sábado, noviembre 30, 2024
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Sugerencias para el Tiempo de Adviento

Nuestras sugerencias para el Tiempo de Adviento

Sugerencias para la preparación personal y comunitaria: cantos, oración personal, familiar y comunitaria, ornato o ambientación de la iglesia, liturgia y más. Siendo el Adviento un tiempo tan especial por la preparación del gran acontecimiento histórico del Nacimiento de Jesús en el portal de Belén, no podemos ser indiferentes e improvisar, tanto en la Iglesia como en el hogar. Por eso hacemos aquí algunas sugerencias que nos parecen importantes para tomar en cuenta.

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Notas introductorias motivacionales

El Tiempo de Adviento marca el inicio del Año Litúrgico. Es un período de aproximadamente 4 semanas que la Iglesia nos ofrece para preparar la venida del Salvador.

El comercio (la sociedad de consumo) inicia su publicidad para la Navidad a veces mucho antes que el inicio del Adviento. Nos ganan en entusiasmo y empeño; son creativos con sus anuncios y decoraciones en los establecimientos comerciales, con adornos, música y ofertas anticipadas que anuncian la pronta llegada de la Navidad. Como cristianos, no vamos a ponernos a competir con el mundo en la preparación de la Navidad; pero debemos hacer al menos lo mínimo posible para hacer notar en nuestra liturgia y espiritualidad en general, que estamos saliendo de un tiempo ordinario muy largo; la novedad debe hacerse notar de manera que nos aporte un empuje espiritual hacia la Navidad. Tanto en los hogares, como en la Iglesia, la diferencia debe ser notoria.

Adventus (venida, advenimiento), era una palabra que se aplicaba especialmente a la llegada de un personaje importante. Nosotros la utilizamos ahora para esperar al único personaje importante en nuestra vida: Jesús, el Salvador. Y siendo tan importante, el único personaje realmente importante, no podemos improvisar; debemos echar mano de todos los recursos necesarios para preparar bien el camino al Señor y que esa venida realmente suceda en un ambiente digno del Salvador.

Cuando vamos a tener la visita de un familiar, un gran amigo o alguien a quien nosotros damos importancia, preparamos bien nuestra casa. Ya no digamos si va a visitarnos el alcalde, el gobernador. Imaginemos que el mismo presidente del país será nuestro huésped, ¿Cómo prepararíamos nuestra casa? Limpiaríamos todo, pintaríamos la casa, adornaríamos, pondríamos alfombras, contrataríamos personas para el protocolo y una buena banda o grupo musical, un buen banquete y tantas cosas más, pues no es cualquier persona quien visitará nuestro hogar. Pues por muy importantes que parezcan esos personajes, Jesús no tiene comparación ninguna. Es el Salvador, nuestro redentor, ¡es Dios! No podemos improvisar un evento tan importante como la visita del Rey de Reyes.

El pueblo de Israel esperaba un Mesías; pero no tenían idea de cómo era. Nosotros sí, porque ya vino, ya nació en Belén, murió, resucitó, subió a los cielos y vendrá nuevamente. Por lo tanto, nuestra preparación debe ser aún mejor y con más certeza. Por eso debemos usar todos los recursos disponibles para vivir mejor este tiempo de preparación; y en esto debemos involucrarnos todos, desde el sacerdote, cantores, equipos de liturgia, personas encargadas del ornato y decoración del templo y cuantas personas estén involucradas en la celebración de los sacramentos y la vivencia espiritual de la comunidad durante estas semanas de Adviento. Para ello ofrecemos aquí algunas ideas o sugerencias. ¿Listos? ¡Comencemos!

1. Todos los involucrados ¡A prepararse!

Si bien es cierto que el Adviento tiene cierta austeridad y que lo mejor se reserva para la Navidad, tampoco puede ser un tiempo seco, frío, soso. Necesita ser saboreado por toda la Iglesia. Debe notarse el fin de un ciclo litúrgico y el comienzo de otro, el fin de un período ordinario dentro de la liturgia y la novedad de un nuevo tiempo que nos prepara e impulsa hacia la Navidad. Para lograrlo, todos los involucrados deben estar conscientes y prepararse suficientemente para marcar bien esa diferencia en el ejercicio de su ministerio o misión durante las diferentes celebraciones litúrgicas o no litúrgicas. Sacerdotes, diáconos, monitores, lectores, equipos de liturgia, cantores… deben tener o crear los espacios previos para la preparación necesaria, así como saborear las lecturas de la misa (dominical y diaria) o la liturgia de las horas, leer libros adecuados para introducirse en la espiritualidad del Adviento…  Los cantos de Adviento son propios y hay que conocerlos, ensayarlos y usarlos bien dentro de la Misa, saber cuáles sí, cuáles no (ofreceremos más adelante un listado). La liturgia en general tiene sus peculiaridades propias del Adviento y eso deben conocerlo muy bien y con anterioridad los equipos de liturgia.

Hay libros de espiritualidad propios del Adviento que conviene leer para crecer espiritualmente y ejercer cada uno muy bien su misión. Por ejemplo:

  • La esperanza en Dios no defrauda (Autor: Ricardo Blázquez)
  • Felicidades, Jesucristo (Autor: Joaquín L. Ortega)
  • Obras Completas de Santo Tomás de Villanueva. I: Conciones 1-40. Adviento y Navidad (Autor: Santo Tomás de Villanueva)
  • Obras Completas de San Bernardo. III: Sermones litúrgicos (1.º) (Autor: San Bernardo)
  • Obras Completas de Ángel Herrera Oria. III: Guiones homiléticos (Autor: Ángel Herrara Oria)
  • Una y otra Pascua. Monólogos de Navidad y Resurrección (Autor: Joaquín L. Ortega)
  • Salmos al Encuentro (uno para cada ciclo. Equipo Eucaristía)

Eso por poner unos cuantos ejemplos. Sigamos con las sugerencias…

2. Ambientación de la Iglesia.

Al atardecer del sábado previo al Primer Domingo de Adviento debe estar la Iglesia ya decorada adecuadamente como para hacer que cuando los fieles ingresen al templo noten la diferencia y sepan que estamos dejando el Tiempo Ordinario y dando paso al Adviento. Debe haber una decoración especial, no de penitencia, pero sí de austeridad. La austeridad debe hacerse notar para que renazca la esperanza y tengamos esa sensación de que algo nos falta, de tal modo que, al contrastar con la Navidad, sintamos esa plenitud y nos llenemos realmente de la presencia del Niño que nace.

  • El color morado debe hacerse notar de alguna manera en la Iglesia. No solo es el color de los ornamentos de sacerdotes y demás ministros que sirven en la Misa, sino también para otro tipo de decoraciones que se pueden colocar en lugares estratégicos y visibles para la feligresía.
  • Puede colocarse también un poster grande y visible con frases alusivas al domingo correspondiente o a todo el período de Adviento, por ejemplo: «Ven Señor Jesús», «Preparad el camino al Señor» u otro semejante.
  • Los adornos no deben ser muy festivos. De ser posible no usar flores, sino solo plantas; o, en su defecto, usar pocas flores y rellenar los arreglos florales con más follaje.
  • El lugar de la celebración, especialmente el altar, debe quedar acogedor, pero sin elementos que manifiesten solemnidad.
  • El Nacimiento o Belén no puede faltar. De preferencia colocarlo después del 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción; pero sin la imagen del Niño Dios, que se coloca hasta el 24 de diciembre por la noche, tanto en la Iglesia como en los hogares católicos.

 3. Los cantos.

El Canto juega un papel muy importante en la liturgia y cada tiempo litúrgico tiene sus cantos propios. Durante el Adviento, son un elemento clave para dar el tono de las celebraciones, por eso deben saberse escoger muy bien. De manera especial, debe prestársele mucha atención a la selección del canto de entrada, con la que se constituye la asamblea litúrgica y se le da el tono a la celebración.

Durante el Adviento se suprime el Gloria; pero sí se canta el Aleluya, aunque es recomendable omitir también el aleluya en las ferias de Adviento (hasta el 16 de diciembre), para subrayar la diferencia entre la misa ferial y la del Domingo. En cambio, del 17 al 24 de diciembre, se recomienda cantar el Aleluya en las misas feriales para ir ya introduciendo a la comunidad en ese espíritu navideño y suscitar el anhelo de celebrar con gozo la Navidad.

Estos son algunos de los cantos propuestos para el Adviento. Algunos con enlace a nuestra sección de cantoral con acordes y vídeo, otros solo al vídeo:

4. La Homilía.

No pueden improvisarse las homilías, sino hacer una preparación previa y reunir la documentación necesaria para fortalecer el mensaje en cada momento del Adviento, además de leer la realidad en todas sus facetas para iluminarla desde la fe y la Palabra de Dios, instruyendo al pueblo, por ejemplo, para contrarrestar la guerra propagandística que invita a consumir y gastar más de lo que se tiene, obligando a los empleados a gastar con meses de anticipación el aguinaldo.

La predicación debe ser intensa, convencida y vital. Debe hacer sentir a la comunidad la necesidad de salvación ante la debilidad humana, prepararla para recibir al Salvador y colaborar con Él en su obra salvadora. Deberá ser motivadora para conseguir que la comunidad prepare, no solo el Nacimiento o el Belén en sus casas, sino su corazón para que el Niño Jesús nazca ahí; por lo tanto, debe mover a la conversión. Para ello debe prepararse muy bien la homilía, en un clima de oración.

5. El Sacramento de la Reconciliación.

Para que Jesús «nazca» en nuestros corazones hay que «morir» al pecado. El pueblo católico es muy consciente de ello y por eso busca la confesión durante este período, sabiendo que no se puede celebrar con coherencia el Nacimiento de Aquel «que salvará al pueblo de sus pecados» (Mt 1,21) sin un esfuerzo por morir al propio pecado viviendo en la vigilante espera del Señor que volverá al final de los tiempos.  El Adviento se nos presenta entonces como un tiempo propicio para impulsar la pastoral de este sacramento, ya que la confesión sacramental es la vía ordinaria para alcanzar el perdón y la remisión de los pecados graves. Por ello deben ofrecerse horarios adecuados para que los feligreses puedan acercarse a la confesión.

Hay muchas parroquias que programan las catequesis de tal manera que permitan que los niños hagan su primera comunión en los días cercanos a la Navidad. Eso hace posible que los niños se confiesen por primera vez en Adviento y puedan recibir a Jesús con un corazón puro en la Navidad.

6. La Corona de Adviento

También conocida como «Corona de luces de Adviento», constituye uno de los signos más expresivos del Adviento, que manifiesta la alegría de este tiempo de espera.

Se trata de una corona con ramas verdes, preferentemente de ciprés, que se sitúa junto al ambón o en otro lugar adecuado, y en el que se fijan cuatro cirios vistosos nuevos, nunca usados. Éstos se encienden sucesivamente, cada domingo en la Misa después del saludo litúrgico del celebrante y antes del acto penitencial, mientras se hace alguna oración alusiva y se entona un canto apropiado. Para encenderlos puede dársele participación cada domingo a personas diferentes: un matrimonio, un niño, un joven, una religiosa, un acólito…

Se encienden gradualmente: El Primer Domingo de Adviento se enciende una, el siguiente domingo se enciende una adicional. Ese acto manifiesta la ascensión gradual hacia la plenitud de la luz de la Navidad.

Es de color verde, que manifiesta la esperanza. Es en forma de corona, porque el que viene a nosotros es nuestro Rey.

Nunca se deberá colocar la Corona sobre el altar o delante de él tapándolo. El lugar más aconsejable para ubicarla es al costado del ambón de la Palabra.

También en los hogares debe notarse el Adviento colocando la Corona en casa y encendiendo las sucesivas velas mientras se reza una oración y se canta un canto apropiado. Los padres de familia pueden auxiliarse de algún subsidio para el esquema de oración familiar dominical en torno a la Corona de Adviento. Haga clic aquí para ver una opción.

7. Hacer oración

Durante el Adviento debe intensificarse la oración en todos los fieles. Además de participar en la oración de la Iglesia, los fieles tienen a su disposición muchas y variadas formas de oración personal o familiar: la Liturgia de las Horas, los Salmos, la Lectio Divina, rezar el Santo Rosarios, contemplar el Misterio (el Belén o Nacimiento). La oración familiar debe incluir a los más pequeños de la casa, para irlos catequizando e introduciéndolos en esta espiritualidad propia del Adviento.

8. La Virgen María y san Juan Bautista.

María es uno de los personajes más importantes del Adviento, por lo que debe también dársele un lugar notorio dentro de la Iglesia. Adviento es un tiempo muy mariano, sobre todo desde el día 17 de diciembre. Es conveniente que, por lo menos en el IV Domingo de Adviento haya una imagen de María madre en el presbiterio, convenientemente resaltada.

Juan Bautista resuena mucho también en Adviento, por lo que podría destacarse una imagen o un póster suyo en los domingos segundo y tercero.

9. Liturgia de las Horas

Tanto en la Iglesia como en el hogar, durante este tiempo puede fomentarse el rezo de la Liturgia de las Horas. Antes de la Misa o al inicio de la misma, en horario de la mañana pueden rezarse las Laudes,  y por la tarde, las vísperas con todos los fieles. Por lo menos en la misa dominical pudiera ser una bonita iniciativa para motivar a todos los participantes en cada Misa. Lo mismo en los hogares, destinar un día a la semana, si no es que toda, para reunir a la familia y usar esta forma de orar muy propia de nuestra Iglesia desde hace muchos siglos.

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Mardoqueo Sánchez
Mardoqueo Sánchezhttp://cristomaniacatolica.com
Ingeniero en Sistemas, con estudios de Teología y Filosofía. Generarador de contenido para webs católicas desde 2005

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