¿Hay salvación fuera de la Iglesia Católica?
(Por Ing. Mardoqueo Sánchez)
Este es uno de los temas que genera polémica incluso dentro de la misma Iglesia Católica, porque hay sectores extremos que entran en pugna muchas veces al considerar el papel de nuestra Iglesia para la salvación del género humano. Hay muchos que se cierran en la expresión «fuera de la Iglesia no hay salvación» y sostienen que, en consecuencia, un no bautizado en la Iglesia Católica no puede salvarse; y otros que se van al extremo opuesto, argumentando que todas las religiones son buenas y que la Iglesia Católica es solo uno de los tantos medios que tiene el hombre para poder conseguir su salvación.
La Iglesia no es un medio más para conseguir la salvación. Yo no puedo elegir libremente la Iglesia que yo quiera o que se adapte a mis necesidades o deseos. No elijo una Iglesia porque me guste más que otras, porque no es cuestión de gustos o de opciones. Se trata de buscar el camino que Dios eligió para nuestra salvación. Hay gente muy cómoda en cuestión de religión y busca aquella que se adapte a su forma de ver la vida religiosa, a su forma de interpretar la palabra o que, simplemente, no sea tan exigente y le permita hacer ciertas cosas que no le dejan hacer en otras.
Hace algunos años un pastor evangélico quiso evangelizarme. En medio de la conversación me comentó que antes él había sido católico, pero que después se fue a una iglesia evangélica porque la Iglesia católica no le había permitido casarse nuevamente, después de haberse separado de su primera esposa. En su nueva iglesia le dijeron que el matrimonio que había celebrado en la Iglesia católica no era válido, por lo tanto, podía casarse perfectamente en esa iglesia. Y así lo hizo. Luego lo nombraron pastor; pero se tuvo que retirar de esa iglesia porque se enamoró de una jovencita que pertenecía a los testigos de Jehová. Su iglesia no le permitió separarse de su segunda esposa y casarse con la tercera, por ser esta última de una iglesia no afín a ellos. Y lo consiguió, una nueva iglesia en la que también le permitieron ejercer de pastor y casarse con su nueva esposa. Al final de la plática me entregó una tarjeta de presentación suya, poniéndose a mis servicios para cuando yo necesitara una «edecán». Le pedí explicaciones sobre ese servicio y me dijo que eran señoritas que trabajaban para él y que podían brindarme el servicio que yo quisiera, incluyendo sexo y otras cosas. Eso me sorprendió más aún y tuve que preguntarle cómo es que él era pastor, me trataba de evangelizar y luego me ofrecía prostitutas. Me dijo que él no se complicaba la vida y practicaba una religión «light». Así hay mucha gente que va de iglesia en iglesia viendo cómo le acomodan la religión a su estilo de vida.
La salvación no la obtendremos donde más nos guste o se adapte a nuestras conveniencias, sino donde Cristo así lo dispuso, y esa es la Iglesia Católica, así de claro. El catecismo de la Iglesia y los documentos del Concilio Vaticano II son bien específicos sobre este tema. En el numeral 846, ante la afirmación de que «fuera de la Iglesia no hay salvación«, afirma, apoyándose en el Concilio Vaticano II:
¿Cómo entender esta afirmación tantas veces repetida por los Padres de la Iglesia? Formulada de modo positivo significa que toda salvación viene de Cristo-Cabeza por la Iglesia que es su Cuerpo:
El santo Sínodo […] «basado en la sagrada Escritura y en la Tradición, enseña que esta Iglesia peregrina es necesaria para la salvación. Cristo, en efecto, es el único Mediador y camino de salvación que se nos hace presente en su Cuerpo, en la Iglesia. Él, al inculcar con palabras, bien explícitas, la necesidad de la fe y del bautismo, confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que entran los hombres por el Bautismo como por una puerta. Por eso, no podrían salvarse los que sabiendo que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria para la salvación, sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella» (LG 14).
Aquí quedan muy claras dos cosas:
Primero, que Cristo fundó UNA Iglesia: «Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré MI IGLESIA, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella» (Mt. 16,18). ¿Queda claro? fundó UNA Iglesia, «Mi» Iglesia; y para formar parte de esa Iglesia basta con volver a nacer de lo alto, por el agua y el Espíritu (cfr. Jn. 3, 3-5). Esto se realiza en el bautismo, con el cual el hombre alejado de Dios vuelve a estar unido a Él y, por lo tanto, pasa a formar parte del Pueblo de Dios. Además, todo el que crea y se bautice se salvará (Cf. Mc 16,16). La fe y el bautismo han sido establecidos así por Jesucristo como necesarios para la Salvación. Por ese bautismo pasamos a formar parte de la Iglesia, Cuerpo Místico del que Cristo es la cabeza ( Cf 1 Cor. 10, 17; 12, 12-27; Ef. 1, 13; 2, 16; 3, 6; 4, 4 y 12-16; Col. 1, 18 y 24; 2, 19; 3, 15).
He querido dejar bien claro este punto porque los protestantes argumentan que esto es doctrina del Magisterio de la Iglesia y que no tiene ningún fundamento bíblico, en el entendido de que ellos creen solo en lo que está en la Biblia. La LG 14 comienza aclarando que el Sínodo enseña esto basado en la Sagrada Escritura y en la Tradición. Y lo que enseña es que la Iglesia es necesaria para la salvación.
Pero aquí viene el segundo punto: «Por eso, no podrían salvarse los que sabiendo que Dios fundó, por medio de Jesucristo, la Iglesia católica como necesaria para la salvación, sin embargo, no hubiesen querido entrar o perseverar en ella». El problema no es tanto para el que «ignora» que la Iglesia es necesaria para la salvación, sino para aquel que, sabiéndolo, no entra ni persevera en ella.
Hay aquí ciertas «excepciones, que aclarará más adelante el mismo catecismo. Es bien sabido que hay, dentro de la misma Iglesia Católica, muchos que se ponen al mismo nivel de ciertos protestantes mandando al infierno a todo aquel que no es católico. He leído por ahí, en las redes sociales, algunos comentarios contra sacerdotes que defienden la afirmación de que «fuera de la Iglesia no hay salvación», y ciertos protestantes reaccionan con comentarios como «usted señor cura se va a ir a infierno con todo y sotana». Muchos protestantes nos tratan así a los católicos, nos amenazan con que nos vamos a ir al infierno por ser idólatras, por creer en los santos o por el simple hecho de ser católicos. Hacen las veces de juez y emiten un veredicto, ocupando el puesto que solo a Dios corresponde, para condenarnos al fuego eterno. Y a ese nivel se ponen también algunos católicos al afirmar tajantemente, basados en la afirmación de que «fuera de la Iglesia no hay salvación«, que un protestante o miembro de una iglesia que no sea la católica, no podrá salvarse.
El plan salvador de Dios se extiende a todo el género humano. Dios, en su infinita misericordia, quiere que todos nos salvemos. Por eso la Iglesia sostiene que sí, es cierto, no hay salvación fuera de la Iglesia Católica; pero aclara que los que no podrán salvarse son aquellos que, sabiendo que Cristo fundó una Iglesia y la estableció como único medio de salvación, no entran o perseveran en ella. O sea, un protestante o miembro de otra iglesia, que sabe perfectamente todo esto, sin embargo decide libremente no entrar y perseverar en la Iglesia, como que la tendrá un tanto complicada a la hora del juicio. Alguien que no entra ni persevera en la Iglesia católica simplemente por conveniencia o rebeldía, pues Dios lo juzgará de manera diferente al que lo hace por ignorancia involuntaria o no culpable. Y ahí sí la Lumen Gentium es tajante: «no podrían salvarse»
Por eso, el catecismo en el numeral 847, apoyándose siempre en la Lumen Gentium, afirma:
Esta afirmación no se refiere a los que, sin culpa suya, no conocen a Cristo y a su Iglesia:
«Los que sin culpa suya no conocen el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan a Dios con sincero corazón e intentan en su vida, con la ayuda de la gracia, hacer la voluntad de Dios, conocida a través de lo que les dice su conciencia, pueden conseguir la salvación eterna (LG 16; cf DS 3866-3872).
Yo creo que no hace falta mucha explicación sobre esto. Una persona que no es parte de la Iglesia católica, por ignorancia no culpable, pero que intenta hacer la voluntad de Dios, puede conseguir la salvación eterna. Esto es cuestión de conciencia. Y aquí entran todos los que murieron antes de Cristo, así como aquellos que nunca han oído hablar de Él, mucho menos sobre una Iglesia necesaria para su salvación. Ojo, que la Lumen Gentium dice que «pueden conseguir la salvación», no que «ya se salvaron» por no ser culpables debido a su ignorancia. Si aún dentro de la Iglesia habrá un filtro a la hora del juicio, cuánto más lo habrá fuera de la Iglesia.
Por eso la Iglesia está llamada a proclamar la Buena Nueva de salvación por todo el mundo. Evangelizar y seguirse presentando al mundo como esa puerta por la que Cristo quiere hacer que todos entremos para conseguir nuestra salvación (Cf. CIC 848)