sábado, enero 25, 2025
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Comunión en la mano o en la boca… ¿Cuál es la forma correcta?

Comulgar en la mano, ¿Permitido o no permitido?

(Por Ing. Mardoqueo G. Sánchez)

Recibir o no la comunión en la mano es un tema que ha generado mucha discusión entre los católicos en los últimos tiempos. Pero la Iglesia ya tiene su postura desde los primeros siglos, y es la que hay que conocer.

He pensado mucho en el titular de esta publicación y en su contenido, porque hay tantas cosas que suceden en torno a la práctica de recibir la comunión en la mano, que sé muy bien que no soy el único que siente escalofríos al ver los innumerables abusos que se cometen al recibir el mismo Cuerpo y Sangre de Cristo.

Sé que estos temas generan polémica, porque no faltarán los que estarán de acuerdo con mi postura, pero sobrará quien defienda la práctica de comulgar en la mano y pondrá mil razones para justificarla sin ninguna observación. Yo solo quiero llamar la atención en los riesgos tan altos que se corren al comulgar, no en la boca, sino en la mano. Permitirlo o no permitirlo, eso ya corresponde a las autoridades eclesiásticas y son las responsables de haber atinado o desatinado al permitir dicha práctica, que se vuelve muy común en tiempos de posible contagio o transmisión de virus en alguna pandemia. Una cosa es permitirla, y otra es no instruir bien al pueblo para que no se caiga en un irrespeto al Cuerpo y Sangre de Cristo.

Es muy cierto que sobre esto hay una discusión muy fuerte entre la misma feligresía, y hace saber su descontento públicamente en las redes sociales, hablando incluso hasta de «sacrilegio» cometido al comulgar en la mano. Es necesario aclarar que para que sea un sacrilegio, la persona debe llevar una clara intención de cometerlo en el momento de recibir la comunión en la mano y no en la boca. No significa que no haya ningún caso en que sí exista esa intención, y es uno de los riesgos que se corre con esta práctica; pero lo más común es que la gente reciba el Cuerpo del Señor en la mano sin ninguna mala intención, cometiendo otro tipo de errores, que no son sacrilegio. Ya veremos los errores y las normas que la Iglesia ha establecido al respecto desde los primeros siglos.

Por mucho cuidado y tanto respeto o reverencia que se haga a la hora de tomar la comunión en la mano, siempre, o casi siempre, habrá partículas que se caen o se quedan adheridas a la mano en que se toma la hostia consagrada y en los dedos de la mano con la que se lleva a la boca.

Eso si hay respeto y reverencia, pero es peor aún, y es lo que da algo así como coraje, ver cómo hay gente que toma la hostia consagrada como si le regalaran una galleta, sin reverencia, sin respeto. La toma en su mano y luego la lleva a la boca sin el mínimo cuidado de que alguna partícula se caiga. Recuerda que si comulgas en la boca hay una bandeja (patena) que se usa para evitar la caída de partículas, pero al tomarla en la mano se corre más riesgo de que esas partículas vayan directamente al piso y Cristo es pisoteado por el resto de la gente que camina hacia y desde el lugar donde se está repartiendo la comunión.

El otro problema grande es cuando la gente no lleva la hostia a la boca frente al ministro que se la dio, sino que va con ella a su asiento; y una vez desapareció de la vista del ministro, pueden suceder tantas cosas, hasta depositarla en un bolso, llevársela a su casa o disponer de ella para algún rito satánico. Si hay gente capaz de cometer el sacrilegio y profanar templos para robar el Cuerpo del Señor para sus ritos, con qué facilidad podrán lograr su objetivo si un ministro autorizado por la iglesia se lo da sin restricciones en su mano, sin ningún control sobre el consumo o no consumo después de recibirlo.

Hay algunas normas que, si se cumplieran al pie de la letra, talvez reducirían muchísimo los riesgos. La Instrucción Redemptionis Sacramentum, de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (25/03/2004: AAS 96 (2004) 549-601), señala lo siguiente:

mano1[92.] Aunque todo fiel tiene siempre derecho a elegir si desea recibir la sagrada Comunión en la boca, si el que va a comulgar quiere recibir en la mano el Sacramento, en los lugares donde la Conferencia de Obispos lo haya permitido, con la confirmación de la Sede Apostólica, se le debe administrar la sagrada hostia. Sin embargo, póngase especial cuidado en que el comulgante consuma inmediatamente la hostia, delante del ministro, y ninguno se aleje teniendo en la mano las especies eucarísticas. Si existe peligro de profanación, no se distribuya a los fieles la Comunión en la mano.

Según esta norma, el fiel tiene derecho a elegir recibir la comunión en la mano o en la boca. Ningún ministro puede negarle la forma en que el fiel quiera comulgar, a no ser que la conferencia de una región haya establecido una forma específica para sus feligreses.

Pero esta norma no aplica para la comunión bajo las dos especies. Cuando se comulga bajo las especies de pan y vino,  solo puede tomarse la comunión en la boca, nunca en la mano, así lo establece la Instrucción General del Misal Romano (287): «El sacerdote toma la Hostia, moja parte de ella en el cáliz y, mostrándola, dice: El Cuerpo y la Sangre de Cristo; quien va a comulgar responde: Amén, recibe del sacerdote el Sacramento en la boca, y en seguida se retira.

Ya he visto a sacerdotes distribuyendo la comunión bajo las dos especies en la mano a sus feligreses y suceder casos escalofriantes: un feligrés haciendo el trono (como debe ser para tomarla bajo una especie), el sacerdote coloca la hostia mojada con la sangre de Cristo, el feligrés toma la hostia y la consume, pero la mano le queda mojada con la sangre de Cristo y en ese momento, no sabiendo qué hacer, simplemente se retira a su asiento o se limpia la mano con lo que tenga disponible en el momento. El otro caso, no menos escalofriante, los fieles toman la hostia mojada con la sangre de Cristo ya con su mano derecha desde la mano del sacerdote y se la llevan inmediatamente a la boca, sin hacer ningún trono. En ese justo momento caen gotas de sangre al piso y continúan el proceso como si no pasara nada.

bandeja para comunión[93.] La bandeja para la Comunión de los fieles se debe mantener, para evitar el peligro de que caiga la hostia sagrada o algún fragmento.

[94.] No está permitido que los fieles tomen la hostia consagrada ni el cáliz sagrado «por sí mismos, ni mucho menos que se lo pasen entre sí de mano en mano». En esta materia, además, debe suprimirse el abuso de que los esposos, en la Misa nupcial, se administren de modo recíproco la sagrada Comunión.

No faltan los sacerdotes «modernos» que violan estas tres disposiciones «al pie de la letra», no creo sea por ignorancia, sino por razones que solo ellos conocerán (no busco entrar en polémica con ninguno de ellos). Habrá usted visto en alguna parroquia por ahí a algún sacerdote que, por ejemplo, hace que todos los fieles pasen hasta el altar, tomen ellos mismos la hostia consagrada, la mojen en el vino consagrado y la consuman. Otros tantos que, delante de la fila de fieles que se disponen a comulgar, simplemente sostienen el copón para que cada quien tome «lo que quiera», al estilo «comida bufet», donde la gente pasa a una mesa en que está servida toda la comida, y cada quien toma lo que quiera, en la cantidad que desee…

irrespeto comulgar en la manoMás de alguno dirá que antiguamente se recibía la comunión en la mano. Sí, pero con respeto, con muchísimo respeto. La imagen ilustra lo que se hace en la actualidad, en muchos casos, en que no se le pone un trono a Jesús en el momento de recibirle en la mano. Hay gente que ni siquiera junta las dos manos, sino que extiende solo una, como para recibir cualquier cosa. Veamos lo que San Cirilo decía a los primeros cristianos:

«Cuando te acerques (a recibir el Cuerpo del Señor), no lo hagas con las palmas de las manos extendidas ni con los dedos separados, sino haciendo de tu mano izquierda como un trono para tu derecha, que ha de recibir al Rey, y luego con la palma de la mano forma un recipiente (cavidad), recoge el cuerpo del Señor y di “Amén”. En seguida, santifica con todo cuidado tus ojos con el contacto del sagrado Cuerpo y súmele, pero ten cuidado que no se te caiga nada; pues lo que se te cayese, lo perderás como de los propios miembros. Dime: si alguno te hubiera dado polvos de oro, ¿no lo guardarías con todo esmero y tendrías cuidado de que no se te cayese ni perdiese nada? Y ¿no debes cuidar con mucho mayor esmero que no se te caiga ni una miga de lo que es más valioso que el oro y las perlas preciosas?» (SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis Mystagogicas, V, 21ss).

Aquí hay un elemento importante que la misma Iglesia ha descuidado sobre este tema: Catequesis. Es lamentable que simplemente se permita la comunión en la mano, pero que no se prepare o instruya a la feligresía para recibirla correctamente y con la reverencia que el Cuerpo del Señor merece. Es que hay muchos sacerdotes que ni siquiera contemplan y veneran el Cuerpo de Jesús en el momento mismo de la consagración, lo hacen con una prisa tal que levantan la hostia y luego la «tiran» con tanta rapidez que no denotan ningún respeto ni reverencia al Señor en ese momento tan especial en que Jesús se hace presente, baja del cielo para darse a la asamblea presente. Han perdido el respeto o el sentido de lo sagrado y luego, ¿Qué se puede esperar a la hora de repartir la comunión?. Es más, muchos sacerdotes ni siquiera la reparten ellos, sino que se sientan y dejan que sean los ministros ordinarios o extraordinarios los que se encarguen de esa tarea. Está demás decir que en circunstancias similares, la catequesis sobre la comunión en la mano brilla por su ausencia.

Si algunas conferencias episcopales permiten el uso de esta modalidad, pues debería vigilar también que las normas se cumplan al pie de la letra, para que se reduzcan los riesgos y no se profane el cuerpo del Señor. Si hay conferencias que lo permiten, y fieles que les gusta comulgar así, muy bien… pero con el respeto de las normas pertinentes. A mi criterio, y sé que es el de muchos de ustedes, amigos lectores, es preferible la comunión en la boca, cuando no hay ningún tipo de peligro de contagio por algún virus.

De todo hay en la viña del Señor, pero depende mucho de la educación cristiana que reciba la feligresía para comportarse con o sin respeto a la hora de comulgar. Porque la Misa es el Banquete del Señor; no es una «cosa cualquiera» la que vamos a comulgar. Y si es el mismo Jesús a quien vamos a consumir, el cuidado debe ser máximo en todos los detalles.

Si eres de los que hacen uso de esta modalidad (comulgar en la mano), solo piensa en la forma en que lo haces. Y si eres de los que prefieren comulgar en la boca, ¡bendito sea Dios!

En la web hay tantas cosas que se dicen al respecto. Circulan videos y publicaciones de supuestos videntes que atestiguan el desacuerdo de Dios y la Virgen por los sacrilegios o profanaciones que se cometen al comulgar en la mano. Les recordamos que las «visiones» privadas no son doctrina de la Iglesia y que todo debe someterse primero a la autoridad de la Iglesia para considerarse como verdad creíble. Una visión privada no prevalece sobre la tradición de la Iglesia ni sobre la autoridad que Dios mismo delegó en el Magisterio de la Iglesia.

Para los que dudan de la presencia real de Cristo en la Eucaristía y, a lo mejor por eso no le guardan respeto, vean estos vídeos:

Y les dejamos el acceso a vídeos de algunos sacerdotes expresando su postura sobre la comunión en la mano, les recomendamos ver las tres posturas:

Y tú ¿Qué opinas?

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Redacción Central de Cristomanía Católica

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