Una encíclica sobre la Devoción al Santo Rosario
Del Papa León XIII hay varios documentos que llegan hasta nuestros días, en los que nos habla sobre el Santo Rosario. La Carta Encíclica Supremi Apostolatus es muy citada por sus sucesores en la sede de San Pedro, cuando se trata sobre el Rosario.
Puedes leer el texto completo haciendo clic AQUI. Hacemos, en esta publicación, un breve comentario sobre el contenido de la misma.
María ocupa un lugar privilegiado para auxiliarnos en circunstancias difíciles
El papa León XIII, consciente de las dificultades que estaba pasando la Iglesia de su época, especialmente por la pérdida de los estados pontificios, se siente responsable de la defensa de todos los católicos y, por eso, promueve la devoción al Santo Rosario para invocar la intercesión de la Santísima Virgen María:
que es la que puede alcanzarnos la paz y dispensarnos la gracia, colocada como está por su Divino Hijo en la cúspide de la gloria y del poder, para ayudar con el socorro de su protección a los hombres que en medio de fatigas y peligros se encuentran en la Ciudad Eterna.
Papa León XIII
Esa es la confianza con la que los cristianos nos dirigimos siempre a nuestra Madre Santísima: ocupa un lugar especial en el cielo; es la «Reina de los Ángeles«, la «Reina de todos los santos«, la «Santa Madre de Dios«, la «Madre de Cristo«. Así la aclamamos en cada Rosario, con las Letanías Lauretanas. Así lo creemos, así nos lo ha enseñado nuestra Santa Madre, la Iglesia. No es a cualquier santo a quien le rezamos el Rosario e imploramos su intercesión, es a la misma Madre de Dios. Por eso el papa León XIII pide que se rece el Santo Rosario para que María Santísima interceda por todos los católicos, en 1883 especialmente los de la Ciudad Eterna, Roma, que pasaban por tiempos críticos y angustiosos.
En tiempos críticos y angustiosos siempre el principal y constante cuidado de los católicos refugiarse bajo la égida de María y ampararse a su maternal bondad, lo cual demuestra que la Iglesia católica ha puesto siempre y con razón en la Madre de Dios toda su confianza. En efecto, la Virgen, exenta de la mancha original, escogida para ser la Madre de Dios y asociada por lo mismo a la obra de la salvación del género humano, goza cerca de su Hijo de un favor y poder tan grande, como nunca han podido ni podrán obtenerlo ni los hombres ni los Ángeles. Así, pues, ya que le es sobremanera dulce y agradable conceder su socorro y asistencia a cuantos la pidan, desde luego es de esperar que acoja cariñosa las preces de la Iglesia universal.
Papa León XIII
El Santo Rosario en acontecimientos históricos
Continúa el Papa haciendo referencia a algunos acontecimientos importantes en la historia de la Iglesia, en los que el rezo del Santo Rosario sirvió para obtener la intervención de Dios en favor de nuestra Iglesia:
Contra los heréticos Albigenses.
Los Albigenses era un grupo herético, nacido de la secta de los últimos Maniqueos (finales del siglo XII) en el sur de Francia, que propagaban doctrinas heréticas, fomentando, entre otras cosas, el suicidio (para liberar el alma del cuerpo), declaraban ilegal el matrimonio y promovían el concubinato, defendían el abandono de la mujer por su marido y viceversa…
El papa recuerda que este grupo llevaba a todas partes el terror de sus armas, extendían por doquiera su dominio con el exterminio y la muerte.
Contra estos enemigos, Dios suscitó en su misericordia al insigne Padre y fundador de las Orden de los Dominicos (Santo Domingo de Guzmán), a quien se le apareció la Virgen con un Rosario en la mano, le enseñó a rezarlo y le pidió que propagara su devoción, prometiéndole, entre otras cosas, la conversión de los pecadores.
Santo Domingo se esforzó en pelear contra los enemigos de la Iglesia Católica, no con la fuerza ni con las armas, sino con la más acendrada fe en la devoción del Santo Rosario.
Gracias a este modo de orar, aceptado, regulado y puesto en práctica por la Orden de Santo Domingo, principiaron a arraigarse la piedad, la fe y la concordia, y quedaron destruidos los proyectos y artificios de los herejes; muchos extraviados volvieron al recto camino y el furor de los impíos fue refrenado por las armas católicas empuñadas para resistirle.
Papa León XIII
Contra la invasión de los turcos
El otro acontecimiento histórico que recuerda el papa León XIII es el de la invasión de los turcos.
Y es que el 7 de octubre de 1571 se llevó a cabo la Batalla de Lepanto, en la cual los cristianos vencieron a los turcos en una batalla en la que estaba en juego occidente y el cristianismo, por lo que el Papa San Pío V pidió a los cristianos rezar el rosario por la flota.
Producto de esa oraciones dirigidas a la Santísima Virgen, lograron la victoria. Como muestra de agradecimiento, Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias el 7 de octubre; misma que, un año más tarde, el Papa Gregorio XIII cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario y determinó que se celebrase el primer domingo de Octubre (día en que se había ganado la batalla).
Y continuaron los logros por intercesión de la Virgen:
Asimismo en el siglo último alcanzáronse importantes victorias sobre los turcos en Temesvar, Hungría y Corfú, las cuales se obtuvieron en días consagrados a la Santísima Virgen, y terminadas las preces públicas del Santísimo Rosario. Esto inclinó a Nuestro predecesor Clemente XI a decretar para la Iglesia universal la festividad del Santísimo Rosario.
Papa León XIII
Atraídos por los beneficios que el pueblo cristiano obtenía al rezar el rosario, el papa León XIII recuerda lo que sus predecesores hicieron para fomentar esta devoción:
- Urbano IV aseguró que el rosario proporcionaba todos los días ventajas al pueblo cristiano
- Sixto V dijo que ese modo de orar cedía en mayor honra y gloria de Dios, y que era muy conveniente para conjurar los peligros que amenazaban al mundo
- León X declaró que se había instituido contra los heresiarcas y las perniciosas herejías
- Julio III le apellidó loor de la Iglesia
- San Pío V dijo también del Rosario que, con la propagación de estas preces, los fieles empezaron a enfervorizarse en la oración y que llegaron a ser hombres distintos a lo que antes eran; que las tinieblas de la herejía se disiparon, y que la luz de la fe brilló en su esplendor
- Por último, Gregorio XIII declaró que Santo Domingo, había instituido el Rosario para apaciguar la cólera de Dios e implorar la intercesión de la bienaventurada Virgen María.
Consagración del mes de octubre al Santo Rosario
Con estas palabras el Papa León XIII consagra el mes de octubre al rezo del Santo Rosario, a partir de 1883:
Por lo cual no sólo excitamos vivamente a todos los cristianos a dedicarse pública o privadamente y en el seno de sus familias a recitar el Santo Rosario y a perseverar en este santo ejercicio, sino que queremos que el mes de Octubre de este año se consagre enteramente a la Reina del Rosario. Decretamos por lo mismo y ordenamos que en todo el orbe católico se celebre solemnemente en el año corriente, con esplendor y con pompa la festividad del Rosario, y que desde el primer día del mes de octubre próximo hasta el segundo día del mes de noviembre siguiente, se recen en todas las iglesias curiales, y si los Ordinarios lo juzgan oportuno, en todas las iglesias y capillas dedicadas a la Santísima Virgen, al menos cinco decenas del Rosario, añadiendo las Letanías Lauretanas.
Papa León XIII
Y pide que se rece también en procesiones por las calles:
Será también de nuestro agrado, que las cofradías del Santísimo Rosario de María lo canten procesionalmente por las calles conforme a la antigua costumbre. Y donde por razón de la circunstancias, esto no fuere posible, procúrese sustituir con la mayor frecuencia a los templos y con el aumento de las virtudes cristianas.
Papa León XIII
Después de esta encíclica, muchos papas nos han instruido con documentos posteriores y la historia registra muchos acontecimientos más en los que el poder del Santo Rosario se ha hecho sentir en favor del pueblo cristiano. Aquí recogimos nada más los mencionados en esta encíclica, escrita por el Papa León XIII en 1883. Los documentos y acontecimientos posteriores serán analizados en próximas publicaciones.
Santa María, ruega por nosotros que acudimos a vos!