Procesión de las Palmas
Ambientación:
Queridos hermanos: Hoy damos inicio a la «Semana Santa» o «Semana Grande», que es mitad Cuaresma (hasta la Eucaristía del Jueves) y mitad Triduo Pascual (desde esa
Eucaristía hasta la Vigilia Pascual y luego todo el domingo).
El Domingo de Ramos en la Pasión del Señor es un nombre compuesto que tiene dos dimensiones muy distintas: las alabanzas que la multitud dedicó a Jesús en su entrada a Jerusalén, con palmas y «hosannas», y luego la Eucaristía, más austera, con las tres lecturas apuntando al drama de la cruz, sobre todo el evangelio de la Pasión.
Esta procesión en honor a Cristo el domingo de Ramos tuvo su origen en
Jerusalén, ya en el siglo IV, y luego se difundió a toda la Iglesia. Acompañemos con devoción a Jesús en su pasión, para vivir con Él la gran fiesta de la Pascua.
Monición al evangelio (Marcos 11, 1-10)
La lectura evangélica antes de la procesión nos cuenta lo que sucedió aquel día, cuando, sabiendo que había llegado su hora, Jesús decide ir a Jerusalén. Montado en un borrico, entra en la ciudad acompañado de las aclamaciones del pueblo.
Dispongámonos, con la escucha de esta Palabra que nos va a ser proclamada, hoy del evangelio de San Marcos, a comenzar a celebrar dignamente todos estas celebraciones.
Moniciones a las lecturas de la misa
Opcion 1: Monición única para todas las lecturas
Las lecturas de este domingo van a poner ante nuestros ojos al Mesías sufriente. El Siervo de Yahvé del que habla Isaías es presentado lleno de golpes y ultrajes. En el himno de la carta a los Filipenses, Cristo se despoja de su rango divino y se hace uno de tantos. En el pasaje de la entrada en Jerusalén, Jesús –Mesías e Hijo de David– monta un borriquillo y no un caballo o un carro de combate como hubiera sido de esperar en un rey guerrero. Escuchemos atentamente.
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Primera lectura (Isaías 50, 4-7)
Del libro del profeta Isaías, escucharemos ahora el tercer cántico del siervo de Yahvé, un poema que nosotros vemos cumplido en Jesús de Nazaret. Al Siervo de Yahvé le es encomendada una misión que no será nada fácil. Escuchemos atentos.
Salmo responsorial (Salmo 21)
A la lectura que acabamos de escuchar, que ya preludia la Pasión, le hace eco el salmo 21, uno de los salmos más impresionantes.
Cristo hará suyas las palabras de este salmo en su abandono en la cruz. Como asamblea orante, unamos nuestras voces a la suya diciendo:
Segunda lectura (Filipenses 2, 6-11)
En la segunda lectura de hoy, Pablo incluye un himno que las primeras comunidades cristianas entonaban para profesar la universalidad del sacrificio de Cristo. Este himno era un texto litúrgico muy antiguo, exhortativo, en el que indica a los filipenses cómo deben ser las relaciones entre ellos.
Evangelio (Marcos 14, 1-15,47)
Escucharemos hoy la lectura de la Pasión según san Marcos, cuyo tema
central es el de Jesús como Hijo de Dios, el Siervo de Dios mártir, vaticinado por Isaías en la primera lectura, que muere en la cruz.
Oración de los fieles
En este tiempo de la Sagrada Pasión, en que Cristo presentó al Padre súplicas y oraciones con lágrimas, supliquemos humildemente a Dios para que se digne escuchar nuestras plegarias por a mor a su Hijo.
A cada petición diremos: «Por la Pasión de tu Hijo, escúchanos, Señor»
- Por la Santa Iglesia, para que viviendo en la fe el misterio de la Pasión, recoja del árbol de la cruz el fruto de la esperanza. Oremos.
- Por todos los hombres de gobierno, para que, libres de intereses políticos parcializados, estén atentos a la pobreza presente en nuestras ciudades y se preocupen sobre todo por los que viven marginados por nuestra sociedad, sufrientes como Cristo. Oremos.
- Por todos los que sufren, los pobres, oprimidos, enfermos, para que reciban el alivio de Cristo, que sufrió por todos. Oremos.
- Por todos nosotros, para que los acontecimientos celebrados este día nos lleven a una entrega más profunda a Dios y a vivir dignamente esta Semana Santa. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Ahora ofrezcamos a Dios el pan y el vino, pero también nuestro sacrificio y entrega para vivir mejor esta semana santa.
Comunión
Por amor a todos nosotros, también Cristo quizo quedarse en el Pan y el Vino. Acerquémonos a recibirle
Final
La Semana Santa ha comenzado. Habiendo participado de esta celebración, tomemos conciencia de que no es un período de vacaciones, sino un espacio espiritual muy profundo que Dios nos permite para poder acompañar a Jesús en su recorrido hacia el calvario y la celebración de la Pascua.
Vayamos a nuestros hogares a vivirla santamente, con nuestros familiares y a organizar nuestro tiempo para poder participar en cada una de las celebraciones religiosas programadas para esta semana.
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