Desde el día de Pentecostés, el Espíritu Santo sigue confiriendo dones y carismas (ordinarios y extraordinarios) para el servicio de Dios y de la Iglesia.
Tanto los dones como los carismas son un regalo, un DON gratuito del Espíritu Santo.
Definición de dones y carismas
Existe cierta confusión sobre los dones y carismas; no todo cristiano sabe establecer bien la diferencia. Vayamos al Catecismo de la Iglesia Católica para conocer primero en qué consisten y luego establecemos la diferencia.
Los Dones del Espíritu Santo
«La vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo.
Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David (cf Is 11, 1-2). Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas (Catecismo de la Iglesia Católica 1830-1831).
Cuando hablamos de dones, nos referimos específicamente a esos siete regalos que recibimos todos en el momento del bautismo. Para más detalle, entra esta publicación en la que hablamos extendidamente sobre ellos: Los Siete Dones del Espíritu Santo.
Los carismas
«Extraordinarios o sencillos y humildes, los carismas son gracias del Espíritu Santo, que tienen directa o indirectamente una utilidad eclesial; los carismas están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y a las necesidades del mundo.» (Catecismo de la Iglesia Católica 799)
Los carismas son regalos que el Espíritu Santo da a quien quiere y en la medida que Él quiere (Cf. 1 Cor. 12, 11) y tienen una utilidad eclesial, que es ya una de las diferencias con los dones. Los carismas se nos dan para ponerlos al servicio de una comunidad, de la Iglesia, mientras que los dones son para uso personal, para nuestra santificación. Los carismas no son para provecho personal, sino de una comunidad: «A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común» (1 Cor 12,7)
El Espíritu Santo actúa por las múltiples gracias especiales [llamadas «carismas»] mediante las cuales los fieles quedan «preparados y dispuestos a asumir diversas tareas o ministerios que contribuyen a renovar y construir más y más la Iglesia (Cf. Catecismo de la Iglesia 798).
La palabra CARISMA significa don gratuito. Proviene del griego charis + ma.
Char: algo que causa felicidad. Charis: conceder gracia, favor gratuito de Dios.
Ma: es el objeto y el resultado de una acción. «Charisma«: el resultado de haber recibido el charis (don de Dios).
Los carismas son una riqueza de gracia para la vitalidad apostólica de la Iglesia, siempre que provengan verdaderamente del Espíritu Santo y que se ejerzan de modo plenamente conforme a los impulsos auténticos de este mismo Espíritu (Cf. Catecismo de la Iglesia Católica 800). Para conseguir esto, se vuelve necesario siempre el discernimiento de carismas y que quienes los reciban estén sumisos a los pastores de la Iglesia, a quienes compete no apagar el Espíritu, sino examinarlo todo y buscar que dichos carismas cooperen, en su diversidad y complementariedad, al bien de una comunidad y de la Iglesia misma (Cf. Catecismo de la Iglesia 801)
Aunque no hay un número exacto de carismas, San Pablo, en 1 Cor. 12, 7-11, enumera 9:
- Palabra de sabiduría.
- Palabra de ciencia.
- Fe.
- Carismas de Curaciones.
- Operaciones de milagros.
- Profecía.
- Discernimiento de espíritus.
- Diversidad de Lenguas.
- Interpretación de Lenguas.
Diferencia entre don y carisma
- Los dones son solo 7, mientras que los carismas son innumerables. San Pablo menciona solo algunos en 1 Cor 12, 4-12.
- Los 7 dones se nos dan a todos con el sacramento del bautismo. Todos los bautizados tenemos los mismos 7 dones; pero no todos los bautizados tenemos los mismos carismas. San Pablo dice en 1 Cor 12, 8: «Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu…» y continúa, en los siguientes versículos, mencionando otros carismas que los reciben unos SI y otros NO.
- El don es una gracia que nos hace santos. El carisma es una gracia que nos permite hacer santos a los demás. El don es para provecho personal, mientras que el carisma es para provecho común, de una comunidad y de la Iglesia. El carisma se recibe, no para usarlo personalmente, sino para usarlo en nuestro servicio a los demás.
- Los carismas pueden ser transitorios o temporales. Una persona puede tener el don de lenguas o de interpretación de lenguas, por ejemplo, y de un día para otro ya no tenerlo. Mientras que los dones, según el numeral 1830 del catecismo, son «disposiciones permanentes», y Santo Tomás afirma, incluso, que «perdurarán en la patria (cielo) en grado perfectísimo» (a.6)
- Los carismas no se requieren para la salvación personal; los dones sí. No es más santo el que tenga mayores carismas; pero si es verdad que los santos se caracterizan por el buen uso de los carismas porque los ponen al servicio de la Iglesia motivados por el amor.
A menudo, los carismas espirituales se acoplan a cualidades humanas. Por supuesto, el Espíritu nos eleva más alto de lo que habíamos previsto, pero en la línea de aquello que somos. Por ejemplo, San Pablo era un buen orador ¡y se convirtió en apóstol de Cristo! Ya como apóstol usó bien su carisma de orador para predicar el Evangelio.