la aceptación de las pequeñas y grandes alegrías y fatigas de cada día. Que sean ejemplo e invitación para los que piensan que la santidad es fruto sólo de virtudes extraordinarias y no una promesa para todos. Oremos.
- Por nosotros aquí presentes. Para que sintamos la responsabilidad de la que nos inviste la Palabra cada vez que la acogemos e, iluminados por ella, nos pongamos en una actitud de conversión continua para llegar a ser santos en todas nuestras conductas. Oremos.
Presidente: Que tu Espíritu, Señor, nos guarde y nos guie, para que, caminando según tu voluntad, vivamos la santidad a la que nos has llamado Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Nosotros también queremos ofrendar todo al Señor, junto a los dones de pan y vino que llevamos al altar.
Comunión.
Cristo nos ha prometido una vida eterna si comemos su Cuerpo y bebemos su sangre. Acerquémonos con fe a recibirle.
Final
Queridos hermanos, vayamos a vivir según la Palabra que hemos escuchado hoy, entregándolo todo por el Señor, sabiendo que de Él obtendremos una buena recompensa.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.