Segunda Encíclica sobre el Santo Rosario
Seguimos estudiando las 12 Encíclicas que el Papa León XIII escribió sobre el Santo Rosario. Nuestros comentarios van dirigidos hoy a su segunda: Superiore Anno, escrita en 1884, un año después de haber publicado Supremi Apostolatus, con la que consagró el mes de octubre al rezo del Santo Rosario.
Evaluación sobre los resultados de la convocatoria de Supremi Apostolatus
Comienza el papa recordando el decreto de su Encíclica Supremi Apostolatus, en la que pedía que en todos los lugares del Orbe Católico ser celebrase el rezo solemne del Santo Rosario durante el mes de octubre, para implorar la intercesión de la Madre de Dios. Una convocatoria que fue exitosa, según las palabras del papa:
Aquella Nuestra voluntad fue en todos los puntos obedecida con tanto ardimiento y concordia de las almas, que brilló claramente cuanto entusiasmo de piedad y Religión existe en el pueblo cristiano, y cuanta y universal esperanza pone en el patrocinio de la Virgen María.
A más ataques del enemigo, más rezo del Santo Rosario!
Viendo esa respuesta positiva, el papa aprovecha, con esta Encíclica, para motivar al pueblo cristiano para que continúe con esta práctica pública del rezo de lo que él ya llama: «Rosario Mariano»:
Encaminamos Nuestra solicitud también en este año a exhortar a los pueblos cristianos, a que en la misma forma de oración que se llama Rosario Mariano, permanezcan perseverantes invocando el patrocinio de la Gran Madre de Dios. Como sea tanta la obstinación en los propósitos de los enemigos del nombre cristiano, conviene que no sea menor en sus defensores la constancia de voluntad, para que supuesto el celestial auxilio y por la bondad de Dios, sea fructuosa Nuestra perseverancia..
El papa exhorta al pueblo cristiano a fomentar esta práctica piadosa, primero porque es una oración compuesta de tal modo que «Nuestra mente recorra todos los misterios de Nuestra salvación, y es muy provechos para fomentar el espíritu de piedad.»
Y, segundo, porque Italia estaba siendo invadida por una nueva calamidad: «El cólera asiático, franqueados los términos ordinarios de su naturaleza por permisión divina, se extendió por importantes puertos de Francia, invadiendo luego regiones de Italia.»
En ese contexto, el papa exhorta a los cristianos para que acudan a María, «a aquella que justamente la Iglesia llama salud, auxilio y protección» para que les libre del contagio de esa enfermedad.
Decretamos y mandamos que desde el 1º de Octubre hasta el 2 de Noviembre, en todos los templos y capillas dedicados a la Madre de Dios, o en las que elija el Ordinario, se recen al menos cinco decenas del Rosario y las letanías; si es por la mañana, se rezarán durante la misa; si es después del mediodía, se expondrá el Santísimo a la adoración de los fieles y se verificará la aspersión según las rúbricas. Deseamos que las Cofradías del Santísimo Rosario, en todas partes donde las leyes lo consientan, salgan en procesión solemne por las calles, haciendo pública profesión de fe.
Esta Encíclica es testimonio de la importancia que antiguos pontífices han dado al rezo del Santo Rosario, para invocar el auxilio de la Madre de Dios, «auxilio de los cristianos», en tiempos difíciles.
Si la Santísima Virgen acudió a su hijo para pedir que el agua se convirtiera en vino, auxiliando a aquel matrimonio en Caná de Galilea (Cf. Jn 2, 1-10), y la historia es testigo de cuántos milagros ha conseguido la Virgen en favor de quienes acuden con fe a ella, con toda confianza podemos implorar también nosotros su auxilio, cuando las cosas se ponen difíciles en nuestra vida personal, familiar o social, rezando el Santo Rosario.
Santa María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros que acudimos a vos!