Monición de entrada
Queridos hermanos, tengan todos muy buenos días (tardes, noches) les damos la más cordial bienvenida a la celebración eucarística de hoy, en el miércoles de la segunda semana de Cuaresma.
Que la participación en la celebración de esta santa misa nos permita tomar la cruz con Cristo, camino al calvario.
Comencemos con el canto de entrada. De pie, por favor y cantemos todos.
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Moniciones a las lecturas
Monición a la primera lectura (Jr. 18, 18-20)
Del profeta Jeremías leeremos un texto que forman parte del llamado relato de la «pasión de Jeremías», siete siglos antes de la pasión de Cristo. Escuchemos estos lamentos desgarradores.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Jeremías 18, 18-20
Dijeron:
—«Venid, maquinemos contra Jeremías,
porque no falta la ley del sacerdote,
ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta;
venid, lo heriremos con su propia lengua
y no haremos caso de sus oráculos».
Señor, hazme caso, oye cómo me acusan.
¿Es que se paga el bien con mal,
que han cavado una fosa para mí?
Acuérdate de cómo estuve en tu presencia,
intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu enojo.
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 30)
Después de escuchar la «Pasión de Isaías» y antes de que Jesús anuncie la suya en el Evangelio, pongamos nuestra confianza en Dios con el salmo 30, mismo que usó Jesús en el Calvario.
Salmo responsorial: Salmo 30, 5-6. 14.15-16
R. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R.
Oigo el cuchicheo de la gente,
y todo me da miedo;
se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida. R.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios».
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R.
Monición al Evangelio (Mt 20, 17-28)
En el Evangelio de hoy, Jesús anuncia por tercera vez su pasión, una actitud que contrasta con la de sus discípulos.
Con el canto dispongámonos a escuchar el Evangelio.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Mateo 20, 17-28
En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:
—«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó:
—«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
—«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
—«No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
—«Lo somos».
Él les dijo:
—«Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo:
—«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos».
Palabra del Señor.
Oración de los fieles
Presidente: Cristo, durante su camino a Jerusalén, sigue abriendo los ojos de los discípulos con respecto a la necesidad de dejar la lógica del mundo para poder adherir a El. Digamos con fe:
Convierte a ti nuestro corazón, Señor.
- Por la Iglesia, para que, lejos de las lógicas de poder y componendas, siempre sienta con fuerza su misión de maestra y madre en la fe para las mujeres y hombres de este tiempo. Oremos.
- Por los sacerdotes y por todos aquellos que llevan el Evangelio al mundo, para que anuncien el Reino de Dios no sólo como una realidad futura, sino también como vida ya presente en quien asume el espíritu de los consejos evangélicos vividos por Jesús. Oremos.
- Por los jefes de las naciones, para que, teniendo siempre en mente la lógica del Evangelio, donde el primero es aquel que sirve y no el que domina, ejerzan la autoridad que han recibido en beneficio de toda la comunidad que les ha sido confiada en la búsqueda del verdadero bien. Oremos.
- Por los que sufren persecución por causa del Evangelio,
- Por esta comunidad, para que no se desanime ni se escandalice por la oposición del mundo, sino que se adhiera con humildad a la lógica de la cruz, que es muerte al pecado y vida en Dios. Oremos.
Presidente: Dios, Padre de misericordia, escucha las oraciones de tus hijos y suscita en nuestro corazón deseos de comunión mundo y para de servicio, a imitación de Cristo tu Hijo, que vino al servirnos a todos nosotros. Él vive y reina por los siglos de los siglos. – Amén.
Presentación de las Ofrendas
Hermanos, al llevar al altar nuestros dones de pan y vino, ofrezcamos también nuestra disposición para tomar la cruz con Cristo.
Comunión.
Cristo, que entregó su vida por nosotros, también resucitó y nos da la vida eterna en el Pan y el Vino consagrados. Ahora podemos acudir a recibirle.
Final
Queridos hermanos, la misa ha terminado. Retornemos a nuestros quehaceres cotidianos, pero con la disposición de imitar a Jesús en su camino al calvario, organizando nuestra vida según los gustos de Dios, y no según los nuestros.
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Fuentes: Caballero, B., La Palabra cada día, Ed San Pablo, Madrid, 1990; Aldazábal, José, Enséñanos tus caminos 3 La Cuaresma día tras día, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona, 2003; Monjas Agustinas de los Cuatro Santos Coronados, Oración de los Fieles Tiempo de Cuaresma y Pascua, Ed San Pablo, Bogotá, Colombia.
