Monición de entrada
Tengan todos muy buenos días (tardes, noches) y sean todos bienvenidos. En el miércoles de la quinta semana de Pascua, nos da mucha alegría recibirles en este lugar santo para la celebración eucarística de hoy, en la que celebramos también la memoria de San José Obrero, el humilde carpintero de Nazareth, que trabajó todos los días íntimamente unido a Jesús.
La liturgia de hoy nos llama a permanecer en Jesús para dar buenos frutos buenos y abundantes. La celebración de estos misterios nos ayudan a mantener ese vínculo con Jesús, por eso, con mucha alegría, cantemos todos para iniciar la santa misa de hoy.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Hechos de los apóstoles 15, 1-6)
El libro de los Hechos de los Apóstoles nos habla hoy sobre los conflictos que se agudizan en la iglesia de Antioquía. Se está librando la batalla de la universalidad del Cristianismo. Escuchemos.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 15, 1-6
En aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme a la tradición de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre la controversia. La Iglesia los proveyó para el viaje; atravesaron Fenicia y Samaría, contando a los hermanos cómo se convertían los gentiles y alegrándolos mucho con la noticia. Al llegar a Jerusalén, la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros los recibieron muy bien; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, intervinieron, diciendo:
—«Hay que circuncidarlos y exigirles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 121)
Con el salmo 121 manifestemos la alegría en nuestro caminar hacia la patria celestial, diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 121, 1-2. 4-5
R. Vamos alegres a la casa del Señor.
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.
Monición al Evangelio (Juan 15, 1-8)
El texto evangélico de hoy nos describe una hermosa comparación con la que describe Jesús la unión de los discípulos con él. Cantemos primero el aleluya para escuchar el mensaje del Evangelio de San Juan.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
—«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca,
y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado;
permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece
en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante;
porque sin mí no podéis hacer nada.
Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento,
y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante;
así seréis discípulos míos».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: El Señor nos llama a reconocer los deseos que hay en nuestro corazón y a dirigir con confianza al Padre nuestra oración, seguros de que somos escuchados. Digamos juntos:
Padre nuestro, escúchanos.
- Por la Iglesia, para que cultive siempre la unión con la verdadera vid que es Cristo y que de la unión firme con Él obtenga la fuerza para anunciar la Palabra que purifica. Oremos.
- Por los que gobiernan las naciones, para que mantengan un vínculo de unidad con el pueblo bajo sus gobierno, sintiendo como propias las necesidades de todos. Oremos.
- Por aquellos que están enfrentando un período de prueba, para que, firmes en la fe, sepan vivir este momento como una oportunidad de purificación que, una vez superada la prueba, puede hacer su vida más fecunda. Oremos.
- Por todos nosotros, para que, a pesar de las dificultades de la vida, sepamos mantenernos siempre unidos a Cristo, sabiendo que solo así podremos superar cualquier prueba. Oremos.
Presidente: Dios, dador de todos los bienes, acoge nuestra oración y haz fecunda nuestra vida en el cumplimiento de tu voluntad. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Presentación de las Ofrendas
Con el pan y el vino que llevamos al altar, ofrezcamos también nuestra lealtad a Jesús.
Comunión.
El Evangelio de hoy nos ha invitado a permanecer unidos a Jesús. En El capítulo 6 del Evangelio de San Juan, Jesús mismo nos dice: «el que come mi Carne y bebe mi Sangre, permanece en mí y yo en él…» . Mantengamos esa unidad, acudiendo a recibir el Cuerpo de Cristo.
Final
Queridos hermanos, al finalizar esta misa nos vamos con el compromiso de mantener esa unión íntima y vital con Jesús. Vayamos a ajustar nuestra vida a la Palabra que hemos escuchado.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 3 La Pascua día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 1999; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Cuaresma y Pascua, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.