sábado, noviembre 30, 2024
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La Corona de Aviento: Origen, bendición y oraciones.

La Corona de adviento: Origen, bendición y oraciones

Origen y significado

La «Corona de Adviento» o «Corona de las luces de Adviento» es de origen europeo. En su sabiduría, la Iglesia ha sabido sustituir tradiciones o costumbres paganas por católicas, evangelizando las culturas y enseñando la fe católica. La Corona de adviento sustituyó a una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios Sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno.

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Para todos los católicos es un signo que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad y se convierte en una forma de evangelizar a los niños, enseñándoles que la alegría perfecta no proviene del comercio o sociedad de consumo que nos pretende alienar bombardeándonos con propuestas atrayentes que incitan a comprar y consumir, con la promesa de que eso nos hará felices en Navidad.

Por medio de la bendición de la corona se subraya su significado religioso, y entender su simbolismo nos hace disfrutarla en familia o en la Iglesia.

Colores

La luz:  indica el camino, aleja el miedo y favorece la comunión. La luz es un símbolo de Jesucristo, luz del mundo. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona, muestra la ascensión gradual hacia la plenitud de la luz de Navidad.

El color verde de las ramas con que se hace la corona significa la vida y la esperanza. La corona de Adviento es, pues, un símbolo de la esperanza de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte. Porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre por nosotros, y con su muerte nos ha dado la verdadera vida.

La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin, como tampoco lo tiene el amor de Dios hacia nosotros.

Aunque en cuestión de colores varían en cada diócesis o parroquia, lo más común es que se usen los litúrgicos (verde, morado, rojo y blanco). El primer domingo se enciende el verde, con el que renace la esperanza en Adviento. El segundo domingo se enciende el morado, símbolo de la penitencia y el llamado a la conversión, coincidiendo con la predicación de Juan Bautista en el evangelio de los tres ciclos litúrgicos: convertirse, allanar los senderos. El tercer domingo, el de «Gaudete» o de la alegría, se enciende el rojo; dejando para el cuarto domingo el blanco, en las proximidades de la Navidad, manifestando que ya muy pronto llega el Santo de los Santos.

Como se van encendiendo en forma gradual, el primero domingo se enciende solo el verde. El segundo, además del verde, se enciende también el que corresponde a ese domingo: el morado. El tercer domingo se encienden los dos anteriores y el rojo. Para el cuarto domingo se encienden los tres anteriores y el blanco.

En la Iglesia debe ponerse la corona visiblemente junto al ambón de la Palabra. En cada hogar debe buscarse un lugar adecuado y digno, donde pueda reunirse la familia cada domingo.

Bendición de la corona de adviento

La Corona se bendecirá al comienzo de la Eucaristía del Primer Domingo del Adviento, después del saludo inicial, en lugar del Acto Penitencial. En las comunidades que carezcan de Presbítero, el Laico que dirige y cuenta con la autorización debida, puede decir la oración de bendición y la oración propuesta para cada Domingo.

Lo ideal sería que los fieles llevaran su corona a que el obispo, sacerdote o diácono se las bendiga en la Misa del primer domingo de Adviento; de no ser posible eso, en cada hogar puede el padre de familia hacer una oración de bendición y usar algún esquema de celebración familiar para cada domingo de Adviento.

Será preciso que, antes de la celebración, se designe la persona o las personas que van a encender los cirios de la Corona, tanto en la Iglesia como en cada hogar.

Este es el rito de bendición de la Corona de Adviento, tomado del capítulo XXXVII del Bendicional:

I. RITO DE LA BENDICIÓN EN LA FAMILIA

El ministro, al comenzar la celebración, dice:

Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Todos responden:

Que hizo el cielo y la tierra.

Monición introductoria.

Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza.

El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona, debe significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad.

Uno de los presentes, o el mismo ministro, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por ejemplo:

Is 60, 1: ¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti!

Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

Oremos.

La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Y se enciende el cirio que corresponda según la semana de Adviento.

II. RITO DE LA BENDICIÓN EN LA IGLESIA

La «Corona de Adviento», que se ha instalado en la iglesia, se puede bendecir al comienzo de la Misa. La bendición se hará después del saludo inicial, en lugar del acto penitencial.

Monición introductoria

Hermanos: Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza. La corona de Adviento es, pues, un símbolo de que la luz y la vida triunfarán sobre las tinieblas y la muerte, porque el Hijo de Dios se ha hecho hombre y nos ha dado la verdadera vida. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona debe significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad. Por eso hoy, primer domingo de Adviento, bendecimos esta corona y encendemos su primer cirio.

Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

Oremos.

La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.

R. Amén.

Y se enciende el cirio que corresponda según la semana del Adviento.

Celebración de la Corona de Adviento en familia.

Para cada celebración en los hogares es conveniente involucrar a cada miembro de la familia, asignando responsabilidades a cada uno: encender los cirios, leer la lectura, los cantos, dirigir las oraciones o peticiones; funciones que pueden irse alternando cada domingo.

Primer Domingo de Adviento

1. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

2. Cantar un canto de adviento

3. Leer Romanos 13, 11-14

4. Hacer una reflexión sobre las actividades de las tinieblas del mundo y las armas de la luz que deberíamos tomar todos en este inicio de Adviento.

5. Se enciende el primer cirio (o vela) de la corona mientras se hace la siguiente oración: «Que esta corona nos ayude a preparar los corazones de cada uno de los que formamos la familia para tu llegada el día de Navidad, y que aprendamos a renunciar a las actividades de las tinieblas. Te lo pedimos, Señor.»

6. Peticiones (preces)

Todos vamos a decir en voz alta: Ven, Señor Jesús.

  • Para que la celebración de esta próxima Navidad nos aliente a todos los cristianos a volvernos a encontrar con Jesús, que por nosotros se hizo niño para enseñarnos a vivir como hijos de Dios. Oremos.
  • Para que las personas que no conocen a Jesús lo descubran por medio de las palabras y los ejemplos de los cristianos. Oremos.
  • Para que los pueblos que están en guerra descubran su capacidad para superar las diferencias por medio del diálogo, y que ya dejen de agredir y sufrir por causa de las armas, las amenazas, la muerte. Oremos.
  • Para que las personas que sufren por desgracias naturales, terremotos, inundaciones, sientan tu presencia bondadosa en medio de tanto dolor, y encuentren nuestro apoyo generoso. Oremos.

(Se pueden añadir peticiones espontáneas en voz alta)

7. Rezar un Padrenuestro, 3 Avemaría y un gloria…

8. Darse un abrazo de paz con todos los miembros de la familia

9. Terminar con esta oración o una espontánea de acción de gracias: «Te damos gracias, Señor, por mandarnos a tu Hijo a salvarnos y te pedimos ayuda para preparar nuestro corazón a la venida de Cristo. Amén»

10. Cantar otro canto de adviento

Segundo Domingo de Adviento

1. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

2. Cantar un canto de adviento

3. Leer Mateo: 3, 1-12

4. Hacer una reflexión sobre el llamado a la conversión que nos hace el Bautista hoy, ¿qué cambios debemos hacer en nuestra vida?

5. Se enciende el segundo cirio (o vela) de la corona (y se vuelve a encender la del domingo anterior) mientras se hace la siguiente oración: «Te pedimos que nos ayudes a no alejarnos
de Ti por las cosas materiales, las prisas, los regalos. Te pedimos nos ayudes a vivir cerca de Ti estos días y siempre.»

6. Confiados en la misericordia de Dios, presentemos a él nuestras peticiones. Contestaremos todos: «Venga a nosotros tu Reino, Señor»

  • Para que al acercarse la Navidad, todos aquellos que se han alejado de la Iglesia dirijan su mirada al Señor y enderecen sus caminos. Oremos.
  • Por los que no conocen a Dios, para que en esta Navidad puedan ver la estrella y acercarse a Él. Oremos.
  • Por los que necesitan perdonar y ser perdonados, para que el amor que inunda al mundo en estas Navidades desborde en sus corazones y puedan sanar su interior. Oremos.
  • Por todos los miembros de esta familia, para que Dios nos auxilie y podamos dar signos de conversión en estos días que nos faltan para celebrar la Navidad. Oremos.

(Se pueden añadir peticiones espontáneas en voz alta)

7. Rezar un Padrenuestro, 3 Avemaría y un gloria…

8. Darse un abrazo de paz con todos los miembros de la familia

9. Terminar con esta oración o una espontánea de acción de gracias:  «Te damos gracias, Señor, por mandarnos a tu Hijo a salvarnos y te pedimos ayuda para preparar nuestro corazón para su venida. Amén.»

10. Cantar otro canto de adviento

Tercer Domingo de Adviento

1. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

2. Cantar un canto de adviento

3. Leer 1 Tesalonicenses 5, 16-24

4. Hacer una reflexión sobre la oración constante ¿Cuánto tiempo le dedicamos en familia y en forma personal a la oración? ¿se reúne la familia para rezar el rosario juntos, por lo menos una vez por semana? ¿Cuál es el propósito de familia y personal a partir del texto que hemos escuchado?

5. Se enciende el tercer cirio (o vela) de la corona (y los dos de los domingos anteriores) mientras se hace la siguiente oración: «Te pedimos Señor nos ayudes a mantenernos constantes en la oración para poder acercarnos a Ti durante toda nuestra vida.»

6. Peticiones

Sabiendo que el Señor nos escucha benévolo, pidámosle, diciendo: Atiende, Señor, nuestra oración.

  • Bendice a toda la humanidad con la paz y la prosperidad en la justicia. Oremos
  • Concédele a tu Iglesia que sepa dar testimonio de tu amor, y que se prepare para celebrar el misterio del nacimiento de tu Hijo entre nosotros. Oremos.
  • Que esta familia crezca en buen entendimiento, en cariño, en fidelidad y unidad, para que manifieste tu amor entre las demás familias. Oremos.
  • Por nuestra parroquia, el párroco, los demás sacerdotes, los ministros y los grupos comunitarios, para que les llenes el corazón de impulso apostólico, en favor de todos, los cristianos y los que no te conocen. Oremos.

(Se pueden añadir peticiones espontáneas en voz alta)

7. Rezar un Padrenuestro, 3 Avemaría y un gloria…

8. Darse un abrazo de paz con todos los miembros de la familia

9. Terminar con esta oración o una espontánea de acción de gracias:  «Te damos gracias Señor por darnos la oportunidad de acercarnos siempre a ti y hablar contigo por medio de la oración. Sabemos que has escuchado hoy nuestras súplicas, por eso esta familia está agradecida contigo. Amén.»

10. Cantar otro canto de adviento

Cuarto Domingo de Adviento

1. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

2. Cantar un canto de adviento (Santa María de la esperanza)

3. Leer San Lucas 1, 39-45

4. Hacer una reflexión sobre la visita de María a su prima, Santa Isabel ¿nos impresiona tanto la presencia de Cristo como para alabarle por su encarnación en el seno de María Santísima y asumir nuestra condición humana? ¿amamos y saludamos con respeto a la Madre de Dios, como lo hizo Isabel y el Ángel?

5. Se enciende el cuarto cirio (o vela) de la corona (además de los tres de los domingos anteriores) mientras se hace la siguiente oración: «Señor, te pedimos que nos ayudes a descubrir tu presencia constante en nuestra familia y en la vida personal de cada uno de nosotros. Amén.»

6. Peticiones

Al Señor que nos alienta a pedirle con confianza dirijámosle nuestras súplicas diciendo: Escucha, Señor, nuestra oración.

  • Por toda la Iglesia, para que el Papa, los obispos, los sacerdotes, los diáconos, los religiosos, las religiosas y todos los laicos, para que con tu ayuda celebremos con fe la Navidad del Salvador. Oremos.
  • Consuela, Señor el corazón de los que sufren por soledad, por enfermedad y dales la salud. Oremos.
  • Por las familias que pasarán estos días en la tristeza de la división y la discordia. Oremos.
  • Danos a todos los habitantes de este país la generosidad para que trabajemos por que haya paz, igualdad, justicia, armonía. Oremos.
  • Por quienes no conocen a tu Hijo y por quienes lo han olvidado. Por quienes celebran estas fiestas sin abrir el corazón a la buena noticia del nacimiento de Jesús. Oremos.
  • Para que Jesús nazca en el seno de esta familia. Oremos.

(Se pueden añadir peticiones espontáneas en voz alta)

7. Rezar un Padrenuestro, 3 Avemaría y un gloria…

8. Darse un abrazo de paz con todos los miembros de la familia

9. Terminar con esta oración o una espontánea de acción de gracias:  «Te damos gracias, Señor, por haber enviado a tu Hijo a salvarnos y
por darnos una Madre en el Cielo. Amén.»

10. Cantar otro canto de adviento. Se sugiere Santa María del camino (mientras recorres la vida) o La Virgen sueña caminos.

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