Monición de entrada
Queridos hermanos: hoy celebramos a uno de los santos más extraordinarios, el Precursor de Cristo, San Juan, el Bautista, de quien se puede decir que lo «canonizó» el mismo Jesús cuando le dedicó repetidas alabanzas: «Es profeta y más que profeta», «es el mayor de los nacidos de mujer»…
Después de Jesús y la Santísima Virgen María, Juan Bautista es el único Santo al que la Iglesia le celebra su nacimiento. De Jesús celebramos su nacimiento y su muerte; de María celebramos su nacimiento y su Asunción a los cielos; de Juan Bautista celebramos su nacimiento y también su martirio.
La fiesta de hoy, con sus lecturas, nos ayuda a reflexionar en varias direcciones sobre nuestra identidad como cristianos y como testigos del evangelio en el mundo de hoy. Conscientes de ello, comencemos esta celebración. De pie, cantemos todos…
Moniciones a las lecturas
Opción 1: Monición única para todas las lecturas
En la Solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, las lecturas giran en torno al llamado de Dios a colaborar en su plan de salvación. Isaías habla de la misión de un servidor, tal como Juan el Bautista, recordado por San Pablo en la segunda lectura y descrito por el evangelio de San Lucas como el que preparó los caminos del Señor. Escuchemos atentos.
Opción 2: Moniciones para cada lectura
Primera lectura (Isaías 49, 1-6)
En la primera lectura escucharemos el segundo poema del Siervo de Yahvé, con el que el profeta Isaías nos habla sobre la misión universal de salvación confiada a su servidor.
El Siervo auténtico es Cristo Jesús. Es bueno recordarlo en el día en que
celebramos la memoria de Juan, que también ha sido predestinado por Dios
para ser Precursor del Mesías.
Salmo responsorial (Salmo 138)
Dios, que nos ha creado, nos conoce profundamente y predestina a sus servidores para una misión. Con el salmo 138 cantamos y damos gracias a Dios por su llamado. Lo haremos diciendo:
Segunda lectura (Hechos de los apóstoles 13, 22-26)
En su primer discurso en Antioquía, San Pablo nos recuerda el papel fundamental que desempeñó Juan el Bautista, preparando el camino del Señor.
Evangelio (Lucas 1, 57-66. 80)
Del evangelio de San Lucas, escuchamos la hermosa escena del nacimiento de Juan y la imposición de nombre el día de su circuncisión.
De pie por favor, cantamos el aleluya para escuchar esta gran noticia de hoy.
Oración de los fieles
Dirijámonos a Dios Padre, que ha enviado al Bautista a preparar los caminos a su Hijo, diciendo juntos: Concédenos, Padre bueno, tu salvación.
- Por la Iglesia: que, como Juan Bautista, sepa siempre mostrar a Cristo que viene al hombre de hoy y preparar al pueblo de Dios para el encuentro con Él. Oremos.
- Por el Santo Padre, obispos, sacerdotes y todos los misioneros: que siempre sean sostenidos por el Espíritu Santo para anunciar la verdad del Evangelio, llevar la humanidad a Cristo y ser una voz fuerte y profética, también incómoda, al mostrar a los hombres la verdad de sí mismos, por su verdadero bien. Oremos.
- Por nuestros gobernantes: que acojan su mandato como una misión, para ser guías honestos, confiables y firmes al servicio de la verdad y de la sociedad. Oremos.
- Por los que viven en situaciones graves de pecado: que puedan encontrar profetas que, ayudándoles a iluminar su historia, los lleven a conocer la misericordia de Dios y a desear su perdón. Oremos.
- Por esta comunidad que hoy celebra a San Juan Bautista, para que seamos personas de fe firme, de palabra verdadera y de gran humildad. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Presentamos ahora al Señor nuestras oraciones que suben como ofrenda hasta el cielo, junto a los dones de pan y vino.
Comunión
Con la certeza firme de que en el pan y el vino recibimos el Cuerpo y la Sangre de Cristo, nos acercamos devotamente a comulgar. Cantemos todos.
Final
Hoy más que nunca el mundo necesita verdaderos profetas que sean luz en medio de las tinieblas y orienten el camino del hombre hacia Dios. Todos los bautizados hemos sido ungidos como sacerdotes, profetas y reyes. Es el momento de ejercer esa misión y mostrar a Cristo al mundo, para que todos reorientemos nuestra vida hacia Dios, que quiere salvarnos.
Nos retiramos a nuestros hogares con esa gran misión, comenzando con nuestros familiares y amigos.