Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) amados hermanos. Sean todos bienvenidos a la celebración eucarística en el miércoles de la décima semana del tiempo ordinario.
La Palabra de Dios es edificante en nuestra vida. Cristo le da sentido a ese mensaje que hoy vamos a recibir, por eso nos disponemos con alegría a comenzar esta misa con el canto de entrada. De pie y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (1 Reyes 18, 20-39)
En el libro de los Reyes, seguimos escuchando la historia de Elías, que ahora se enfrenta en solitario contra 450 sacerdotes del dios Baal. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del primer libro de los Reyes 18, 20-39
En aquellos días, el rey Ajab despachó órdenes a todo Israel, y los profetas de Baal se reunieron en el monte Carmelo.
Elías se acercó a la gente y dijo:
—«¿Hasta cuándo vais a caminar con muletas? Si el Señor es el verdadero Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal».
La gente no respondió una palabra. Entonces Elías les dijo:
—«He quedado yo solo como profeta del Señor, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. Que nos den dos novillos: vosotros elegid uno; que lo descuarticen y lo pongan sobre la leña, sin prenderle fuego; yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña, sin prenderle fuego. Vosotros invocaréis a vuestro dios, y yo invocaré al Señor; y el dios que responda enviando fuego, ése es el Dios verdadero».
Toda la gente asintió:
—«¡Buena idea!».
Elías dijo a los profetas de Baal:
—«Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, porque sois más. Luego invocad a vuestro dios, pero sin encender el fuego».
Cogieron el novillo que les dieron, lo prepararon y estuvieron invocando a Baal desde la mañana hasta mediodía:
—«¡Baal, respóndenos!».
Pero no se oía una voz ni una respuesta, mientras brincaban alrededor del altar que habían hecho.
Al mediodía, Elías empezó a reírse de ellos:
—«¡Gritad más fuerte! Baal es dios, pero estará meditando, o bien ocupado, o estará de viaje; ¡a lo mejor está durmiendo y se despierta!».
Entonces gritaron más fuerte; y se hicieron cortaduras, según su costumbre, con cuchillos y punzones, hasta chorrear sangre por todo el cuerpo.
Pasado el mediodía, entraron en trance, y así estuvieron hasta la hora de la ofrenda. Pero no se oía una voz, ni una palabra, ni una respuesta.
Entonces Elías dijo a la gente:
—«¡Acercaos!».
Se acercaron todos, y él reconstruyó el altar del Señor, que estaba demolido: cogió doce piedras, una por cada tribu de Jacob, a quien el Señor había dicho: «Te llamarás Israel»; con las piedras levantó un altar en honor del Señor, hizo una zanja alrededor del altar, como para sembrar dos fanegas; apiló la leña, descuartizó el novillo, lo puso sobre la leña y dijo:
—«Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre la víctima y la leña».
Luego dijo:
—«¡Otra vez!».
Y lo hicieron otra vez.
Añadió:
—«¡Otra vez!».
Y lo repitieron por tercera vez.
El agua corrió alrededor del altar, e incluso la zanja se llenó de agua.
Llegada la hora de la ofrenda, el profeta Elías se acercó y oró:
—«¡Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel! Que se vea hoy que tú eres el Dios de Israel, y yo tu siervo, que he hecho esto por orden tuya. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que sepa este pueblo que tú, Señor, eres el Dios verdadero, y que eres tú quien les cambiará el corazón».
Entonces el Señor envió un rayo que abrasó la víctima, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja.
Al verlo, cayeron todos sobre su rostro, exclamando:
—«¡El Señor es el Dios verdadero! ¡El Señor es el Dios verdadero!».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 15)
Solo ante una gran cantidad de enemigos, Elías no ha temido. La fidelidad de Dios le asegura su confianza. El Señor vuelve a ser confesado en nuestro salmo 15 como el único protector. Hagamos esa confesión diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 15, 1-2a. 4. 5 y 8. 11
R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien». R.
Multiplican las estatuas
de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios. R.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.
Monición al Evangelio (Mateo 5, 17-19)
El breve texto evangélico de hoy es fundamental para determinar la actitud de Jesús y de la Iglesia primitiva respecto de la antigua ley mosaica. Jesús criticó repetidas veces las interpretaciones que se hacían de la ley de Moisés, pero no la desautorizó, sino que la cumplió e invitó a cumplirla. Preparémonos para escuchar nosotros esa invitación de Jesús.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«No creáis que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los cielos».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Ofrezcamos al Señor nuestra vida y pidámosle que nos haga capaces de no anteponer nada al cumplimiento de su voluntad. Digamos juntos:
Realiza en nosotros tu obra, Señor.
- Por el Papa, los obispos y los sacerdotes: que no busquen la aprobación humana y no se desvíen por ella del anuncio del Dios verdadero. Que, considerando a Cristo como el fundamento de su vida, enfrenten con esperanza y fe las dificultades del ejercicio de su ministerio. Oremos.
- Por los jóvenes: que en la búsqueda de su vocación no pasen de una realidad a la otra en el intento de satisfacer la insaciable necesidad de novedad, sino que se pongan en la escucha de Dios y de su corazón para descubrir que la única cosa que sacia es la adhesión a la voluntad de Dios. Oremos.
- Por los que están manejando relaciones difíciles donde la unidad está en entredicho: que estén abiertos al diálogo y a la discusión, que sean capaces de escuchar y comprender, de acoger y respetar, considerando siempre la unidad como un bien precioso que debe ser salvaguardado. Oremos.
- Por los que desperdician su existencia sacrificándola al dinero, al éxito, al placer, a la droga: que abandonen los ídolos para seguir al único Dios que hace de la vida de toda creatura una maravillosa obra de amor. Oremos.
Presidente: Sana, Señor, la incredulidad de tu pueblo y haz que, contemplando tu obra, te reconozca como único Señor de su vida. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. -Amén.
Presentación de las Ofrendas
Del esfuerzo del trabajo del hombre obtenemos los frutos de la tierra. Hoy llevamos al altar nuestros dones de vino y pan.
Comunión.
Cristo está presente en forma real en el pan que compartimos. Acerquémonos con esa fe a comulgar.
Final
Queridos hermanos, vayamos a ponernos al servicio de nuestro Dios, cumpliendo sus preceptos.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Secretariado Nacional de Liturgia, Comentarios Bíblicos al Leccionario del Tiempo Ordinario; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia