Monición de Entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. En el martes de la séptima semana del tiempo ordinario, nos complace recibirles en la casa de Dios para la celebración eucarística de hoy.
Siguiendo las sugerencias de las lecturas de hoy, nos abandonamos en las manos de Dios e iniciamos esta celebración con el canto de entrada.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Santiago 4, 1-10)
De la carta del Apóstol Santiago, hoy escucharemos unas palabras duras, con las que desenmascara a los que en la comunidad crean división y no paz.
PRIMERA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol Santiago 4, 1-10
Queridos hermanos:
¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones. ¡Adúlteros! ¿No sabéis que amar el mundo es odiar a Dios?
El que quiere ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. No en vano dice la Escritura: «El espíritu que Dios nos infundió está inclinado al mal». Pero mayor es la gracia que Dios nos da. Por eso dice la Escritura: «Dios se enfrenta con los soberbios y da su gracia a los humildes».
Someteos, pues, a Dios y enfrentaos con el diablo, que huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y Dios se acercará a vosotros. Pecadores, lavaos las manos; hombres indecisos, purificaos el corazón, lamentad vuestra miseria, llorad y haced duelo; que vuestra risa se convierta en llanto y vuestra alegría en tristeza. Humillaos ante el Señor, que él os levantará.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 54)
Después de la lectura de Santiago, el salmo 54 nos invita a poner en Dios
nuestros afanes. Pongamos nuestra confianza serena en Dios y digamos todos:
Salmo responsorial: Salmo 54, 7-8. 9-10a. 10b-11a. 23
R. Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará.
Pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto». R.
«Me pondría en seguida a salvo de la tormenta,
del huracán que devora, Señor;
del torrente de sus lenguas». R.
Violencia y discordia veo en la ciudad:
día y noche hacen la ronda
sobre sus murallas. R.
Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga. R.
Monición al Evangelio (Marcos 9, 30-37)
Del Evangelio de san Marcos escucharemos una catequesis y el segundo anuncio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía:
—«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará».
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.
Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó:
—«¿De qué discutíais por el camino?».
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo:
—«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:
—«El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Dirijamos al Señor nuestra oración para que, purificando nuestros deseos, nos haga capaces de someternos a su voluntad de amor y de pedirle aquello que es bueno para nosotros. Digamos todos:
Santifícanos con tu Espíritu, Señor.
- Por la Iglesia, para que en su sumisión a Dios esté su fuerza y en la o cucha del Espíritu, su paz, que sea signo del amor del Padre por el hombre, sin ceder a la lógica de mal del mundo. Oremos.
- Por todos los consagrados y por todos los esposos, para que el amor absoluto de Dios, que guía e ilumina su vida, sea su fuerza, para que puedan cada cual como lo exige su estado de vida, responder a este amor con el don total de sí. Oremos.
- Por la paz en el mundo entero, para que, en medio de tantas confrontaciones internacionales, brote en el corazón de los gobernantes el deseo de construir relaciones que faciliten la construcción de la paz. Oremos.
- Por las enfermos de depresión y por los que han renunciado a vivir, para que la ayuda de los médicos, el apoyo de personas cercanas y el deseo de vida que Dios ha puesto en cada hombre los anime a volver a levantarse y a luchar por su curación. Oremos.
- Por nosotros aquí presentes, para que rehuyamos el mal y la tentación, busquemos a Dios y su voluntad, seamos fermento que lleve la sociedad actitudes de perdón, de humildad, de paz. Oremos.
Presidente: Escucha, Señor, nuestros deseos y nuestras oraciones y consérvanos en la fidelidad a ti, nuestro único bien, Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Con las ofrendas que presentamos hoy al altar, ofrezcamos también las angustias y preocupaciones de nuestra vida.
Comunión
Cristo, que padeció y murió por nosotros, también resucitó y está presente en el pan y vino consagrados. Vayamos con fe y devoción a recibirle y cantemos todos.
Final
La cruz de Cristo nos ha traído salvación. Vayamos a colaborar con él y a hacer algo válido para la vida, incluyendo en nuestro programa el sufrimiento, el esfuerzo, la renuncia y la entrega gratuita.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 4, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1996; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo Ordinario Ciclo Ferial, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.