Monición de entrada
Queridos hermanos, hoy es un día muy especial, es el jueves eucarístico de la quinta semana de Pascue y eso nos llena de mucha alegría al recibirles en la casa de Dios para esta misa, en la que también celebramos la memoria de santa Rita de Casia, santa de los imposibles.
Dios hoy nos llama a permanecer en su amor para que nuestra alegría sea plena. Por eso, con mucha alegría cantemos todos para comenzar esta celebración. De pie, por favor.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Hechos de los apóstoles 15, 7-21)
El libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra las deliberaciones del «concilio de Jerusalén», que fueron tensas, porque entraban de por medio convicciones opuestas de parte de unos y de otros. Escuchemos lo que sucedió en ese momento de discernimiento.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15, 7-21
En aquellos días, después de una fuerte discusión, se levantó Pedro y dijo a los apóstoles y a los presbíteros:
—«Hermanos, desde los primeros días, como sabéis, Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca el mensaje del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe. ¿Por qué provocáis a Dios ahora, imponiendo a esos discípulos una carga que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar? No; creemos que lo mismo ellos que nosotros nos salvamos por la gracia del Señor Jesús».
Toda la asamblea hizo silencio para escuchar a Bernabé y Pablo, que les contaron los signos y prodigios que Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. Cuando terminaron, Santiago resumió la discusión, diciendo:
—«Escuchadme, hermanos: Simón ha contado la primera intervención de Dios para escogerse un pueblo entre los gentiles. Esto responde a lo que dijeron los profetas:
«Después volveré para levantar de nuevo la choza caída de David;
levantaré sus ruinas y la pondré en pie,
para que los demás hombres busquen al Señor,
y todos los gentiles que llevarán mi nombre:
lo dice el Señor, que lo anunció desde antiguo».
Por eso, a mi parecer, no hay que molestar a los gentiles que se convierten a Dios; basta escribirles que no se contaminen con la idolatría ni con la fornicación y que no coman sangre ni animales estrangulados. Porque durante muchas generaciones, en la sinagoga de cada ciudad, han leído a Moisés todos los sábados y lo han explicado».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 95)
Con el salmo 95 nos unimos a todos los pueblos de la tierra para alabar al Señor, reconociendo su poder y su majestad. Hagámoslo diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 10
R. Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.
Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. R.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R.
Monición al Evangelio (Juan 15, 9-11)
Con la metáfora de la vid y los sarmientos, Jesús invitaba ayer a «permanecer en él», para poder dar fruto. Hoy continúa el mismo tema, pero avanzando cíclicamente y concretando en qué consiste este «permanecer» en Cristo.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo;
permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor;
lo mismo que yo he guardado
los mandamientos de mi Padre
y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros,
y vuestra alegría llegue a plenitud».
Palabra del Señor.
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Oración de los fieles
Presidente: El Señor nos exhorta a habitar en Él observando sus mandamientos. Hagamos nuestra esta invitación y digamos todos:
Hágase en nosotros tu voluntad, Señor.
- Por la santa Iglesia, para que siempre sepa hacer la voluntad de Dios, poniendo el amor a la base de cada decisión, siguiendo el ejemplo de Cristo. Oremos.
- Por los sacerdotes y por todas las personas consagradas, para que sepan entregar al pueblo que les ha sido confiado su experiencia del amor de Dios, ayudando a cada uno a alimentar la oración y la relación con el Señor. Oremos.
- Por todos los que dirigen los destinos de los pueblos, para que sepan que su autoridad es delegada y que se deben al pueblo que los eligió, por lo tanto, deben luchar por ese pueblo, sin intereses egoístas. Oremos.
- Por todos aquellos que sufren adicción a las drogas, el alcohol o cualquier clase de vicios, para que puedan ser tocados por la gracia de Dios y experimentar que sólo Él es fuente y plenitud de alegría duradera. Oremos.
Presidente: Dios, Padre de inmensa bondad, escucha nuestras plegarias y derrama en nuestros corazones tu paz. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Con la alegría de saber que el pan y vino que llevamos al altar, se convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, presentemos al Señor nuestras ofrendas.
Comunión.
Cristo, que nos llama a permanecer en su amor, se hace presente en el Pan y el Vino consagrados. Acudamos a recibirle.
Final
Queridos hermanos, uno de los frutos más característicos de la Pascua debe ser la alegría. Y es la que Cristo Jesús quiere para los suyos. Vayamos a vivir esa alegría y a contagiar con ella a los demás.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 3 La Pascua día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1999; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Cuaresma y Pascua, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.