Si Dios es misericordioso ¿Por qué no perdona a Satanás?
(Por Ing Mardoqueo Sánchez)
¿Pueden los demonios arrepentirse?
Leyendo el libro La Tiniebla en el Exorcismo, del Padre J. A. Fortea, exorcista español, me encontré con el relato que él hace de un exorcista que erróneamente aseguraba estar vaciando el infierno porque en los exorcismos que realizaba lograba hacer que los demonios se arrepintieran de sus pecados y se convirtieran. Buscando en la web, hay muchas publicaciones en las que infinidad de curiosos se hacen la pregunta ¿podría Dios perdonar a Satanás? ¿Por qué Dios no perdonó a Satanás?… y no faltan las acusaciones contra la «misericordia divina» por no dar una segunda oportunidad a los ángeles caídos.
La prueba
Como el hombre fue puesto a prueba en el Paraíso, los ángeles también pasaron por una situación similar. La naturaleza de dicha prueba no se conoce con exactitud, pero lo que sí se sabe es que, tanto los ángeles como el hombre recibieron su «castigo».
La diferencia es que el hombre tiene una segunda oportunidad, la opción de arrepentirse, enmendar su camino, convertirse y conseguir la salvación. Tanto ha sido el esfuerzo de Dios por redimir al género humano, después de a caída, que envió a su Hijo Único a hacerse hombre para redimir al hombre.
Pero por Satanás y los demás ángeles (demonios) caídos no sucedió tal cosa. Aparentemente Dios no fue misericordioso, no tuvo piedad alguna con ninguno de ellos. El Libro del Apocalipsis (12,7-10) nos relata la batalla que sucedió en el cielo después de la caída:
«En ese momento empezó una batalla en el Cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron contra el Monstruo. El Monstruo se defendía apoyado por sus ángeles, pero no pudieron resistir, y ya no hubo lugar para ellos en el Cielo. Echaron, pues, al enorme Monstruo, a la Serpiente antigua, al Diablo o Satanás, como lo llaman, al seductor del mundo entero, lo echaron a la tierra y a sus ángeles con él».
Y San Pedro dice: «Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los encerró en cavernas tenebrosas, arrojándolos al Infierno» (2 Pe. 2, 4). San Juan Damasceno: «No hay arrepentimiento para ellos después de la caída, como no hay arrepentimiento para los seres humanos después de la muerte». Será un fuego eterno, un castigo eterno: Entonces dirá también a los de su izquierda: «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles» (Mt. 25,41).
La sentencia de Dios
¿Por qué Dios resulta tan radical y dicta una sentencia de validez eterna, irrevocable contra estos espíritus que se rebelaron contra él? ¿No es suficiente la misericordia de Dios como para otorgarles perdón o darles la oportunidad de arrepentirse y convertirse?.
El Catecismo nos dice que no fue por un defecto de la Misericordia Divina que el pecado de los ángeles caídos no fuera perdonado, sino debido al carácter irrevocable de su elección. La «caída» de los ángeles consiste en la elección libre de estos espíritus creados que rechazaron radical e irrevocablemente a Dios y su Reino (cfr. CEC 392 y 393).
No es que Dios no haya querido perdonarlos y ofrecerles la oportunidad de regresar a su Reino, es que los ángeles caídos decidieron rechazar tal oportunidad. Es similar a lo que sucede con el pecado contra el Espíritu Santo, que no será perdonado ni en esta vida ni en la otra (Mt. 12,32). La Iglesia nos enseña que ese pecado consiste en el rechazo total de la salvación ofrecida por Dios. A la fuerza Dios no puede salvar al hombre, como tampoco pudo salvar a Satanás y los demás demonios o ángeles caídos.
El trabajo de Satanás es conseguir que el hombre se oponga radical e irrevocablemente a Dios, para que corra su misma suerte.