Chistes católicos con una enseñanza moral…
«Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres» (Flp. 4,4)
Chistes católicos con moraleja
Autoacusación
─ Padre, yo vi a Francisco, el servidor de liturgia, en una fiesta pagana anoche.
─ ¿Ah, sí? ¿Estás seguro de que era él?
─ Sí, padre, yo en persona lo vi, nadie me lo ha contado.
─ ¿Y tú que andabas haciendo en una fiesta pagana?
Moraleja
Primero hay que cuidar la solvencia moral. No vaya a ser que por un dedo con el que señalas a otro, 3 o 4 más te señalen a ti.
Testimonio dentro y fuera de la Iglesia
Era la primera vez que el Padre López viajaba en avión. Estaba muy emocionado contemplando las nubes cuando, de pronto, se vio interrumpido por una aeromoza:
─ ¿Qué desea, padre, un wiski en las rocas o un tequilita?
─ Dígame usted primero ¿A qué altura vamos volando?
─ A 18,0000 metros
─ Señorita, deme mejor un té de manzanilla, porque andamos muy cerca del Jefe.
Moraleja
No solo cuando estemos «cerca de Dios» debemos hacer las cosas correctamente. Nuestra coherencia con el Evangelio debe ser tanto dentro como fuera de la Iglesia. A veces cuando estamos con nuestros hermanos de la Iglesia somos unos angelitos, pero cuando estamos con nuestros amigos somos totalmente diferentes.
Correo equivocado
Un matrimonio decide ir a pasar vacaciones en una playa del Caribe, en el mismo hotel donde pasaron la luna de miel hacía 20 años atrás, pero debido a problemas de trabajo, la mujer no pudo viajar con su marido, quedando en darle alcance unos días después.
Cuando el hombre llegó y se alojó en el hotel, vio con asombro que en la habitación había una computadora con conexión a Internet. Entonces decidió enviar un e-mail a su mujer pero, se equivocó en una letra y sin darse cuenta lo envió a otra dirección…
El e-mail lo recibo por error una viuda que acababa de llegar del funeral de su marido, y que al leer su correo electrónico se desmayó instantáneamente. El hijo de la viuda al entrar en la habitación, encontró a su madre en el suelo sin conocimiento, a los pies de la computadora, en cuya pantalla se podía leer…
Querida esposa: He llegado bien. Probablemente te sorprenda recibir noticias mías por esta vía, pero ahora tienen computadora aquí y puedes enviarle mensajes a tus seres queridos. Acabo de llegar y he comprobado que todo está preparado para cuando llegues este próximo viernes. Tengo muchas ganas de verte y espero que tu viaje sea tan tranquilo y relajado como ha sido el mío.
P.D.: No traigas mucha ropa. ¡Aquí hace un calor infernal!
Moraleja
¿Qué sucedería si este mismo viernes seas tú quien recibas una notificación del infierno (y no por error) para avisarte que tienes ahí un lugar asignado para recibirte? ¿Te gustaría ir a vivir eternamente bajo un calor infernal?
Padres ejemplares
Una familia regresaba a casa tras el bautismo de un bebé cuyo hermanito lloraba desconsolado en el carro.
La mamá le preguntó tres veces qué le pasaba. Finalmente el niño respondió:
-«El padre en la iglesia dijo que nosotros debemos crecer en una familia cristiana.
¡Pero yo me quiero quedar con ustedes!»
Moraleja:
Para un hijo, sus padres son el modelo a seguir ¿Qué clase de modelo eres?. Creo que, aunque es protestante una alabanza que anda por ahí, bien reza la oración de un gran padre: «Señor, yo quiero ser como Tú porque mi hijo quiere ser como yo»
Para un hijo no es suficiente la orden de «haz ésto» o «haz aquello». Los hijos más hacen lo que ven hacer. Si te ven orar, seguro que orarán, si te ven leer la Palabra de Dios, seguro que también seguirán tu ejemplo. Si te ven ir a Misa, seguro que te seguirán… No esperes tener un gran hijo si tú no eres un gran padre!
El infierno no es lo que parece
Un buen católico había tenido la dicha de entrar al cielo después de pasar algún tiempo en el purgatorio. La experiencia era muy agradable, en comparación con el sufrimiento del purgatorio. Pero tenía una curiosidad: le faltaba conocer cómo era la vida en el infierno. Así que hizo una curiosa solicitud a San Pedro, para que le diera la oportunidad de ir unos días al infierno y conocer en primera persona cómo era la vida de un condenado al suplicio eterno.
Preparó su equipaje y adiós cielos, y vámonos al infierno!
Al llegar fue muy bien recibido. Explicó el motivo de su visita, se registró y los demonios lo hicieron pasar de maravillas. Lo llevaban a lugares maravillosos del infierno: mujeres, fiestas, licores, drogas, vida nocturna y todo era un festín para disfrutarlo al máximo… nada parecido a lo que le habían dicho sobre torturas, fuego, suplicio y cosas parecidas.
Al cabo de unos días decidió regresar al cielo, pero no para quedarse. Le pareció que la vida en el infierno era mucho más agradable que la del cielo y pidió a San Pedro autorización para irse a vivir eternamente con Satanás y sus demonios en el infierno. San Pedro no pudo convencerlo de que era una mala decisión y tuvo que autorizar su retiro del cielo.
Después de un largo y agotador viaje, llegó a registrarse al infierno y los demonios lo recibieron con igual alegría que la primera vez y lo hicieron pasar; pero ahora con la sorpresa de que le asignaron una celda que ardía en llamas. Era un calor insoportable, un suplicio infernal, realmente infernal.
Sorprendido, preguntó a Satanás: Oye, ¿Qué sucede ahora? Ya vine la primera vez y todo era fiesta, nada parecido a este lugar a donde hoy me has traído.
Satanás contestó con una sarcástica sonrisa: Debes entender que una cosa es el turismo y otra es la inmigración. La primera vez viniste como turista, ahora vienes para quedarte…
Moraleja
La realidad del mundo de las tinieblas no es como te las pinta Satanás. El demonio te hace creer, como lo hizo con Adán y Eva, que Dios no te deja disfrutar del pecado y te pinta el pecado como algo apetitoso, y realmente que lo es. Te hace creer que no existe el infierno, que es un invento de la Iglesia o de Dios para evitar el pecado y que el castigo eterno no es como la Iglesia nos lo hace creer. De hecho, el gol más grande que se ha anotado Satanás es que el mundo crea que él no existe y que haya incluso sacerdotes que prediquen la no existencia del infierno y Satanás. Suprimidas esas dos realidades, entonces comamos y bebamos que no hay nada de qué preocuparse! Vaya que sí es el padre de la mentira!
Contrariedades
En una vigilia de Renovación Carismática (que estaba siendo transmitida por radio) a eso de las 10 de la noche hubo un momento especial y fuerte de oración. El Espíritu Santo se estaba manifestando maravillosamente, tanto que el hermano que dirigía la oración pidió a todos que cerraran los ojos y permitieran que el Espíritu Santo siguiera manifestándose con poder. Giró también indicaciones a los demás servidores para que apagaran las luces de la iglesia y quedaran solo las velas del altar encendidas. Un hombre había caído en un profundo sueño desde que comenzó la oración, cerró los ojos para orar, pero se durmió, de tal manera que no se dio cuenta cuando las luces fueron apagadas. Minutos después de que el lugar quedara a oscuras, abrió los ojos y muy asustado y preocupado gritó fuertemente:
– Hermanos, auxilio!. Vengan a orar por mí, porque me he quedado ciego, no veo nada!
Al día siguiente, un muchacho acudió al hospital a ver a su padre, quien había sufrido un grave accidente de tránsito en la noche anterior y estaba hospitalizado. Muy preocupado el muchacho preguntó a su padre:
– Papá, dime, cómo fue que tuviste ese accidente tan desastroso…
– Hijo, anoche, a eso de las 10:00 p.m., mientras iba conduciendo mi vehículo de prisa para llegar pronto a casa, iba sintonizando la radio, escuchando una oración muy bonita que estaban haciendo los hermanos de la Renovación, cuando dieron la indicación de que había que cerrar los ojos, y los cerré…
Moraleja
Conversión a medias
Si cierras los ojos para orar, no te duermas y asegúrate bien de no ir conduciendo tu vehículo… está claro, ¿no?
Un hombre muy dado a las bebidas alcohólicas (borracho), asistió a un Retiro de Iniciación de Vida en el Espíritu, de la Renovación Carismática. Muy emocionado por todo lo que vivió en ese encuentro con el Señor, hizo tantas promesas, como casi siempre sucede con todos los hermanos que viven esos encuentros. Se vio llamado a la conversión y llegó emocionado a su casa, y dijo a su esposa:
– Mi amor, ya no soy el hombre que tú conoces, ahora soy un HOMBRE NUEVO!, Dios renovó mi vida en ese retiro!
– Y la esposa pues muy feliz y dando las gracias y la gloria a Dios por tal transformación operada en su esposo. Por fin la familia viviría en paz… ya no más alcoholismo…
Y transcurrió la primera semana y todo en paz, ese nuevo hombre había vencido las tentaciones de la infidelidad y otros pecados que antes cometía. Y toda la familia feliz.
Pasó una semana más, y el domingo llegó la noche pero aquél HOMBRE NUEVO no aparecía en casa. La esposa miraba el reloj y no podía dormir, preocupada por su esposo que no volvía a casa. A media noche el esposo tocó la puerta y entró arrastrándose, muy borracho.
– ¿Y no me habías dicho que ya eras un HOMBRE NUEVO?
– Sí mi amor, soy un HOMBRE NUEVO, pero lo que sucede es que a este HOMBRE NUEVO también le gusta el licor…
Moraleja:
La lucha contra el pecado es dura. Sin la fuerza del Espíritu Santo es difícil mantenerse en gracia. No basta solo el propósito de conversión; a ese bello gesto hay que acompañarlo de oración, lectura constante de la Palabra, vida sacramental y otros recursos que Dios pone a nuestra disposición para armarnos contra las asechanzas del pecado.
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