Monición de entrada
Muy buenos días (tardes, noches) queridos hermanos. Bienvenidos a la fiesta del Señor en vigésimo primer domingo del tiempo ordinario.
La iglesia nos acoge a todos por igual, y hoy nos convoca a celebrar ese banquete universal en el que Cristo se nos ofrece como alimento que nos da la vida eterna.
Conscientes de ser parte de esta Iglesia que acoge a los hombres de toda raza y cultura, comencemos alegres esta celebración. De pie, cantamos
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Moniciones a las Lecturas
Opción 1: Monición para todas las lecturas
Tanto el texto de Isaías, como el salmo y el Evangelio de hoy, nos insisten en que la salvación es una oferta universal, para toda la humanidad. Pero Lucas da un paso más: esta salvación exige la respuesta del ser humano, la aceptación del don de Dios, el esfuerzo por vivir según sus planes. Nadie la puede dar por supuesta ni creerse en posesión de ella. Atentos escuchemos.
Opción 2: Monición para cada una de las lecturas
Monición a la primera lectura (Isaías 66, 18-21)
Escucharemos del profeta Isaías un pasaje profético que describe la universalidad de la salvación. Dios acoge a todos y les brinda la gloria de su Reino.
RIMERA LECTURA
Lectura del libro de Isaías 66, 18-21
Así dice el Señor:
«Yo vendré para reunir
a las naciones de toda lengua:
vendrán para ver mi gloria,
les daré una señal, y de entre ellos
despacharé supervivientes a las naciones:
a Tarsis, Etiopía, Libia,
Masac, Tubal y Grecia,
a las costas lejanas
que nunca oyeron mi fama
ni vieron mi gloria;
y anunciarán mi gloria a las naciones.
Y de todos los países, como ofrenda al Señor,
traerán a todos vuestros hermanos
a caballo y en carros y en literas,
en mulos y dromedarios,
hasta mi monte santo de Jerusalén
—dice el Señor—,
como los israelitas, en vasijas puras,
traen ofrendas al templo del Señor.
De entre ellos escogeré sacerdotes, y levitas»
—dice el Señor—.
Palabra de Dios.
Monición al Salmo Responsorial (Salmo 116)
En consecuencia con la primera lectura, el salmo 116 es un salmo misionero al que nos uniremos diciendo todos:
Salmo responsorial: Salmo 116, 1. 2
R. Id al mundo entero y proclamad el Evangelio
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos. R.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre. R.
Monición a la segunda lectura (Hebreos 12, 5-7 11-13)
La salvación es para todos, pero para conseguirla es necesario convertirse y dejarse corregir. Escuchemos ese mensaje de la carta a los Hebreos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta a los Hebreos 12, 5-7 11-13
Hermanos:
Habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:
—«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor, no te enfades por su reprensión; porque el Señor reprende a los que ama y castiga a sus hijos preferidos».
Aceptad la corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues, ¿Qué padre no corrige a sus hijos?
Ninguna corrección nos gusta cuando la recibimos, sino que nos duele; pero, después de pasar por ella, nos da como fruto una vida honrada y en paz.
Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, en vez de retorcerse, se curará.
Palabra de Dios.
Monición al Evangelio (Lucas 13, 22-30)
Aunque la salvación es para todos, Jesús nos explica hoy algunas condiciones para poder conseguirla. Cantemos el aleluya para prepararnos a la escucha de este mensaje.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó:
—«Señor, ¿serán pocos los que se salven?».
Jesús les dijo:
—«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo:
«Señor, ábrenos»;
y él os replicará:
«No sé quiénes sois».
Entonces comenzaréis a decir.
«Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas».
Pero él os replicará:
«No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados».
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».
Palabra del Señor.
Oración de los Fieles
Pidamos, queridos hermanos, a Dios todopoderoso y eterno, que nos conceda orar con tal confianza que merezcamos obtener lo que pedimos. Digamos todos:
Que nuestras obras te sean gratas, Señor.
- Por la Iglesia, para que no se encierre en sí misma en los muros de la indiferencia, sino que sea señal de apertura a las diferentes realidades que la circundan y pueda ser fermento de la fe universal. Oremos.
- Por los políticos y dirigentes de las naciones, especialmente los de nuestro país, para que no olviden a los más necesitados y ayuden a fomentar la igualdad. Oremos.
- Por los desempleados, para que no cesen de pedir la ayuda del Señor y puedan encontrar un trabajo que los dignifique. Oremos.
- Por todos nosotros, presentes en esta celebración, para que seamos abiertos al diálogo con nuestros hermanos que no profesan nuestra religión, y evitemos las confrontaciones inútiles. Oremos.
Presentación de las Ofrendas
Ofrezcamos Vino y Pan, y con ellos, nuestra disponibilidad para evangelizar a los que desconocen a Dios.
Comunión
Cristo es nuestra salvación. Ahora recibámosle en nuestros corazones. Cantemos.
Final
El mundo necesita el mensaje de salvación que hoy hemos recibido. Vayamos a comunicarlo a todos los que están alejados de Dios.
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Fuente: Aldazábal, José, Enséñame tus caminos 10 – Los Domingos Ciclo C, Centro de Pastoral Litúrgica, Barcelona; La Casa de la Biblia, Tú tienes palabras de vida – Lectura Creyente de los Evangelios Dominicales Ciclo C, Editorial Verbo Divino