Color verde / Salterio I Semana
Monición de entrada
Buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. En el quinto domingo del tiempo ordinario nos complace recibirles en la casa de Dios para la celebración eucarística.
Estamos aquí porque hemos sabido escuchar la voz de Dios, ya que también nosotros somos llamados y elegidos para seguir al Señor y continuar la tarea de tantos testigos gozosos que han anunciado las maravillas de Dios.
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Moniciones a las lecturas
Monición única para todas las lecturas
Las lecturas de este día giran en torno a la llamada de Dios, que siempre sorprende: a Isaías, a Pablo, a Pedro y a los primeros discípulos. Todos ellos descubren, ante la misión tan desproporcionada que reciben por parte de Dios, su indignidad e incapacidad. Escuchemos muy atentos este mensaje, porque Dios sigue llamando, y hoy nos toca a nosotros.
Moniciones para cada lectura
Monición a la primera lectura (Isaías 6, 1-2a. 3-8)
Escuchemos ahora el llamado que Dios hace al profeta Isaías, destinándole para una misión importante.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 6, 1-2a. 3-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo.
Y vi serafines en pie junto a él. Y se gritaban uno a otro, diciendo:
Yo dije:
—«¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos».
Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
—«Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado».
Entonces, escuché la voz del Señor, que decía:
—«¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?».
Contesté:
—«Aquí estoy, mándame».
Palabra de Dios.
Monición al salmo responsorial (Salmo 137)
El salmo 137 nos invita a asumir una actitud de gratitud y adoración a Dios. Hagámoslo juntos diciendo:
Salmo responsorial: Salmo 137, 1-2a. 2bc-3. 4-5. 7c-8
R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario. R.
Daré gracias a tu nombre:
por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R.
los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande. R.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R.
Monición a la segunda lectura (1 Corintios 15, 1-11)
Pablo también fue llamado por Cristo a transmitir lo que había recibido. Y hoy nos trae un mensaje importante que debemos escuchar con mucha atención.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 1-11
Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe.
Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Lucas 5, 1-11)
Jesús es un buen predicador, pero no quiere serlo solo. Por eso busca compañeros para la misión y envía a “remar mar adentro”. Ese llamado es para nosotros hoy y debemos escucharlo muy atentos.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
—«Rema mar adentro, y echad las redes para pescar».
Simón contestó:
—«Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:
—«Apártate de mí, Señor, que soy un pecador».
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón:
—«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Palabra del Señor.
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Oración de los fieles
Dirijamos nuestras oraciones a Dios, que nos llama por nuestro nombre y nos envía al mundo para ser pescadores de hombres. Digamos con fe:
«Fortalécenos en nuestra misión, Señor»
- Por el papa, los obispos y los sacerdotes, para que el partir cada día el pan de la Palabra y de la Eucaristía transforme gradualmente su vida, acercándolos cada vez más al Señor que los ha llamado a ponerse al servicio de la Iglesia. Oremos…
- Por los hombres de gobierno, llamados a dirigir los destinos de los pueblos, para que acojan la tarea que Dios les ha confiado de custodiar y hacer fructificar la creación, de promover y defender la vida humana con su dignidad y de proteger el núcleo de la sociedad, que es la familia. Oremos…
- Por los que sufren la ausencia de ministros que les prediquen y transmitan la buena nueva de salvación, para que Dios envíe obreros a esas ovejas sin pastor. Oremos…
- Por todos nosotros, que hemos escuchado el mensaje de salvación, para que Dios nos siga fortaleciendo en este camino vocacional, y podamos cumplir en nuestras diferentes realidades sociales la misión que Él nos ha confiado. Oremos…
Presentación de las Ofrendas
Con el pan y el vino, ofrezcámonos también nosotros, para servir a Dios ahí donde él nos mande. Cantamos.
Comunión
Nos ponemos en movimiento para ir a recibir el Cuerpo del Señor. Esa vida deberemos llevar al mundo para ser “pescadores de hombres”.
Vayamos a comulgar cantando…
Final
La misión que Dios nos ha encomendado hoy no puede ser postergada para mañana. Urgen pescadores de hombres y cada uno de nosotros se convierte en uno de ellos. Con ese compromiso nos retiramos a nuestros hogares.
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