¿Puede un laico ser exorcista?
¿Puede un laico realizar un exorcismo? ¿Cuál es la diferencia entre «exorcismo» y «liberación», «oración de exorcismo» y «oración de liberación»?…
En el ámbito de la Renovación Carismática a menudo hablamos o escuchamos hablar de liberaciones, exorcismos, posesiones demoníacas, oración de liberación y cosas similares. Y muchas veces no nos queda muy claro en qué consiste cada una de ellas, e incluso se puede cometer algunos errores por ignorancia o falta de discernimiento a la hora de hacer las cosas.
El Padre Henry Vargas Holguín, en un artículo originalmente publicado en www.es.aleteia.org, nos hace interesantes aclaracciones al respecto, basadas en el Códido de Derecho Canónico:
«Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos y para sanar toda enfermedad y toda dolencia» (Mateo 10, 1).
Este texto nos ilumina para entender que solamente corresponde a los obispos, sucesores de los apóstoles, ejercer este ministerio de expulsar a los demonios. Pero los obispos pueden delegar ésta función en un sacerdote.
Por tanto, según las normas canónicas, los exorcismos sólo los realizará, exclusiva y legítimamente, un sacerdote, quien debe ejercer este ministerio con licencia peculiar y expresa ya sea de una manera estable, ya sea para un caso especial, concedida por el Ordinario del lugar (por ejemplo el obispo).
Sólo el ordinario del lugar es quien tiene la autoridad o la potestad de nombrar a los sacerdotes exorcistas (can 1172, 1). Y no cualquier sacerdote. El sacerdote exorcista debe reunir cuatro condiciones. Se exige que sea piadoso, docto, prudente y con integridad de vida (can. 1172, 2).
Los laicos única y exclusivamente pueden hacer presencia en un exorcismo, pero para ayudar en lo que sea necesario, incluyendo obviamente la oración de liberación; ellos nunca pueden ni nunca deben hacer exorcismos.
Entonces una cosa es un exorcismo y otra es hacer una oración de liberación. En algunas diócesis, bajo la dirección de un sacerdote, hay laicos que han sido preparados para el ministerio de liberación (que no es lo mismo que exorcismo). La liberación es oración para liberar de la opresión del demonio pero sin utilizar el ritual de exorcismo.
Todo sacerdote en virtud de su ordenación participa del sacerdocio ministerial de Cristo y tiene con Él la misión de liberar a los fieles de toda influencia demoníaca, con la evangelización y administración de los sacramentos. Por lo mismo, todo sacerdote es exorcista en cuanto a la Pastoral de Liberación dentro de su misión de evangelizar, y esto, por mandato de Cristo.
Los exorcismos se realizan para alejar al demonio de alguna persona (incluidos los acatólicos, herejes y excomulgados), lugar, cosa o animal. Hay dos clases de exorcismos: el público y el privado.
Será público si tiene el carácter o forma de sacramental, cuando se hace en nombre de la Iglesia por una persona legítima o sacerdote con la licencia y según las normas del rito. Los exorcismos privados o menores son los que se realizan con forma de intercesión y súplica.
Los exorcismos públicos se dividen en solemnes y simples. Los solemnes son los exorcismos previstos para los casos de obsesión, infestación, posesión y opresión diabólica y se realizan de forma imperativa. Los exorcismos simples son los que hacen parte de los ritos del catecumenado y del bautismo; y estos los realiza cualquier ministro ordenado con potestad.